1. La política siempre es relaciones de fuerza, de clase, de poder. Tanto entre opresores y oprimidos, como entre las distintas facciones entre los propios opresores y los propios oprimidos. 2. En Chile y el mundo existe una crisis del régimen democrático representativo liberal que se manifiesta de manera distintiva según cada sistema político de […]
1. La política siempre es relaciones de fuerza, de clase, de poder. Tanto entre opresores y oprimidos, como entre las distintas facciones entre los propios opresores y los propios oprimidos.
2. En Chile y el mundo existe una crisis del régimen democrático representativo liberal que se manifiesta de manera distintiva según cada sistema político de cada país. Fenoménicamente, en Chile, como no hay multas por no ir a votar, entonces el abstencionismo se aproxima al 70% de la población habilitada para sufragar. ¿Por qué? Porque las mayorías ya saben que las elecciones no cambian su vida concreta. Ello no significa que la población mágicamente ha cobrada estadios de auto-consciencia política, social, económica y cultural de sus intereses. Sólo significa que a la población chilena le da lo mismo quién administre el orden establecido. El malestar creciente existe y la corrupción del sistema político ha colaborado con su descrédito. Pero lo estructural como tendencia, es que ‘no vale la pena’ votar. De hecho, la caída de la participación electoral de la mayoría social es anterior a la revelación profusa de la corrupción. De todos modos, en la llamada «historia republicana» de Chile, el porcentaje de votación ha sido bajo. Por ejemplo, según el analista norteamericano Paul Drake («Socialismo y Populismo en Chile 1936-1970», Inst. de Historia de la UCV, 1992), en la elección de Pedro Aguirre Cerda en 1938, primer mandatario de los denominados «Frentes Populares», bastó que el 5% de la población del país votará por él para que ganará.
La crisis de las democracias liberales se verifican cuando los poderes Ejecutivo y Legislativo se han vuelto con superior visibilidad en meros administradores de los intereses empresariales predominantes. Y en Chile, en particular, el denominado «duopolio» de matices invisibles entre la NM y la derecha tradicional, son el fiel reflejo del sistema político estadounidense. A saber, la NM sería el Partido Demócrata y la derecha tradicional el Partido Republicano. Cualquier parecido a otros sistemas políticos del Continente y del mundo no es pura coincidencia.
3. Puede que no pase nada, dicen quienes les conviene que no pase nada, o que pase mucho, dicen quienes les conviene que sí pase mucho ante el «incidente» respecto de la decisión soberana de la República de Cuba de no permitir el ingreso a la Isla de la dirigente del Partido Demócrata Cristiano (PDC), Mariana Aylwin, para que participara de un acto de provocación con fines sediciosos contra la Revolución. ¿Qué evento? Uno convocado por la Fundación «Libertad y Vida» ligada a Oswaldo Payá, fallecido en un accidente el 2012 y declarado contrarrevolucionario quien llegó a ser vicepresidente de la Internacional Demócrata de Centro, integrada por partidos pro-fascistas (‘centro derecha’, según la jerga oligarca liberal-conservadora) de distintas partes del mundo como el PP de España y la DC de varios países, incluyendo Chile. Al «acto» también se sumó la organización Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, socia de partidos pro-fascistas en el Continente. Desde ahí se inventó el premio Oswaldo Payá que entregaría un reconocimiento póstumo a Patricio Aylwin (papá de Mariana) y a Luis Almagro, actual secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y agente de la CIA (1). Sin embargo, finalmente «la actividad» no se llevaría a cabo, y eso lo sabía Mariana Aylwin por aviso previo del propio gobierno cubano (2). Igual la ex ministra de Educación de la Concertación (y sostenedora de colegios privados subvencionados (3)) insistió en asistir «como turista» a la casa de una de las hijas de Payá.
4. La finalidad nítida de Mariana Aylwin era y es crear un hecho político al interior de la Nueva Mayoría (NM) para quebrarla. Naturalmente, detrás de Mariana existen intereses objetivos, no es que sea una ocurrencia sin el aval y planificación de, por lo menos, la dirección del PDC chileno. Se inscribe en una estrategia internacional vinculada a los objetivos históricos del imperialismo norteamericano en contra de la Revolución cubana; de impedir cualquier reforma redistributiva; de golpear al Partido Comunista chileno (PCCh); y de castigar cualquier disenso respecto de los intereses pentagonistas en Chile, Nuestra América y el mundo. El PDC juega a ser el auténtico testamentario del Imperio estadounidense en el país andino.
5. Desde que el Partido Comunista chileno ingresó a la componenda en el gobierno (por eso de llamarse Concertación, ahora es Nueva Mayoría), las reyertas abiertas e implícitas entre esa tienda y el PDC han sido más o menos habituales. Si bien el sistema político dominante en Chile es nepotista, corrupto, castizo, profesionalizado, etc., que Mariana sea hija del que fuera presidente del PDC durante el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, uno de los golpistas clave de 1973 y primer presidente de los gobiernos civiles pos régimen cívico militar, Patricio Aylwin, no se resuelve mediante una cuestión de genética política. Para no ir muy lejos, uno de los hermanos de Patricio Aylwin, Andrés Aylwin, es la antítesis política de Patricio sobre todo en materia de DDHH. La estatura ética de Andrés Aylwin a favor de las víctimas de la tiranía encabezada por la junta militar entre 1973 y 1990, superó con creces la conducta de muchos dirigentes de los propios partidos políticos «de izquierda» de donde provenían las víctimas. Y Andrés Aylwin no es ni fue un «agente» de la inteligencia cubana. Sólo es y fue un agente de la inteligencia humana.
El caso de Mariana es distinto. Aquí sí, en efecto, ella es una perfecta hija de su padre.
6. ¿En qué consiste la trama de Mariana? En términos locales e inmediatos aquí ya se aventuró la hipótesis de quebrar a la Nueva Mayoría, o, al menos, conseguir un mejor posicionamiento del PDC en su interior. ¿Qué significa un mejor posicionamiento al interior de la Nueva Mayoría? Obtener más cupos parlamentarios para el PDC y que la candidata presidencial para fines de 2017 sea Carolina Goic, actual senadora y presidenta del PDC, su ahijada política. O hacer trizas a la NM para integrarse a la derecha tradicional. O que los demás partidos de la NM expulsen al PCCh, haciéndole perder una de sus franjas más francamente reformistas. O modificar sustantivamente el incipiente programa reformista del precandidato en curso de la NM, Alejandro Guillier. O que, mínimo, el Partido Comunista chileno califique de «dictadura» al gobierno cubano. O todas las anteriores más otros objetivos probables que ya aparecerán en el camino.
7. Por otra parte, al interior del PDC existe el grupo de interés y de poder «los salvadoreños», cuyos rostros más visibles son Gutemberg Martínez y Soledad Alvear, entre otro/as. ¿Por qué se les llama «los salvadoreños»? Debido a la colaboración estratégica que prestaron a la CIA norteamericana en la guerra de El Salvador en la década de los 80 del siglo XX. Entonces, la insurgencia revolucionaria y popular tuvo en las cuerdas a la tiranía del capital transnacional de EEUU. Por razones que no vienen a cuento explicar aquí, las fuerzas revolucionarias llegaron a una suerte de «empate estratégico» ante la ayuda material, política y militar protagónica del Pentágono al Estado salvadoreño. En medio de esa «colaboración» norteamericana, por su experiencia tanto en el golpe de Estado en Chile de 1973, como por su «auxilio generoso» a la Central Nacional de Informaciones (CNI) de la tiranía, acudió esa fracción del PDC a El Salvador a aportar con sus experticias contrainsurgentes. De allí el apodo «los salvadoreños». Asimismo, estos mismos chicos/as jugaron un papel cardinal en imponer como primer candidato a la presidencia de Chile de los gobiernos civiles pos tiranía cívico militar, a Patricio Aylwin en vez de a otro dirigente del PDC, Gabriel Valdés, quien contaba con mayor popularidad y una posición más progresista que Aylwin. Forzudos «los salvadoreños». Implacables.
Ni siquiera es preciso recordar que el PDC emergió como una fracción social-cristiana del Partido Conservador chileno (la «falange nacional», inspirada en el fascista español José Antonio Primo de Rivera), que con el tiempo reemplazaría al Partido Radical (tienda preeminente en los tiempos de los «frentes populares») en el denominado «centro político» (pendular y permeado por la lucha de clases). En las elecciones presidenciales de 1964, el candidato del PDC, Eduardo Frei Montalva (papá del ex presidente concertacionista del mismo partido, Eduardo Frei Ruiz-Tagle), recibió recursos de EEUU para su campaña y luego heredó la línea política de la época: la Alianza para el Progreso (4), estrategia imperialista anclada en la OEA con el fin de contrarrestar el ejemplo emanado de la joven Revolución cubana.
¿Qué quiere decir lo anterior? Que la dirección del PDC tiene un largo prontuario de internacionalismo fascista e imperialista en Chile y el mundo. Y en consecuencia, no es extraño el movimiento de Mariana Aylwin.
8. En tanto transcurre pesadamente el Festival de Viña del Mar, las reacciones del sistema político dominante no se han hecho esperar. Los dirigentes del PDC ya hablan de quiebre con el PCCh y la imposibilidad de cohabitar en la NM. Mientras que el PCCh comunicó que emitirá una respuesta oficial en los próximos días, el primer vicepresidente del PDC, Matías Walker, afirmó que «con estas actitudes se hace muy difícil formar una nueva coalición política con el PC». Por su costado, el secretario nacional del PDC dijo que «Existiendo una contradicción absoluta en nuestros conceptos de democracia, es muy difícil mirar hacia adelante. Hay una diferencia insalvable respecto de qué es un sistema democrático». Y el senador de la misma tienda, Ignacio Walker, indicó que «El incidente producido y las declaraciones públicas de la Embajada de Cuba y del PC, a mi juicio, marcan un virtual punto de quiebre en las relaciones entre la DC y el PC».
El Partido Socialista, mediante una declaración pública trémula, aseguró que «en ningún caso, es apropiado mezclar situaciones de diferencias diplomáticas para fines de política interna chilena».
¿Quedó claro?
9. Sincrónica y contradictoriamente (en la superficie, claro), la presente administración ejecutiva del Estado chileno, desbaratando con hechos su crítica a la decisión soberana adoptada por el gobierno cubano, y sólo para hacer referencia a los tiempos recientes, impidió el ingreso a Chile de la lideresa por los DDHH y ex senadora liberal de Colombia, Piedad Córdoba, a comienzos de octubre de 2016 (5), arguyendo la «vulneración a la Seguridad Nacional».
De igual modo, a fines de enero de 2017, dos jóvenes peruanos de suscripción libertaria fueron expulsados del país andino a través de la aplicación del Decreto 2601, emitido en 1975 por la dictadura de Pinochet, que impone la prohibición de ingreso para quienes «propaguen o fomenten de palabra o por escrito o por otro cualquier otro medio, doctrinas que tiendan a alterar el orden social». Como pruebas, acusaron la posesión de literatura anarquista (6).
Y la primera semana de febrero del año en curso, esta vez fue expulsado de Chile el periodista italiano Lorenzo Spairini, acusado de haber «sido detectado en diversas actividades anti sistema, alterando el orden social del país y constituyendo de esta manera un peligro para el Estado». Spairini estaba becado por la Unión Europea para realizar asesorías comunicacionales a organizaciones sociales y sindicatos (7).
Un capítulo aparte comportaría el listado sin prensa de grupos musicales, intelectuales, dirigentes sociales y personas extranjeras que han viajado a Chile para visitar a las comunidades mapuche en resistencia por su autonomía y autodeterminación, y que ni siquiera han tenido el «honor» de ser expulsados. Simplemente no los han dejado ingresar al país en la frontera misma. Por supuesto, la lógica del poder teme que se informe sobre las luchas mapuche y además no logra entender que las comunidades mapuche pueden auto-organizarse sin asesoría de nadie. Los lectores más antiguos recordarán que las primeras versiones oficiales del ajusticiamiento fallido del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en contra del dictador Augusto Pinochet en 1986, hablaron de «agentes extranjeros» provenientes del «comunismo internacional», cuando en realidad los fusileros fueron chilenas y chilenos comunes y corrientes, puestos en una situación extraordinaria. El miedo de la oligarquía y el imperialismo a la organización propia de los oprimidos/as es tan profunda que produce relatos extraterrestres para explicar las realidades que no pueden tolerar.
En fin. El pueblo y el gobierno cubanos conocen muy bien sus fortalezas y desafíos, sus conquistas y debilidades. No será el autor de este artículo quien salga a defender lo que tan bien ha sabido hacer un pueblo entero, sus dirigentes, su historia.
Notas
1. http://kaosenlared.net/
3. http://www.
4. http://www.memoriachilena.cl/
6. http://kaosenlared.net/chile-