FSJ: ¿Cómo promueve la salud mental, en el marco de la Ley 1448i, la Unidad de Víctimas? LR: Nuestra misión es atender los daños psicosociales producto de la guerra, dentro del conflicto armado. Por un lado, la unidad es coordinadora del sistema nacional de atención y reparación a víctimas; en ese sentido, acompañamos y damos […]
FSJ: ¿Cómo promueve la salud mental, en el marco de la Ley 1448i, la Unidad de Víctimas?
LR: Nuestra misión es atender los daños psicosociales producto de la guerra, dentro del conflicto armado. Por un lado, la unidad es coordinadora del sistema nacional de atención y reparación a víctimas; en ese sentido, acompañamos y damos orientación al Ministerio de Salud y Protección Social para brindar una atención apropiada a las víctimas; además, somos implementadores de estrategias de atención psicosocial y atendemos daños psicosociales en víctimas.
La noción de la salud mental más conocida está relacionada con la intervención a través de los servicios de la salud mental. Por ejemplo, servicios de hospitalización, atención por psicología, psiquiatría, y medicamentos; eso es lo que, en general, la gente conoce en salud mental.
El Ministerio ofrece atención en Salud Mental a través de los programas de intervenciones colectivas en municipios en las cuales atiende las mayores recurrencias epidemiológicasii. La epidemiología de la salud mental en nuestro país dice que se debe intervenir el consumo de sustancias, alcohol, las conductas suicidas, la violencia intrafamiliar y establece la presencia de trastornos mentales en los colombianos.
Lo que le ocurre a las víctimas se sale de esas normas de la epidemiología de los colombianos, tanto en salud física como en salud mental. Las víctimas del conflicto armado se ven expuestas a graves violaciones de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario; por eso, los impactos en la salud física y psicológica no son los mismos del resto de los colombianos.
En el nuevo Plan de Desarrollo 2015-2018, somos tres instituciones las que debemos dar cuenta de la atención psicosocial como medida de rehabilitación, esas tres instituciones son: el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), el Ministerio de Salud y Protección Social y la Unidad de Víctimas.
FSJ: ¿Cree que el número de sesiones establecidas por el Programa de Atención Psicosocial y Salud integral a Víctimas ( Papsiviiii son suficientes, para que una persona se recupere?
LR: No todas las víctimas están traumatizadas, pero sí todas están sufriendo. Hay un sufrimiento que no necesariamente encaja en la categoría del trauma o en una categoría clínica. La intensidad del tratamiento en atención psicosocial varía dependiendo de cómo están las personas; la estadística muestra que menos del 5% tiene un trastorno psicológico que requiere servicios de salud mental y, aproximadamente, el 30% tiene algo parecido, pero no encaja en el trastorno psicológico.
Por ejemplo, la categoría clínica de depresión mayor reúne varios síntomas. Las víctimas tienen algunos pero no todos los síntomas. Casi todos los casos de ese 30% son de remisión parcial, son sintomatologías que no encajan en las categorías clínicas.
La Unidad de Víctimas prefirió asumir la noción de sufrimiento y no de trauma con el fin de evitar que se pensara que todas las víctimas estaban enfermas.
En cuanto al número de encuentros, depende del nivel y la modalidad de atención que requieran las personas: individual, familiar, grupal, o comunitaria. La Unidad recomendó un modelo, que se moviera entre los diez encuentros, nueve encuentros. Si las víctimas necesitan más, se continúa la atención.
Lo que nos ha pasado es que tenemos casi un 40% de deserción en el quinto encuentro. Claro, salen mejor los que van a los nueve encuentros, pero la gente sólo va a atención psicosocial porque es su deseo y su necesidad, hay personas que tienen la necesidad pero no el deseoiv. Ir a atención psicosocial es una decisión y una toma de conciencia de la voluntad que tienes frente a tu propio bienestar emocional.
La Unidad recomendó nueve encuentros. Hablamos sobre la calidad de éstos, deben ser personas que sepan qué es el conflicto armado, una desaparición forzada, conocer bien el delito y las vulneraciones a los derechos humanos.
En la Unidad el sufrimiento de las víctimas requiere una atención y dedicación a la escucha muy particular, muy especializados, gente muy entrenada en atender el dolor de la guerra.
El entrenamiento de los psicólogos, de los trabajadores sociales en el país es débil porque las universidades se han abstraído de notar el conflicto armado del país; entonces, hay que darles protocolos. No puedes mandar a alguien a un territorio sin protocolo a que equipare esto, a que dé consejos.
FSJ: El Papsivi, en sus inicios, se propuso recuperar el daño producido en el cuerpo y la subjetividad de las personas. ¿Se ha logrado este objetivo en víctimas de tortura, desplazamiento, violencia sexual y minas antipersonal?
LR: La noción de recuperar a la gente es ambiciosa. Yo creo que hay una dimensión irreparable en el conflicto armado, en la esfera psicosocial, esto ha sido terrible.
Para mí el máximo de recuperación es que la persona logre integrar a su historia de vida lo que le ha ocurrido a ella, a la sociedad y al país; recomponer la persona con ese hecho que se integra, ese es para mí el indicador de recuperación. No es ser la misma de antes, no es ser feliz, es poder integrar algo que quedó fragmentado, para nosotros esto es recuperar, integrar al devenir histórico. Por ejemplo en el caso de la desaparición forzada, el nivel máximo de recuperación es poder coexistir con el sufrimiento.
Nosotros les decimos a las víctimas: para algunas personas recuperarse es lidiar con la vida, ¿para usted qué significa recuperarse? A nosotros nos interesa conocer su noción de recuperación; entonces responden: volver a hablar con mis hijos, dejar la pensadera, que esto no me duela tanto, que esto no se me venga de repente a la mente, ellos construyen su noción de recuperación. Hay un nivel alcanzable de recuperación, que es subjetivo.
FSJ: ¿Qué porcentaje de los profesionales tienen experiencia de trabajo en violencia sexual, tortura, desplazamiento, minas antipersonal y bombardeos?
LR: El 90% de los profesionales ha trabajado con víctimas del conflicto armado. El otro 10% con población vulnerable, diferentes tipos de víctimas.
A nivel nacional, tenemos personas en el equipo nacional que poseen mayor experiencia con algunos tipos de victimización. Por ejemplo, hay quienes han escrito y trabajado mucho (clínica, investigación, protocolos) con violencia sexual, tortura, secuestro, desaparición forzada, y desplazamiento forzado. Tenemos menos experiencia en bombardeos y minas.
FSJ:¿Qué profesión tiene quien asigna el número de citas a la víctima?
LR: Todos son de ciencias humanas. El «enlace» en la Unidad de Víctimas le pregunta a la persona si necesita atención psicosocial y, a veces, decide que la necesita aunque diga que no.
FSJ: ¿Y qué criterio tiene para determinar si requiere atención psicosocial?
LRD: Ha recibido un entrenamiento con una herramienta de caracterización que se llama Plan de asistencia de atención psicosocial para la reparación integral (PARI).
FSJ: ¿Un programa móvil para que los psicólogos busquen a los supervivientes, y no al revés, podría ser una opción para los afectados por minas antipersonal?
LRD: Sí, es una opción. Podemos ir a donde están las personas.
Notas:
i Ley 1448 http://wsp.presidencia.gov.co/Normativa/Leyes/Documents/ley144810062011.pdf
ii «Lo que les ocurre a las víctimas no son sólo esas cuatro cosas, claro les ocurre esto también porque son colombianos, pero tienen un sufrimiento que caracteriza otras complejidades a nivel psicosocial cuya oferta que sólo esta destinada, para esos cuatro temas que mencioné, no esta lista para destinarse a las víctimas por eso tuvimos que establecer una política pública para la atención psicosocial de las víctimas del conflicto armado». Lina Rondón Daza.
iii Programa de atención psicosocial y salud integral a víctimas. https://www.minsalud.gov.co/proteccionsocial/Paginas/Victimas_PAPSIVI.aspx
iv Pero las víctimas son colombianas. Los servicios de atención psicológica y atención psicosocial de los colombianos no son tan solicitados como uno creería: menos del 10%* de la población colombiana ha ido a servicios terapéuticos y los que van, van a dos, máximo cuatro sesiones, y otros que se salen de esa norma acuden a servicios de psicoanálisis, son pocos quienes recurren a estos servicios y son de estratos sociales muy particulares.Entonces dijimos, las víctimas igual son colombianos y resulta que es equivocado pensar que ellas requieren más de 30 sesiones. Lina Rondón Daza.
Fernanda Sánchez Jaramillo, periodista, magíster en relaciones internacionales y trabajadora comunitaria.
@vozdisidente
* Decimosegunda entrega de la beca del Centro Carter. Salud mental y conflicto armado. (Mirada gubernamental).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.