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Las elecciones marcan una era política de coaliciones

Fuentes: Rebelión

En el marco del gobierno popular representado por primera vez por un tercero excluido, que no sigue la agenda de la derecha política y los inversionistas (replicados por los medios de comunicación privada), es obvio que ninguna formación tradicional se atreva a señalar el éxito logrado en el proceso electoral de ayer 29 de octubre.  Según las fuerzas militares fue un día tranquilo, “sin una sola bala disparada”, ese es el mejor anuncio de la jornada, permite concluir que los acuerdos de cese al fuego avanzan con responsabilidad, al tiempo que hay cubrimiento del gobierno en todas las regiones.

      La fiscalía, la procuraduría y defensoría fallaron en el coro de sus apocalípticos pronósticos de violencias, alertaron de elecciones intranquilas, de cientos municipios en riesgo y de violencias seguras que nunca ocurrieron. La información tardía sobre candidatos inhabilitados y habilitados señalados de lo contrario se resolvió con un solo grave y condenable incidente, anterior a la fecha de elección y allí (Gamarra) ganó el voto en blanco. En conclusión, los procesos de paz de la política de paz total están funcionando y en las mesas de negociación con ELN, EMC y otros, los acuerdos pusieron en segundo plano las balas y las consecuencias usuales por la guerra en época electoral.

       La medida del pago de recompensas para eliminar delitos electorales, aunque nunca sea mejor remedio que la cultura, funcionó, a pesar de los obstáculos, señalamientos y parodias del fiscal general para condenar una práctica, de la que quien mejor provecho sacó fue precisamente el partido del fiscal que en la seguridad democrática creó inclusive el sistema de “un millón de informantes”.

       Lo que ocurrió con el conteo de los votos, quizá muestre a un país que entra a un “era política de coaliciones”. Resultan escasos los ganadores con aval de un solo partido o movimiento, los hubo con mas de cinco avales y hasta con diez, algunos de difícil digestión teórica. La época del trapo rojo y el azul, quedó en el pasado, también las militancias a muerte de sus seguidores. Hubo una anticipada “reinvención” de las élites, clanes, familias en el poder, que acudieron a “todos los medios de lucha” y tácticas de guerra popular (desarmada), para regresar por cuenta propia a impedir que otros se posiciones en sus feudos. Desde ciertas regiones (Antioquia, Costa, Santander) tratarán reconfiguran el país hacia derecha y ultraderecha, abandonando su interés por el centro político, el gran derrotado.  

       Algunos candidatos hablaron de llevar al país a un estadio de “derecha popular” (quizá del tipo Aznar, Rajoy, del PP en España) y proclamaron su retorno repitiendo cargos “ellos mismos” (experimentados en la cosa pública, pero con “presuntos” vínculos con sistemas de corrupción). En Antioquia Fico, se presentó por su movimiento “creemos”, para concretar alianzas, pero no cabe duda que él más allá del centro democrático está en el mismo corazón de Uribe; Char, Diliam, Eder, Zuleta. Arauca y Casanare, que del paso paramilitar, ahora trata de solidificarse en el ámbito civil, entre otros.

          El panorama electoral diverso y fragmentado, deja mensajes de revisión para la izquierda y la movilización popular que llena las calles pero no logra cobrar con votos sus conquistas, a sabiendas que con ellos se materializa el poder en democracia. Por un voto se cambió la constitución y por un voto han eliminado múltiples garantías a derechos. La organización popular en algunas regiones fue dispersa, difusa, silenciosa, a veces se perdió entre nombres de sin legitimidad o entre legitimidades sin seguidores. La voz de la ciudadanía habló en las urnas, participó más que las veces anteriores, se redujo la abstención. Desinformada o con cambios de actitud conscientes validó esta nueva forma de conseguir electores entre alianzas, que “venden” para “consumo” otros relatos, preferencias y valores. 

       Respecto al gobierno del presidente Petro, una nota del periodista B. Coral, indica que el gobierno está presente en alianza con 7 gobernaciones, 38 diputados, 70 alcaldías, 640 concejales, que antes no se tenían, a la vez que señala con contundencia que la “narrativa” de élites, es falsa, respecto a que las elecciones regionales no representan ningún plebiscito como lo ha querido señalar la alcaldesa C. López. Con Uribe presidente L. Garzón fue alcalde, con Santos fue Petro, con Duque fue Claudia.

        Vienen desafíos y oportunidades para el gobierno, y los sectores populares sobre la comprensión y ejecución de la política colombiana, e invitaciones a realizar otras lecturas con nuevos elementos de unidad, por parte de los partidos alternativos y del gobierno popular. El centro parece desaparecer temporalmente del panorama y las tensiones permiten tener mayor claridad a la hora de abordarlas, el asocio entre derecha y ultraderecha, jalonará inevitablemente la unidad de fuerzas, militancias y simpatías de izquierda y alternativas. Es necesario revisar el sentido de la movilización y tratar de la necesidad de traducir esfuerzos en organizaciones con capacidad para cobrar las conquistas populares con legitimidad y votos y sostener el gobierno. Las agendas de todos los ganadores entre ellos 6 mujeres gobernadoras tendrá desplazamientos hacia la preocupación por el cambio climático, la inclusión y la diversidad, la justicia social, los derechos civiles y las libertades individuales. Será tarea colectiva dar pasos hacia la despolarización entre la izquierda con ella misma en primer lugar y recuperar la confianza en las instituciones y entre la generación joven con la que está de salida.

P.D. Talvez lo único inesperado de la jornada sea la llegada de Michael Krasnov, el ruso, a la alcaldía de Tunja. Un profesor universitario de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia en la última década, formado en economía y lengua extranjera. Su legitimidad está traducida en votos de esperanza, que de manera silenciosa le ofrecieron anónimos electores, tiene los méritos, pergaminos y experiencia suficientes para luchar contra el desencanto, la impotencia y la postración, de mucha gente. Será interesante el paso de lo tradicional a un gobierno distinto para una ciudad con 50.000 jóvenes estudiantes, y él sabe que podrá contar con el respaldo de la gente para mantenerse de su lado.

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