El Embajador de Venezuela Víctor Eloy Delgado Monsalve fue la primera víctima de la indefinición de Chile sobre el sillón vacante en el Consejo de Seguridad ONU. Casi todos los países ya se decidieron por Venezuela o por EEUU, es decir, Guatemala, pero si todavía no se sabe como será el voto (secreto) de Chile, […]
El Embajador de Venezuela Víctor Eloy Delgado Monsalve fue la primera víctima de la indefinición de Chile sobre el sillón vacante en el Consejo de Seguridad ONU. Casi todos los países ya se decidieron por Venezuela o por EEUU, es decir, Guatemala, pero si todavía no se sabe como será el voto (secreto) de Chile, tampoco debería resultar extraño porque aún no sabemos cómo votó en mayo en el Consejo de Derechos Humanos ONU. Lo cierto es que el voto en la ONU se convirtió en un tema candente de la agenda política doméstica.
Delgado fue acusado de ofender a la presidenta del partido Demócrata Cristiano, senadora Soledad Alvear, promotora pública del voto a favor de EEUU en la ONU, pero en estricto rigor su nombre lo trajo a colación el periodista que lo entrevistó. El mismo día que Hugo Chávez habló del diablo y el azufre en la ONU, su embajador fue víctima de una manipulación mediática de Terra, La Segunda y El Mercurio.
Tal como estaba fríamente calculado, ese mismo día hubo una reacción histérica de la Cancillería, con el apoyo «espontáneo» del «eje del mal» criollo, o sea la UDI, RN, la derecha DC, la derecha PPD y todo aquello que si no huele a «azufre» hiede a pinochetismo sin Pinochet, un olor que proviene incluso desde sectores que adversaron a su dictadura y hoy exhiben un diploma falso de «progresistas» o «no-reaccionarios».
Así como en EEUU se unieron republicanos y demócratas para satanizar a Chávez porque, en realidad, Bush no sería el diablo ni olería a azufre, aquí en Chile ocurrió algo similar. Parecido pero no igual porque en EEUU por lo menos la cadena CNN le dio tribuna a Chávez y a su canciller, Nicolás Maduro.
El primer paso en la trampa que pisó Delgado fue una entrevista con José Luis Riffo M., de Terra.cl. La nota habría pasado desapercibida si inmediatamente no aparece en La Segunda, El Mercurio y Cia. De paso, la Cancillería tomó decisiones super rápidas basadas en información sesgada de la prensa de Agustín Edwards, quien ya manipula varias agendas gubernamentales.
Y a diferencia de lo acontecido con el Papa, aquí no se acepta la explicación de Delgado de que no pretendió ofender ni inmiscuirse en política interna. El Embajador de EEUU dice constantemente lo que Chile debe o no hacer, pero nadie se queja. Gran parte de la clase política interviene a diario en la política de Venezuela, a cada rato opinan que Chávez es un dictador que no permite la libertad de prensa e invitan a personajes de la oposición para que desprestigien su gobierno, pero nadie reclama, ni siquiera Venezuela.
Pero ¿qué fue lo dijo Delgado?
Aqui esta:
Terra: Pero el voto de Chile sigue siendo importante para Venezuela.
Delgado: Nosotros hemos sido muy respetuosos. Yo como venezolano aspiro a que Chile nos apoye, pero si la Presidenta determina no votar por Venezuela, en ningún momento eso va a afectar nuestra relación. Son 190 países y si en estos momentos tomáramos una fotografía de los que se han pronunciado a favor nuestro, nos hace ser optimistas. No estamos enfrentándonos a Guatemala, estamos enfrentándonos al imperio porque los Estados Unidos no quieren que Venezuela sea parte del Consejo de Seguridad y están ejerciendo todo su poder para impedirlo.
Terra: ¿Usted cree que Chile ha recibido presiones de parte de Estados Unidos?
Delgado: Sería una falta de respeto pensar que Chile será influenciado, porque la Presidenta lo ha dicho: la decisión la toma ella, la posición de Chile es de autonomía y no acepta ningún tipo de presión, lo que nos deja muy satisfechos.
Terra: ¿Tampoco presiones internas, de los mismos partidos de la Concertación o de la oposición?
Delgado: A mí me ha sorprendido que en ningún otro país del mundo, el apoyo a Venezuela se haya convertido en algo de discusión interna, como ocurre en Chile. Veo que hay una discusión permanente respecto a si un partido o la presidenta de un partido están a favor de Venezuela.
Terra: ¿Por qué cree que el apoyo de Chile a Venezuela despierta tanto interés entre los partidos políticos?
Delgado: No tengo la respuesta. Yo me he preguntado muchísimo eso y me llama poderosamente la atención. En todos los países, la política exterior es manejada por el Presidente y es increíble cómo este tema se ha transformado en un toma y dame. Estamos conociendo quiénes son nuestros verdaderos amigos y muchos de los que se oponen al ingreso de Venezuela al Consejo de Seguridad, apoyaron el golpe de Estado a Chávez en abril del 2002.
Terra: ¿Se refiere a la presidenta de la DC, Soledad Alvear, que en aquella época era la canciller de Chile?
Delgado: El día 12 de abril de 2002, el comunicado del Departamento de Estado norteamericano, apoyando el golpe de Estado contra Chávez fue el mismo texto de la Cancillería chilena. Es bastante casual.
Terra: ¿Considera a la DC como la piedra de tope para que el gobierno chileno no exprese su apoyo a Venezuela?
Delgado: La posición de la Democracia Cristiana con Chávez es la misma que tuvieron con el Presidente Allende. No me extraña esa actitud, la DC se opuso al proyecto socialista, progresista y renovador del Presidente Allende y se opone al mismo proyecto del Presidente Chávez. Hay una organización internacional que se llama la ODCA (Organización Demócrata Cristiana de América) cuyo presidente es el esposo de la señora Soledad Alvear, señor Gutenberg Martínez, y esa entidad apoyó el golpe de Estado en Venezuela.
Comentario
Primero y principal, Delgado no mencionó a Soledad Alvear, senadora y presidenta del Partido Demócrata Cristiano, que en este caso sería la víctima de las «ofensas», como Bush en EEUU. Lo hizo Terra.
El comunicado de la Cancillería chilena del 12 de abril de 2002 existió. Todavía está en la página web del ministerio de RREE (Ver http://www.minrel.gov.cl/webMinRel/home.do?sitio=1). El gobierno de Chile, constituido por partidos que lucharon contra una dictadura militar, justificó en menos de 24 horas el golpe militar de EEUU en Venezuela. El Presidente era Ricardo Lagos y en la Cancillería estaba Soledad Alvear, quien ha presionado públicamente para que el gobierno vote contra Venezuela en la ONU. Son hechos reales, no ofensas.
También es verdad que en el golpe en Venezuela participaron la Organización Demócrata Cristiana Americana (ODCA) y el partido hermano demócrata cristiano local, llamado Copey. José Rodríguez Iturbe, secretario general de la ODCA fue canciller del gobierno de 24 horas que surgió del golpe militar. Apoyaron también a esa dictadura efímera muchos otros copeyanos como José Curiel. José María Aznar, entonces jefe de gobierno de España y su Partido Popular, afiliado a la ODCA, apoyaron con entusiasmo el golpe. Que Soledad Alvear esté casada con Gutenberg Martínez, presidente de la ODCA, es casi una noticia para las páginas sociales.
También está en la historia política reciente que la DC chilena apoyó el golpe militar de Pinochet contra Salvador Allende, con la honrosa excepción de 13 personas que arriesgaron su libertad para pronunciarse contra la ruptura institucional de Chile el día 13 de septiembre de 1973, a las 48 horas, cuando reaparecieron los diarios. Entre esos 13 hombres notables, que pasaron a la historia de la decencia, se encuentra el actual ministro del Interior de Michelle Bachellet, Belisario Velasco, y el embajador en Venezuela, Claudio Huepe. Y muchos otros fallecieron, entre ellos los líderes fundacionales de la DC Bernardo Leighton Guzmán y Radomiro Tomic Romero.
Amplios sectores progresistas de la sociedad chilena se solidarizaron con Delgado, tales como el senador PS Alejandro Navarro, el diputado radical Alejandro Sule y numerosas personalidades de ese partido que distribuyeron un comunicado. También lo hicieron el Partido Comunista y muchísimas individualidades que asistieron a un seminario el viernes convocado por la Embajada sobre «El actual proceso de cambio en Venezuela», al que concurrió el diputado caraqueño Rodrigo Cabezas Morales, quien ejerce también la docencia en su país.
Pero claro, la verdad duele. Y la historia también causa dolor… e incluso cierta histeria, en personajes como Soledad Alvear, en la derecha de la DC, de El Mercurio, de los próceres del pinochetismo sin Pinochet, la derecha de la Concertación gobernante y de todo lo más reaccionario de la chilenidad. Con estas cartas sobre la mesa, el gobierno tiene que definir de una vez cómo votará en el Consejo de Seguridad. Y las palabras de Delgado fueron mucho menos intervencionistas que las frecuentes opiniones (y mentiras) que los seguidores de Washington vierten en Chile a cada rato sobre Venezuela.
La pretendida «injerencia en los asuntos internos» no es más que un pretexto de cara al voto en la ONU. En Chile existe nominalmente un gobierno «socialista», porque la Presidenta pertenece al partido que lleva ese nombre, pero el poder real lo ejercen otros sectores, que controlan también la economía, la televisión y los grandes medios de comunicación. No ganaron las elecciones, pero tampoco se nota que las hayan perdido. Y, claro, a esa gente no le gustan Chávez ni lo que pasa en Venezuela, no sólo por ideología sino también subyace una cierta dosis de racismo, ya expresado en varias opiniones públicas. Falta por saber qué decidirá Chávez respecto a la petición de que se vaya su Embajador en Santiago y cómo y cuando decidirá Bachelet el voto en la ONU.