Las cloacas policiales de Interior difundieron información falsa, o personal e íntima, con el objeto de atacar a Podemos, precisamente en el momento en que algunos veían con preocupación una posible llegada al gobierno
Ya tenemos comúnmente aceptada la expresión cloacas de Interior o cloacas policiales. Entendemos por esas cloacas el sistema de conseguir información reservada con un interés espurio. Eso no sería tan grave si esa información fuera verdadera y de interés público, el problema es si es falsa y se fundamenta en cuestiones íntimas o personales. En este caso, lo difundido será puro producto de cloaca, o sea, mierda.
El ejemplo de actualidad es lo sucedido con Podemos. Las cloacas policiales de Interior difundieron información falsa, o personal e íntima, con el objeto de atacar a este partido, precisamente en el momento en que algunos veían con preocupación una posible llegada al gobierno. Lo que parece olvidarse es que para que tengan fundamento y eficacia las cloacas necesitan de medios de comunicación y periodistas (es un modo de llamarles para entendernos) con los que salpicar su información a la opinión pública.
En el caso de Podemos los diferentes infundios procedentes de las cloacas, y que se han demostrado falsos, iban apareciendo en numerosos medios, desde El Confidencial a El País, pasando por ABC, El Mundo y, por supuesto, OkDiario de Eduardo Inda. Toda una coral de chapoteo en el estercolero y una bola de mierda sigue creciendo.
Si decimos que el sistema policial está corrupto porque hubo esa media docena de cargos policiales implicados en la trama, la mayoría de ellos imputados por los jueces (y también premiados por el gobierno por Rajoy), ¿qué deberíamos decir del sistema mediático donde casi todos los medios se dedicaron a contar la financiación ilegal de Podemos con dinero venezolano o iraní, la cuenta bancaria de Granadinas o cualquier otro paraíso fiscal, las miserables grabaciones privadas (desde la minga de Echenique a los azotes de Iglesias)? Horas de tertulianos, informativos y páginas de periódicos para algo que sabían que era mentira o, en el mejor de los casos, no tenían ninguna prueba ni fundamento. Ni buscaban fuentes ni contrastaban nada, leña al mono.
La UDEF investiga a Podemos por financiarse con cinco millones de euros de Irán (El Confidencial, El Español), El ‘Informe PISA’ (Pablo Iglesias S.A.) de la UDEF sobre Podemos (Ser), (…) el dinero sale de Teherán hacia empresas instrumentales que tienen su sede en Beirut (Líbano), Kuala Lumpur (Malasia), Khorug (Tayikistán) o Belice, aunque las transferencias las reciben en cuentas abiertas generalmente en Hong Kong, Moscú, Londres y, principalmente, Dubái (ABC), El régimen de los ayatolás pretende desestabilizar una democracia occidental en el corazón de Europa (El País), la DEA de EEUU revela que Venezuela e Irán pactaron financiar a Podemos con HispanTV (El Confidencial). Vale la pena leer el trabajo de J. Garín en ElSalto «La influencia de la información de las cloacas en las elecciones generales del 26J».
Mientras tanto, la presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Victoria Prego, reacciona acusando a Pablo Iglesias de «montar toda una operación de propaganda en su propio beneficio electoral». Quizás sea bueno recordar que el comisario Villarejo montó el instituto de práctica jurídica Schola Iuris, en el que estuvo impartiendo clases y conferencias Adolfo Prego, exmagistrado y hermano de la presidenta de la APM. Y que la APM, anunciaba en octubre de 2017 el curso de Periodismo y Marketing de Gemma Alcalá, mira por donde, la esposa del comisario Villarejo. Ay, la famiglia.
Y hay muchos más papelones de periodistas en este culebrón. Tenemos al que fuera director de Interviu, Alberto Pozas, dando, según investiga el juez, al comisario Villarejo, el pendrive con el supuesto contenido del teléfono móvil sustraído al equipo de Podemos.
Ahora, cuando se sabe el sistema corrupto con el que se elaboraba toda esa información, implicando a estructuras fundamentales de un sistema democrático, ningún medio rectifica o reconoce que participó en el aquelarre de las cloacas. Y cuando Pablo Iglesias se lo echa en cara, algunas, como Ana Rosa Quintana, le argumenta que Inda «es compañero» y debe entenderlo. El pasado martes también pudimos comprobar la reyerta dialéctica en directo entre Iglesias y Ferreras donde, de nuevo, el líder de Podemos denunciaba la protección y altavoz que disfruta Eduardo Inda en LaSexta. No olvidemos que, durante estos días, en LaSexta, el analista que nos explica el escándalo del espionaje de policías de Interior a Podemos es el mismo periodista al que le pasaban los montajes informativos (y no era el único) para que los contara en su periódico, y de paso en la cadena de televisión.
El asunto me recuerda al de las armas de destrucción masiva en Iraq. Los tres gobernantes de las Azores quedaron sentenciados como mentirosos por la opinión pública, pero los medios que dieron por válida su versión, que no investigaron, que no contrastaron y que no recogieron la versión de movimientos sociales o gobiernos que calificaron de mentira la existencia de esas armas, no han resultado penalizados como parte de la trama que nos engañó y su papel fue fundamental.
La historia reciente está repleta de montajes falsos que, cuando se descubren, terminan poniendo en la picota a políticos o cargos públicos pero de los que siempre se van de rositas los medios que forman parte de la trama. Estos medios, cuando sale a la luz la verdad del escándalo en el que participaron, se limitan a reaccionar al estilo del corrupto jefe de la policía de la película Casablanca: «¡Qué escándalo! ¡He descubierto que aquí dentro se juega!».
Fuente: http://www.eldiario.es/zonacritica/cloacas-periodismo_6_887571256.html