A grandes rasgos, existe un desarrollo antiimperialista en marcha que se manifiesta principalmente en el ALBA. Con la excepción de Cuba, los miembros del ALBA están comenzando a organizar sus sociedades con vistas al socialismo, en procesos con diversos grados de conflictividad, con significativos niveles de dependencia de liderazgos personales. El imperialismo, expresado en el […]
A grandes rasgos, existe un desarrollo antiimperialista en marcha que se manifiesta principalmente en el ALBA. Con la excepción de Cuba, los miembros del ALBA están comenzando a organizar sus sociedades con vistas al socialismo, en procesos con diversos grados de conflictividad, con significativos niveles de dependencia de liderazgos personales.
El imperialismo, expresado en el gobierno estadounidense, está organizando la contraofensiva en varios frentes. En el frente militar, fortaleciendo la presencia del Comando Sur en varias naciones sudamericanas, principalmente en Colombia; también ha intensificado el desarrollo de ejercicios militares para fortalecer la capacidad de lidiar con ‘poblaciones subvertidas por el narcoterrorismo’.. En ellos han participado casi todas las fuerzas armadas del subcontinente.
También ha fortalecido las relaciones bilaterales con las naciones no pertenecientes al ALBA, sobre la base de un consenso en torno a una visión del desarrollo y la paz mundial sustentada en la cooperación, libre comercio y democracia representativa (principios de la OEA), cuyo liderazgo corresponde a EE.UU. La actual crisis económica ha fortalecido ese liderazgo (o más bien su necesidad).
En este contexto es que se plantea el posible impacto que pueda tener la elección de Sebastián Piñera como el presidente de Chile para el próximo período. Su arrogancia y su apenas embozado autoritarismo, amén de su admiración por Uribe y Aznar, hacen prever que las amenazas sobre las naciones del ALBA aumentarán.
Un eje Colombia – Perú – Chile alineado con el Pentágono, efectivamente, constituiría una amenaza fuerte y real para el ALBA..
En el próximo decenio la crisis se profundizará. La lucha por las materias primas, energía y agua también llegará a Sudamérica. La lucha por los ‘territorios de ultramar’ de la Unión Europea (1) y un panorama de mayor conflictividad mundial, demandarán una mayor cohesión americana, sobre la base de los mismos principios de la OEA, contrarios a los del ALBA.
En ese escenario, es previsible entonces que los sectores más reaccionarios y chovinistas del nuevo eje impulsen iniciativas tendientes a jugar un rol más decisivo en contra del ALBA, sobre todo cuando EE.UU. haya conseguido alinear más gobiernos en su torno.
Ahora bien, en ese escenario, ¿podríamos pensar que Frei jugaría un rol más proclive al ALBA? ¿Existen señales de que la Concertación estaría dispuesta adoptar una postura antiimperialista en resguardo de la seguridad regional? La postura de Lagos es bien representativa del pensamiento de la Concertación.
La posición de Lagos en el Consejo de Seguridad de la ONU frente a la campaña militar contra Irak, que ocasionó el disgusto de Bush, no fue por la evidente injusticia que se iba a cometer. El problema de Lagos era un problema de formas. No importaban la catástrofe humanitaria ni la gran mentira, siempre que se respetaran los procedimientos..
Si se satisfacen las condiciones de formalidad, para la Concertación iraquizar Bolivia o ceder parte del territorio antártico a Gran Bretaña no representa un problema de principios, cualquiera que sea el costo regional o de vidas.
Asimismo, el Libro de la Defensa Nacional de Chile 2002 (2), publicado cuando la titular de la cartera era Michelle Bachelet, sostiene que el liderazgo continental lo tiene EE.UU., que la paz y desarrollo se logran respetando los mismos principios de la OEA, y que las principales hipótesis de conflicto siguen siendo vecinales, si bien de baja probabilidad.
En conclusión, con Frei o con Piñera, Chile seguirá jugando el papel del krumiro de América Latina. La amenaza contra el ALBA será la misma, si bien se manifestará de forma distinta. Un aumento de la tensión internacional fortalecerá la idea de que el ALBA no es parte de la solución.
Finalmente, a propósito del ‘mal menor’, reiteramos lo dicho en un artículo anterior (3), en el sentido de que ese concepto, en una derivación lógica, permite justificar los horrores cometidos contra la humanidad. Al tomar decisiones sobre la base de visiones de corto plazo, nos permitimos soslayar principios y, por tanto, justificar cualquier tropelía. Así, la eliminación de los pueblos judío y gitano era necesaria para un bien superior, la supervivencia del pueblo ario. Así también, el asesinato de cientos de miles de civiles con las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki fue necesario para preservar la vida de miles de marines estadounidendes. Caben la pregunta entonces: ¿para quiénes el triunfo de Frei sería un ‘mal menor’? ¿para los trabajadores? ¿para los mapuches? ¿para los estudiantes? ¿para los jubilados? ¿para los niños?
El problema no es quién tiene la verdad, sino qué principios estamos dispuesto a violar por una verdad que más nos acomoda.
(1) http://www.g80.cl/noticias/columna_completa.php?varid=6063
(2) http://www.defensa.cl/ms/libro-defensa
(3) http://www.g80.cl/noticias/columna_completa.php?varid=6568