Los procesos de construcción de unidad entre las fuerzas que buscan la superación del neoliberalismo en Chile tienen múltiples aspectos y aristas. Una de ellas es la diversidad de vertientes, tanto del punto de vista político-ideológico, como del punto de vista histórico. No tiene mucho sentido, por esta razón, que se busque contraponer precisamente en […]
Los procesos de construcción de unidad entre las fuerzas que buscan la superación del neoliberalismo en Chile tienen múltiples aspectos y aristas.
Una de ellas es la diversidad de vertientes, tanto del punto de vista político-ideológico, como del punto de vista histórico.
No tiene mucho sentido, por esta razón, que se busque contraponer precisamente en estos momentos a las expresiones históricas con las más recientes.
El concepto de «superación» no resuelve una síntesis que se requiere para avanzar en esta construcción.
La tentación de creer que este proceso de construcción comienza recién ahora, sin precedentes previos, puede llevar a caminos cerrados y a tensionar sin ningún sentido a las expresiones y fuerzas convocadas.
Por esto, es tan importante encontrar los puntos y espacios de ecuación entre los objetivos estratégicos y los pasos tácticos.
El Juntos Podemos Más es una de las vertientes orgánicas y socio-políticas que está en la base de este esfuerzo.
La IC , el PH y el PC son tres partidos políticos legales con bastante arraigo histórico, insertos en la realidad social, cultural y política de Chile.
Esas tres fuerzas, en rigor, provienen de mucho antes de la dictadura militar y sus fundamentos ideológicos e históricos son contundentes.
¿Están agotadas estas fuerzas y sus prácticas políticas?, todo indica que no. Esas tres fuerzas políticas exponen procesos de crecimiento sostenido, tanto en incidencia socio-política como en crecimiento orgánico propiamente tal.
¿Todo lo que se requiere?, por cierto que no….pero la verdad es que ya pasó el período en el cual ciertos sectores consideraron hasta necesario que este tipo de fuerzas políticas se disolvieran en aras de nuevos referentes de articulación político-social.
En el mismo JPM, y fuera de esta alianza, hay otras expresiones mucho más nuevas, que representan corrientes de opinión; intentos por construir referentes políticos; expresiones culturales. En algunos casos, esas expresiones y fuerzas nuevas tienen su origen en algunos de los partidos políticos históricos antes mencionados. En otros casos no.
Ahí se ubican, por ejemplo, Nueva Izquierda y Generación 80. ¿Tiene algún sentido desconocer o relativizar su existencia?, por cierto que no.
Lo que hoy se requiere, imperativamente, es la unidad y la convergencia de todos estos sectores, y el camino no es la confrontación de unos con otros, salvo que en algunos de esos proyectos se considere que el propio avanzará en la medida que supera o se nutre, para su propia construcción política, de alguno de los otros.
Hoy, existen nuevas vertientes. Por un lado está el MAS encabezado por el senador Navarro. Este sector busca convertirse en partido, y su vertiente principal tiene origen en el Partido Socialista de Chile, en donde militaron hasta hace muy poco y por una buena cantidad de años. Un grupo de ex militantes del PS, hoy del MAS, decidieron abandonar al PS y su militancia allí, y buscar una nueva construcción. En ese MAS hay ex militantes del la SURDA y algunos ex militantes de las Juventudes Comunistas de Chile.
Por otro lado está el Socialismo Allendista que encabeza el ex ministro y ex Presidente del Partido Socialista de Chile, Jorge Arrate, quien se desafilió del PS y es respaldado por adherentes de ese partido y otros sectores proclives a un proceso de rescate y proyección del ideario allendista.
Estas dos expresiones que provienen del PS, en rigor, hasta hace muy poco fueron adherentes de la Concertación y vivieron su militancia política de este período histórico en ese referente.
Reconocerse, y reconocer este mapa político es fundamental para avanzar.
Por eso es tan importante valorar en su dimensión los acuerdos que se han logrado hasta ahora, esto es: Una plataforma de gobierno común; un candidato único y unitario elegido por un mecanismo compartido y acordado por todos; una convención programática que exprese a todas y todos; un acuerdo para romper con la exclusión y llevar a representantes de la izquierda al Parlamento en estas elecciones.
No es menor que estos procesos de construcción se den en el marco de la profunda crisis que ha gatillado en Chile el neoliberalismo. Todos estos sectores están fuertemente interpelados para ayudar a las mayorías nacionales a resistir y enfrentar la dura realidad que les afecta ya. Es en este contexto, insertos en esas luchas, que el proyecto alternativo se construye, no hay otro camino posible, y la convención nacional que se proyecta debe ser un momento de síntesis en todos estos aspectos.