Hace tiempo que la distribución de la riqueza no era tan mala como la actual. La mitad del dinero del país, y probablemente más, está en manos de unas cuantas familias poderosas; mientras que los pobres recogemos las migajas de la torta, ya que entre todos sumamos apenas la décima parte del dinero del país. […]
Hace tiempo que la distribución de la riqueza no era tan mala como la actual. La mitad del dinero del país, y probablemente más, está en manos de unas cuantas familias poderosas; mientras que los pobres recogemos las migajas de la torta, ya que entre todos sumamos apenas la décima parte del dinero del país. Nunca la estabilidad laboral había sido tan precaria. La cesantía ya sobrepasó el 10%. Jamás los trabajadores habíamos perdido tantos derechos como ahora ante la indiferencia y, a veces, la complicidad del Estado. Todo lo que el Presidente Lagos ha hecho por la gente se reduce a propaganda sobre crecer con equidad, un eslogan publicitario que se quedó sólo en eso, una frase publicitaria. Los ricos y los que gobiernan están conscientes de que han bloqueado numerosas fuerzas sociales, bajo el pretexto del crecimiento económico, y que algún día, en un futuro cercano, se les pasará la factura. Están conscientes de que nosotros, los trabajadores, la fuerza motora de la sociedad, aunque fragmentados, estamos articulándonos, y que están comenzando a aparecer nuevos líderes que se están validando en la lucha por la reconquista de nuestra dignidad. Este es un año de elecciones. Los que tienen el poder saben que ahora tiene que salir a mendigar votos en las villas y poblaciones del país, y que deben poner sus mejores «caras de palo», y ensayar todas las mentiras y excusas que nos van a contar. Y muchos van a caer en ese juego. Hay que recordar que las elecciones pasan, duran unas cuantas semanas, pero nuestros problemas se quedan. Por tanto, la necesidad de seguir luchando junto y unidos se mantiene. La unidad de los pobres y los trabajadores es mucho mas importante que unas elecciones que, todos sabemos, no van a cambiar nada fundamental en nuestras vidas. Los pobres de Chile sabemos que los cambios importantes y de fondo se hacen con el pueblo organizado y luchando. Y esa tarea es mas importante que cualquier diferencia pasajera en estas elecciones municipales que se acercan.