María Guardiola pone la alfombra roja a la privatización del conocimiento a la vez que da lecciones sobre la importancia de la UEx en la construcción social de Extremadura.
La educación es uno de los pilares básicos para el desarrollo de una sociedad progresista e igualitaria. La Universidad de Extremadura desempeña un papel crucial en la construcción de una región más próspera y habitable, siendo el centro neurálgico del conocimiento y el desarrollo de nuestras actuales y próximas generaciones. Por esto mismo, la supresión de oferta de másteres universitarios en nuestra institución pública, justo cuando se anuncia la llegada de la primera universidad privada a la región, es un ataque contra la igualdad de oportunidades, contra la democratización de la educación y contra el derecho al conocimiento de la población extremeña.
La llegada de una universidad privada a Extremadura podría percibirse de forma errónea como una oportunidad para diversificar la oferta educativa y fomentar la competencia en el ámbito universitario. Sin embargo, esta perspectiva es indefendible si la oferta pública empieza a caer incluso antes de que estas instituciones privadas pisen siquiera nuestro suelo. La Universidad de Extremadura y la Junta de María Guardiola están poniendo la alfombra roja a la especulación educativa, la privatización del conocimiento y el abandono a nuestros estudiantes con rentas más bajas, a los que seguiremos obligando a abandonar la región para poder estudiar en instituciones públicas con ofertas académicas decentes. La supresión de oferta de másteres universitarios en la UEx tendrá consecuencias nefastas para la accesibilidad, la calidad educativa y la cohesión social.
En primer lugar, la reducción de la oferta de másteres en las
universidades públicas podría limitar las opciones disponibles para los
estudiantes de la región, lo que obligará a la inmensa mayoría de
estudiantes a emigrar en busca de programas similares en otras regiones
o a optar por universidades privadas, en el caso de aquella minoría
capaz de pagar las matrículas desorbitadas de estos grados. De una u
otra manera, esto acabará atacando directamente la capacidad financiera
de las familias, exacerbando las disparidades socioeconómicas en el
acceso a la educación superior y limitando las oportunidades de
movilidad social.
La supresión de oferta de másteres en las universidades públicas también tendrá un impacto negativo en la calidad educativa. Las instituciones públicas cuentan con recursos y profesorado altamente cualificado, contribuyendo así a la excelencia académica y a la formación integral de los estudiantes. La pérdida de programas de máster trae consigo la pérdida de oportunidades de investigación, intercambio académico y desarrollo profesional para los estudiantes y el cuerpo docente.
La deriva de la Universidad de Extremadura con el mandato del actual Rector Pedro María Fernández es alarmante. En lugar de construir sobre lo existente, mejorándolo y adaptándolo a las demandas sociales, su modus operandi radica en eliminar lo que no funciona, sin sustituirlo ni dando una alternativa.
Grave es el caso del Máster en Investigaciones Históricas, que desaparecerá y alejará a los futuros historiadores e historiadoras de su propia tierra –con lo que esto supone a nivel de desarrollo de arraigo, identidad y pertenencia hacia un territorio que ve cómo no puede evitar el fenómeno de la despoblación–, impidiendo una investigación sobre la historia de la misma, teniendo que marchar a otras comunidades autónomas donde sí se imparte. Esto ocurre en la Facultad de Filosofía y Letras, donde la Filosofía como grado hace años que dejó de existir y donde no hay muchas alternativas a estudios de carácter social (Ciencias Políticas, Sociología, Trabajo Social, Antropología…).
Es importante reconocer el valor
único de las universidades públicas en el contexto educativo y social
de Extremadura. Estas instituciones desempeñan un papel vital en la
promoción de la equidad, la inclusión y el desarrollo regional. La
supresión de oferta de másteres en las universidades públicas no solo
afectaría al estudiantado y al personal académico, sino que también
tendría repercusiones en la economía local y en la capacidad de la
región para atraer y retener talento, justo lo contrario a las
elocuentes palabras de la presidenta María Guardiola.
En conclusión, creemos que la supresión de oferta de másteres universitarios en la Universidad Pública Extremeña, coincidiendo con la llegada de la primera universidad privada a la región, es un ataque contra la comunidad estudiantil y plantea numerosos problemas para la diversidad educativa, el acceso equitativo a la educación superior y el papel de las universidades públicas en el desarrollo regional. Es fundamental preservar la diversidad y la excelencia académica de las instituciones públicas, así como garantizar que toda la población extremeña –las personas adultas también tienen derecho a acceder a la educación– tenga la oportunidad de acceder a una educación de calidad, independientemente de su origen socioeconómico. En lugar de reducir la oferta de másteres en las universidades públicas, debemos trabajar para fortalecer y apoyar estas instituciones como pilares fundamentales del sistema educativo y del progreso social en Extremadura.
Gerardo Rubio Muñoz es Secretario General Nuevo Extremeñismo.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/privatizaciones/universidad-extremadura-una-especie-extincion