Lo de hoy no es sorpresa, ese es el ambiente electoral en Colombia con un 60% de abstencionismo, que luego de una campaña sucia de la ultra-derecha; ésta, ya festeja por adelantado su triunfo presidencial. El ventrílocuo de Zuluaga, Álvaro Uribe Vélez, continúa con su maquinación para garantizar su impunidad, y lanzarse por un tercer […]
Lo de hoy no es sorpresa, ese es el ambiente electoral en Colombia con un 60% de abstencionismo, que luego de una campaña sucia de la ultra-derecha; ésta, ya festeja por adelantado su triunfo presidencial.
El ventrílocuo de Zuluaga, Álvaro Uribe Vélez, continúa con su maquinación para garantizar su impunidad, y lanzarse por un tercer periodo presidencial; mientras, hoy negocia con godos, liberales, verdes o del polo y sus conversos, que en realidad tendrán que definirse ante una ciudadanía clara de la importancia que tiene la «batalla de ideas», y una paz negociada.
Esta guerra entre «lagartos» se inicia hoy hasta el 15 de junio; mientras, seguirán buscando acuerdos impublicables entre politiqueros y mafiosos que exigen mantener el control del Estado, y esconder sus tropelías contra la vida y el proceso de paz.
Entonces tendrán que definirse hoy las fuerzas minoritarias, (electoralmente), con el apoyo al proceso de paz, pues lo que hoy se fortalece es el fascismo -hoy más aglutinado-, alrededor del Uribismo con sus violencias e intransigencias, y que hoy «almibaran» el discurso de la paz, con un Zuluaga que afirma, «beneficiara al pueblo Colombiano», para «avanzar con mejores oportunidades para todos», y «trazar un nuevo camino de desarrollo social», y «que no dirija la paz desde la Habana».
Este viejo discurso de odio, que hoy ofrece todo desde la derecha, más -salud, educación, vivienda, es el mismo que el pueblo Colombiano ha escuchado desde hace más de 60 años, y que nada de esto se acerca a la realidad; pues se reeditan las contradicciones inter-burguesas, que niegan los elementos centrales de la paz, que tienen que ver con la soberanía nacional, la democracia, el tema agrario, el modelo económico imperante, y desde luego el papel jugado por las fuerzas amadas del régimen.
En estos aspectos, es en donde radica la naturaleza histórica de la crisis actual del Estado Colombiano, una crisis ética, jurídica, y política, que recurrente la clase dominante quiere manejar a su antojo, para esconder el nuevo escenario que hoy representa la lucha de clases no solamente en Colombia, sino en NuestraAmérica.
El significado de tiene este momento político en Colombia, expresan la búsqueda de caminos diferentes:
Desde la ultraderecha el mantenimiento de la guerra y las condiciones de explotación imperialista; o desde los sectores populares, democráticos y revolucionarios, el camino de la paz y las transformaciones a las caducas estructuras económicas y políticas del país.
De tal manera que si el clamor es por la paz y la unidad de los pueblos, no podremos dejar de contribuir a afianzar las fuerzas por la vida, y terminar con el sufrimiento de nuestro pueblo, pero sin cesar en el combate por la libertad, y evitando como siempre el sacrifico inútil de nuestros hermanos.
No podemos hacernos ninguna ilusión, ni tenemos derecho a ello, de lograr la libertad sin unirnos, sin luchar, sin combatir; tenemos que prepararnos para defender lo conquistado y avanzar, no podemos dudar de las bestialidades del Uribismo, del Terrorismo que representa su títere Zuluaga, ni del peligro que constituye para la paz del continente.
Nosotros los desposeídos no podemos tomar partido por el Estado criminal, o por una u otra forma de manifestar desde el Estado las discrepancias; lo que si nos corresponde es afianzar el momento de la lucha popular, así como hacer visibles las actuales diferencias y el estado en que se encuentran; querer arreglarlas sin poner todo al servicio de la lucha y la paz sería una ilusión.
La historia borrará todas estas ilusiones y les dará una verdadera explicación.
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