Es la crónica de unos «daños colaterales» anunciados. Como ya sabrán, el Ministerio de Sanidad y Consumo ha ordenado la suspensión temporal de un lote de vacunas de la marca Gardasil (del laboratorio Merck) contra el virus del papiloma humano (VPH) tras conocerse la existencia de dos casos de efectos adversos en niñas. A la […]
Es la crónica de unos «daños colaterales» anunciados. Como ya sabrán, el Ministerio de Sanidad y Consumo ha ordenado la suspensión temporal de un lote de vacunas de la marca Gardasil (del laboratorio Merck) contra el virus del papiloma humano (VPH) tras conocerse la existencia de dos casos de efectos adversos en niñas. A la opinión pública se le está ocultando que según la organización no gubernamental estadounidense Judicial Watch -dedicada a examinar las acciones del Gobierno norteamericano- hasta mediados de junio de 2008 ha habido en Estados Unidos 18 personas muertas y 8.864 que han sufrido efectos adversos tras ser vacunadas con Gardasil. La publicación española Discovery DSalud lo había avisado en octubre de 2008.
La Consejería de Sanidad de la Comunidad Valenciana y el Ministerio achacan los efectos adversos a un solo lote, el NH52670, por lo que no ha prohibido la comercialización total de la vacuna, como debería hacer hasta comprobarse su inocuidad. Esta será una aventura pues, como advirtió la campaña pro moratoria de este preparado (que recoge firmas contra la aplicación de la vacuna) u organizaciones como la World Association for Cancer Research (WACR), no hay datos suficientes que avalen la seguridad de la vacuna. La FDA norteamericana -que recordemos que recibe un 70% de su financiación de los laboratorios pese a ser una institución pública- aprobó la vacuna por la vía rápida. Como recuerda la WACR, esto es incomprensible:
Porque la incidencia de este problema en el mundo es muy baja- permitiendo al laboratorio fabricante que la vendiera sin tener que presentar el estudio masivo exigido ¡hasta septiembre de 2009! Luego, ¿por qué no se espera al menos hasta esa fecha?».
Pese a que la urgencia por vacunar no se justifica, el marketing del miedo ha logrado que millones de personas vacunen a sus hijas. El Virus del Papiloma Humano no es una enfermedad aerotransportada altamente infecciosa que justifique una vacunación obligatoria. No hay un riesgo inmediato de transmisión rápida del VPH en nuestras escuelas al igual que pudiera llegar a ocurrir en un momento dado con un brote de meningitis o sarampión.
Otro de los datos que han pasado desapercibidos por el ruido de miedo que han creado los publicistas de la campaña pro VPH, entre ellos la agencia Shackleton, es que como afirmaba la WACR:
Tampoco está debidamente explicado por qué Merck testó Gardasil contra un placebo que contenía aluminio. Mientras la mayoría de los placebos tienen base salina la FDA permitió a Merck usar un placebo con aluminio lo que indudablemente reduce la posible diferencia estadística en el número de efectos secundarios entre el producto y el placebo.
En suma, no hay consenso de la comunidad científica sobre la seguridad de la vacuna. Y como se ha denunciado en reiteradas ocasiones, no se han dado a conocer los artículos científicos sobre los posibles efectos secundarios del producto. Ni se ha ofrecido información sobre qué ocurrirá cuando se inocule a la vez que otras vacunas. Desde luego, el actual director general de Salud Pública, Ildefonso Hernández-Aguado, tiene una buena patata caliente entre la manos, por aquello de que antes de ocupar el cargo era uno de los líderes de la campaña pro moratoria de esta vacuna. ¿Alzará su voz ahora para que la moratoria se lleve a cabo y no se retire solo un lote sino toda la campaña VPH? Hay motivo.
Todo lo publicado en el blog de Miguel Jara sobre la VPH: