«Un día los comandantes llegaron al pueblo con varios civiles amarrados y, de repente, uno de ellos dio una orden perentoria: Los nuevos salgan de la fila y fórmense. Y delante de ellos, el comandante alias Maluco agarró del cabello a uno de los civiles y delante de todos le clavó el cuchillo en la […]
Relatos como éste hacen parte del informe preliminar «Casos de Tortura en Colombia entre los años 2004 y 2006» elaborado por la Coalición Colombiana contra la Tortura, que se dará a conocer a la opinión pública nacional e internacional, en el marco del día internacional de apoyo a las víctimas de la tortura que se celebrará el próximo martes 26 de junio.
El informe da a conocer casos de tortura de los paramilitares que se acogieron a la ley de Justicia y Paz; Lo que han dicho éstos y lo que no han dicho; casos de tortura al interior del Ejército nacional, a campesinos por parte de militares; casos de tortura a nivel urbano, de indígenas por parte de la fuerza pública y a líderes populares.
Y es que a pesar que la tortura es una clara violación de los derechos humanos que atenta contra la vida y la dignidad humana, más de la mitad de los países del mundo la siguen aplicando. El informe muestra que en Colombia se practica de manera sistemática, generalizada y deliberada, como medio de persecución política y como una forma de sembrar terror en las comunidades.
«Como tenían los ojos vendados, procedieron a desnudarles las orejas para ponerle hormigas y a algunos también en las fosas nasales, hormigas que los picaron con saña. Luego les echaron ají, hojas de pringamoza y sal en las heridas. También encendieron varias hogueras con la finalidad de «fatigar con el humo al capturado», y de «ejercer sobre él una presión psicológica», según explicó después el Subteniente de nombre Javier Arturo Pachón Reina, quien fue testigo de los hechos.» [2]
Precisamente el último informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, dio cuenta de quejas recibidas, en las cuales la tortura estuvo asociada con la ejecución extrajudicial, y en otras en las que afectó a personas privadas de libertad en instalaciones carcelarias o de policía.
Al respecto es bueno recordar el caso de Wilson Gutiérrez Soler, sobre quien recientemente la Corte Interamericana de Derechos Humanos se pronunció, solicitándole al Estado Colombiano, tomar todas la medidas efectivas para prevenir y sancionar todos los actos de tortura, así como garantizar que estos casos sean examinados imparcialmente.
En medio de los gritos, varios muchachos fueron desnudados diciéndoles: «Les advertimos que los íbamos a violar», y, en efecto, a algunos de ellos se les introdujo un palo entre el ano, a otros les metieron los dedos y a otros dos más les bajaron los pantalones. Entonces, procedieron a arrodillar a un soldado humilde, con un bajo grado de escolaridad, y lo obligaron a introducirse en su boca el pene de otro soldado. Tanto él como el otro soldado buscaban zafarse para evitar la humillación. Se ha denunciado que el mayor impulsor de esta idea fue el Cabo Tercero de nombre Jairo Alonso Lora Fuentes. [3]
Así mismo, la Convención contra la Tortura y Otros Tratos Crueles Inhumanos y Degradantes, en su marco de constitución insta a todo Estado para que tome medidas legislativas, administrativas, judiciales o de otra índole eficaces para impedir los actos de tortura en todo territorio que esté bajo su jurisdicción. Igualmente recuerda que en ningún caso podrán invocarse circunstancias excepcionales tales como estado de guerra o amenaza de guerra, inestabilidad política interna o cualquier otra emergencia pública como justificación de la tortura, como tampoco podrá invocarse una orden de un funcionario superior o de una autoridad pública como justificación de la misma.
De tal manera, el día internacional de apoyo a víctimas de la tortura, se constituye en una fecha para alzar la voz en defensa de la dignidad humana y el respeto por la vida de todas aquellas personas que han sido víctimas de este gran abuso y para recordar igualmente aquellas voces de víctimas que no tuvieron la oportunidad de contar al mundo sus historias.
«Al amanecer del domingo cuando ya toda esa gente se había ido, algunas personas del pueblo fueron a ver si podían sacar los cuerpos del río. Los jalaban con palos, tratando de alcanzarlos…, pero no podían. Mi papá estaba entre ellos. Pero aquella gente volvió, preguntando a los que allí se encontraban, si querían que les pasara lo mismo. Entonces le rajaron el estómago, así ya muerto, y le metieron piedras, lo levantaron como un potrillo y lo volvieron a tirar bien entrado al río, dizque porque «… a éste no queremos siquiera que lo entierren…».No sé por qué se ensañaron tanto con él.» [4]
La Coalición Colombiana contra la Tortura está integrada por las siguientes organizaciones sociales, que tienen como principal objetivo, prevenir la Tortura, influir en la adopción de mecanismos legales que permitan prevenir este crimen, sancionar a sus responsables y dar a sus víctimas una adecuada reparación: Asociación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos ASFADDES, Asociación MINGA, Colectivo de Abogados «José Alvear Restrepo», Comisión Colombiana de Juristas, Corporación AVRE, Corporación REINICIAR, Fundación Comité de Solidaridad con los Presos Políticos FCSPP, Terre de Hommes Italia, Organización Mundial contra la Tortura OMCT.
Notas:
[1] En las entrañas de una verdad inconclusa. Hollman Morris. El Espectador. Mayo de 2007.
[2] Informe «Casos de Tortura en Colombia entre los años 2004 y 2006» Coalición Colombiana contra la Tortura
[3] Ibidem.
[4] «A éste no queremos siquiera que lo entierren». La Esquina Regional. 2006. Testimonio familiar de víctima masacre de Mapiripán.