El general Alberto Arturo Bachelet Martínez -colaborador del expresidente Salvador Allende y padre de la exmandataria Michelle Bachelet- murió a consecuencia de las torturas físicas y psicológicas que le aplicaron sus compañeros de armas. Esta conclusión de la justicia chilena echa por tierra la versión oficial de que su muerte se debió exclusivamente a «un […]
El general Alberto Arturo Bachelet Martínez -colaborador del expresidente Salvador Allende y padre de la exmandataria Michelle Bachelet- murió a consecuencia de las torturas físicas y psicológicas que le aplicaron sus compañeros de armas. Esta conclusión de la justicia chilena echa por tierra la versión oficial de que su muerte se debió exclusivamente a «un problema cardiaco». El caso se suma a otros en los que militares, dirigentes políticos y personajes chilenos se dice que murieron por «causas naturales» cuando en realidad fueron asesinados.
El 11 de marzo de 1974 el general de la Fuerza Aérea de Chile (Fach) Alberto Arturo Bachelet Martínez fue víctima de torturas físicas y psicológicas mientras era interrogado en la cárcel pública de Santiago. Estas torturas, unidas al hecho de que Bachelet padecía una enfermedad cardiaca crónica, provocaron su muerte un día después.
A esta conclusión llegó el Servicio Médico Legal (SML) en su informe forense de la causa 495-2010 Caso General Bachelet, fechado el pasado 5 de junio.
El informe -al que este corresponsal accedió- lleva la firma de la tanatóloga Karime Hananías y fue solicitada por Mario Carroza, juez instructor de esta causa judicial.
En el momento del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, el general Bachelet -padre de la expresidenta Michelle Bachelet- era director de la estratégica Secretaría Nacional de Distribución, encargada de organizar el reparto de alimentos y otros suministros básicos a la población en tiempos en que la derecha y el sector empresarial aplicaban un severo boicot de estos productos con el propósito de crear un clima de inestabilidad y caos que afectara al gobierno de la Unidad Popular (1970-1973).
Según sostiene uno de los informes del Comité Church -creado por el Senado de Estados Unidos que entre 1975 y 1976 investigó las operaciones de los organismos de inteligencia de este país-, ese boicot contó con financiamiento de la CIA.
En entrevista con Proceso, el abogado querellante, Eduardo Contreras, afirma que el informe del SML «tiene el mérito de evidenciar la causa de la muerte del general Bachelet y echa por tierra las mentiras de los mandos de la Fuerza Aérea que se aferraron al problema cardiaco, que efectivamente sufría la víctima», para asegurar que esto produjo su deceso.
El abogado dice que además de este informe existe un conjunto de evidencias integradas al expediente, lo que comprueba que la enfermedad cardiaca que sufría el general «no fue la causa necesaria de su muerte». Lo fueron, sostiene, «las torturas físicas y psíquicas» que sufrió y por las cuales sus torturadores «deberán ser procesados».
Contreras, que en esta causa representa a la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, afirma también que esta causa «confirma que los golpistas del 73 no vacilaron en asesinar a sus propios camaradas de armas con tal de ser fieles a las órdenes de Washington y de la derecha chilena».
La versión oficial se basó en el protocolo de autopsia 557/74, en el que se afirma que el general Bachelet murió de una «dilatación cardiaca aguda». No señala que ésta fue provocada por las condiciones de estrés a las que fue sometido.
El pasado 20 de junio el ministro Carroza aludió a la existencia del informe del SML. Con base en él, señaló que «los interrogatorios a los que fue sometido el general Bachelet agravaron su situación coronaria y probablemente serían la causa de su muerte».
El caso Bachelet se abrió después de que el 26 de enero de 2011 la fiscal judicial Beatriz Pedrals presentó 726 querellas por igual número de víctimas cuyos casos no habían sido investigados por la justicia. Entre estas causas estaba la de Bachelet.
«El último interrogatorio»
Bachelet sufrió su primera detención el día del golpe militar (11 de septiembre de 1973). Duró sólo unas horas. El 14 de septiembre de ese año fue nuevamente apresado. Se le acusó de conspirar con grupos izquierdistas para asesinar a miembros del alto mando de la Fach y de apropiación ilícita de dinero.
Fue trasladado a la Academia de Guerra Aérea (AGA) donde lo sometieron a brutales torturas. El 22 de septiembre fue internado en el hospital de la Fach «debido a un cuadro cardiaco isquémico agudo que sufre durante dicho evento, siendo trasladado a su hogar en octubre de 1973 bajo arresto domiciliario y en malas condiciones de salud. Durante este periodo fue víctima de tortura y vejámenes», apunta el informe de la doctora Hananías en la sección «antecedentes».
El 16 de octubre de 1973 Bachelet envió a su hijo Alberto y a sus nietos que residían en Australia una carta en la que describió los abusos de que fue objeto. «Estuve 26 días arrestado e incomunicado. Fui sometido a torturas durante 30 horas (ablandamiento) y finalmente enviado al hospital Fach», escribió. Luego anotó que estuvo en «la antesala del infarto» y que «en un momento me anduvieron reventando moralmente».
Añadió: «Nunca supe odiar a nadie. Siempre he pensado que el ser humano es lo más maravilloso de esta creación y debe ser respetado como tal, pero me encontré con camaradas de la Fach a los que he conocido por 20 años; alumnos míos, que me trataron como un delincuente o como a un perro».
Además de Alberto, Bachelet y su esposa Ángela Jeria tuvieron otros dos hijos, entre ellos la expresidenta.
Según se sostiene en el libro Bachelet: la historia no oficial, de los periodistas Andrea Insunza y Javier Ortega, en esos días de libertad Bachelet le comentó a su hija Michelle que el gobierno del general Juan Velasco Alvarado le ofreció acogida en Perú. Le preguntó si ella los acompañaría en caso de que él y su esposa decidieran viajar.
«-No, papá, yo me quedo… Tengo cosas que hacer acá -le dijo Michelle.
«-Entonces, no se habla más del tema. Nos quedamos porque no te voy a dejar sola -le replicó su padre.»
Por entonces Michelle estudiaba medicina en la Universidad de Chile y formaba parte de un intento por rearticular una dirección interna del Partido Socialista, que estaba siendo azotado fuertemente por la represión de la dictadura.
El general fue detenido nuevamente el 18 de diciembre de 1973, trasladado a la cárcel pública y sometido a un consejo de guerra. Fue acusado de «traición a la patria» en un proceso dirigido contra quienes colaboraron con el gobierno de Salvador Allende y se negaron a participar en el golpe militar.
Según la declaración judicial del entonces médico de la Fach Álvaro Yáñez -contendida en las fojas 162 y 163 del expediente-, éste compartió celda con Bachelet, quien el 11 de marzo de 1974 -fecha de su muerte- le contó que el día anterior fue torturado en la AGA. Ello ocurrió durante una intensa sesión de interrogatorios en los que el general fue obligado a escuchar cómo torturaban a una mujer, la cual debía declarar en su contra. Ese hecho lo afectó mucho. También se le obligó a permanecer de pie durante horas sin poder moverse.
El informe de la tanatóloga Hananías establece «una directa relación entre la muerte del general Bachelet y su último interrogatorio, manteniéndose como causa de muerte una descompensación de su patología cardiaca (una dilatación cardiaca aguda, según diagnóstico de la época), secundaria a un estado de estrés físico y mental previo».
El informe también señala que es «un agravante consciente» el hecho de que los responsables de las torturas -funcionarios de la misma institución a la que pertenecía Bachelet- supieran el verdadero estado de salud del detenido.
Además «se establece una directa relación entre la condición de empeoramiento del estado basal de salud del general Bachelet y el periodo completo de detención, evidenciándose incluso un evento agudo durante el primer periodo, que motivó su ingreso al hospital el 22 de septiembre de 1973».
Carroza aseguró el 20 de junio que el informe del SML «es concluyente» pero a pesar de ello pedirá otro, a fin de descartar dudas respecto de la existencia del homicidio. En conversación con medios de comunicación reunidos en su despacho, en el centro de Santiago, aseguró que los responsables de estas torturas están plenamente identificados y que en los próximos días dictaría los procesamientos correspondientes.
Es muy probable que entre los procesados figuren los coroneles en retiro de la Fach Ramón Cáceres y Edgard Ceballos Jones, quienes fueron denunciados por otros prisioneros como autores de las torturas que provocaron la muerte de Bachelet.
El general era amigo de Gustavo Leigh, comandante en jefe de la Fach y uno de los cuatro miembros de la Junta Militar. El capitán retirado Patricio Carbacho escribió el texto Recuerdo de treinta años -publicado en el blog Las historias que podemos contar- en el que narra:
«Muchos recuerdan que cada vez que Leigh hubo de salir en comisión de servicio al extranjero, fue su gran amigo ‘Beto’ (Bachelet) quien quedó en Santiago como su apoderado general para administrar sus asuntos financieros en Chile. También fue Alberto Bachelet quien le presentó a Alicia Yates, quien fue la primera esposa de Gustavo Leigh.»
Sin embargo Leigh no hizo nada para salvarlo de la muerte. Y muy probablemente fue cómplice.
Al enterarse de las conclusiones del SML, la viuda del general, Ángela Jeria manifestó: «Con mi hija (Michelle Bachelet) siempre hemos estado convencidas de que eso sucedió y vimos cuánto sufrió él después de haber estado detenido en la Academia, después de haberlo llevado al hospital producto de las torturas».
También expresó que este informe llega en un momento en que «mucha gente trata de cuestionar y tapar todo lo que sucedió en 17 años de dictadura». Esto lo dijo en alusión a los recientes homenajes que sectores de derecha y exmilitares realizaron en honor de Augusto Pinochet y del exagente de la Dirección Nacional de Inteligencia (Dina), Miguel Krassnoff.
Tanto Ángela Jeria como su hija Michelle prestaron declaración en esta causa.
Muertes disfrazadas
La muerte de Bachelet se suma a otros casos de altos militares, dirigentes políticos y personajes chilenos que murieron debido a supuestas causas naturales. Pero investigaciones judiciales han descubierto que fueron asesinados.
En mayo de 2011 el SML confirmó que José Tohá, ministro de Defensa y de Interior durante el gobierno de Allende, murió estrangulado en el Hospital Militar de Santiago, y no por suicidio como afirmó un informe oficial. Al fallecer, el 15 de marzo de 1974 Tohá estaba en estado de caquexia extrema. Fue severamente torturado en el campo de concentración de Isla Dawson -en el extremo sur de Chile- y en el propio Hospital Militar.
En diciembre de 2009, el ministro en visita, Alejandro Madrid, determinó que el exmandatario Eduardo Frei Montalva -quien gobernó de 1964 a 1970 y murió el 22 de enero de 1982- fue asesinado mediante la inoculación de talio y gas mostaza. Por ese crimen el juez procesó al médico militar Patricio Silva Garín y a otras cinco personas.
Frei murió en las fechas en que aglutinaba un amplio frente de fuerzas políticas y sociales que buscaba terminar con la dictadura de Pinochet. Un mes después de la muerte de Frei fue asesinado su compañero en esta tarea: el líder sindical Tucapel Jiménez, cuya muerte se intentó disfrazar como resultado de un robo con violencia.
Silva Garín también está relacionado con la muerte del general Augusto Lutz, ocurrida en el Hospital Militar de Santiago el 28 de nobiembre de 1974 a causa de una septicemia. Lutz fue trasladado a ese hospital debido a molestias que sufrió tras acudir a un coctel en Punta Arenas. En el nosocomio fue atendido por un equipo médico a cargo de Silva Garín.
Lutz era jefe del Servicio de Inteligencia Militar del Ejército. El 28 de septiembre de 1973 -dos semanas después del golpe- fue nombrado secretario de la Junta Militar, cargo que dejó debido a sus diferencias con Pinochet y con su mano derecha, el coronel y jefe de la Dina Manuel Contreras. En julio de 1974 fue nombrado jefe de la V División del Ejército con sede en la austral Punta Arenas.
En una reunión del cuerpo de generales de su institución en noviembre de 1974, Lutz cuestionó -junto con el general Óscar Bonilla- el papel que jugaba la Dina, la personalización del régimen en la figura de Pinochet y el intento de éste de eternizarse en sus funciones. Pinochet molesto le gritó, golpeando la mesa: «¡La Dina soy yo!» La réplica de Lutz fue su condena: «¡Hijo de puta!».
Lutz murió el 28 de noviembre de 1974. Bonilla, el 3 de marzo de 1975 en un sospechoso accidente aéreo.
Mario Carroza también investiga las muertes del expresidente Salvador Allende y del Premio Nobel de Literatura Pablo Neruda, cuyas causas aún no están aclaradas.