Selva amazónica colombiana, 2 de septiembre. Antes de ser guerrillero, Raúl Reyes fue empleado de Nestlé y dirigente comunista del departamento del Caquetá, región conocida como la puerta de entrada a la amazonia colombiana. Ingresó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a mediados de los años 70 y hoy es uno de los […]
Selva amazónica colombiana, 2 de septiembre. Antes de ser guerrillero, Raúl Reyes fue empleado de Nestlé y dirigente comunista del departamento del Caquetá, región conocida como la puerta de entrada a la amazonia colombiana. Ingresó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a mediados de los años 70 y hoy es uno de los siete integrantes del secretariado, la comandancia máxima de la organización insurgente.
Las FARC constan de cinco bloques, correspondientes a igual número de zonas geográficas de esta nación sudamericana, y Reyes comanda el bloque sur, que opera en la extensa y caliente frontera con Ecuador. También es vocero de la organización y jefe de su comisión internacional.
Recibe al enviado de La Jornada en un hermoso paraje de la selva amazónica, muy cerca del río de aguas achocolatadas por el que hemos llegado a la cita, tras muchas horas de viaje lo mismo en veloces lanchas que en rústicas canoas. Está acompañado de una muy bien armada guardia personal, compuesta por mujeres y hombres, todos jóvenes entre 20 y 30 años.
Es evidente que Reyes ha realizado una larga marcha hasta el lugar del encuentro, pues se toma una pausa antes de conceder esta entrevista. El sudor del camino empapa su camiseta verde olivo y de su hombro derecho cuelga un fusil M-16 de color negro plomizo. Es mediodía y «el camarada» -como le dicen sus tropas- ordena que el almuerzo sea pescado, arroz y yuca.
Los alimentos resultan exquisito abrebocas de la entrevista, que se realiza el mismo día en que los presidentes Hugo Chávez y Álvaro Uribe se reúnen en Bogotá para buscar una salida al intercambio de prisioneros entre las FARC y el gobierno colombiano.
–¿Conoce usted personalmente al presidente Chávez?
-Sí, lo conozco y creo que habrá muchas veces más para estar personalmente con él. Es un líder de suma importancia en el continente, mucho más ahora con sus expresiones y su interés de aportarle a la paz de Colombia.
-¿Qué le despierta el presidente venezolano cuando habla con él?
-Chávez es un hombre afable, que siente el dolor del pueblo, que trabaja por soluciones, convencido de proseguir la gesta bolivariana. Él es un bolivariano íntegro y, como tal, un antimperialista.
-¿Cree usted que Chávez puede despejar el camino hacia el intercambio?
-Yo sí lo creo. El aporte del presidente Chávez, su habilidad, su sagacidad, el prestigio que ha ganado en el continente ayudarán muchísimo a resolver el tema del intercambio humanitario, que es uno de los problemas derivados de nuestro conflicto interno. Por eso pienso que puede jugar un papel muy importante en esto y, en un futuro, también en la búsqueda de las salidas políticas que requiere Colombia.
-Hablando de intercambio, comandante, hay quienes han planteado la fórmula de «negociación en Venezuela y canje en Colombia».
-Son muchas las cosas que se dicen. Hay muchas especulaciones sobre eso, pero igual hay muchísimas posibilidades y ninguna se puede negar. Obviamente son dos partes: el gobierno de Bogotá tiene una posición que, a nuestro juicio, no es la de facilitar el acuerdo, y las FARC tienen una posición política de mucha voluntad, explicada de distintas maneras. Es bueno que se sepa que las FARC fueron las que propusieron el acuerdo humanitario, porque Uribe, una vez que llegó a su primer gobierno, nunca habló del acuerdo humanitario; habló sólo de guerra y nada más.
-Cuando ustedes hablan de diálogo, ¿se refieren a un diálogo entre Chávez y Manuel Marulanda?
-Allá debemos llegar, ése será un encuentro histórico. Es un encuentro que se necesita para bien de toda la región y particularmente para el pueblo colombiano, que es víctima de las políticas del actual gobierno. El encuentro entre Chávez y Marulanda debe trabajarse, debe organizarse. Es muy importante el gran interés que tiene el presidente Chávez, y que lo ha expresado públicamente, de conversar con el jefe de las FARC.
-¿Marulanda en Miraflores?
-Ojalá, pero eso implica preparar las condiciones. A mí personalmente me gustaría mucho ese momento, porque Marulanda es un líder de las fuerzas revolucionarias de Colombia y del continente.
-Hay quienes dicen que los verdaderos artífices de todo lo que está sucediendo son ustedes. Que las FARC vienen cocinando esta situación desde hace mucho tiempo.
-Hay que darle todo el crédito a la senadora Piedad Córdoba, quien es la persona que esta detrás de todo esto, gracias a su amistad con el presidente Chávez. Ella es una mujer progresista y como tal le interesa resolver problemas como éste. El intercambio humanitario es un tema de interés internacional en el que están puestos los ojos de muchos países, expectantes de ver qué sale de la gestión del presidente Chávez con Uribe, y posteriormente, no sé cuando, con el comandante Manuel Marulanda.
-A la salida de una reunión reciente con el presidente Chávez, familiares de los políticos y militares que están en poder de las FARC dijeron que nunca habían estado tan optimistas. ¿Hoy tienen motivos para alimentar su esperanza?
-Esa esperanza y ese optimismo hay que mantenerlos. Es legítimo el optimismo que tienen los familiares de los prisioneros en los buenos oficios, en la facilitación, en la audacia del presidente Chávez para contribuir a la solución de este problema. Es algo que ellos entendieron muy bien, desde el momento que él los recibió con semejante amabilidad, se apersonó de sus problemas y sintió con ellos.
-Si hay intercambio, comandante Reyes, después de éste, ¿qué?
-Esperamos que el intercambio se dé y vamos a persistir todo el tiempo que sea necesario en la liberación de los prisioneros. Después de esto tendrá que venir la otra parte que tiene que ver con la paz de Colombia. Nosotros consideramos que la salida política es la solución a los problemas que padece nuestro país. No es cierto que la solución sea incrementar la guerra, como lo pregona el gobierno de Álvaro Uribe.
-Pasemos a otros temas. Recientemente el comandante de las fuerzas militares, el general Montoya, dijo durante un homenaje que le hicieron los industriales que la guerra había llegado «al fin del fin».
-El general Montoya dice cualquier cosa y está hablando con lo que le dictan sus deseos. Pero lo que vemos es una tremenda descomposición en el ejército. Los medios de comunicación han denunciado que el ejército y la policía están vinculados a actividades del narcotráfico. También es vox populi el maridaje entre el ejército y los paramilitares. El ejército ha sido el instructor, el orientador, el instigador de los grupos paramilitares, pero además de eso, que es una vergüenza para la institución, los militares que de verdad son íntegros, que no están de acuerdo con las barbaridades del paramilitarismo, son arrinconados por la cúpula militar. Agréguele a eso el mal trato que le dan a los soldados: conocemos cómo los soldados ni siquiera tienen ropa interior, están mal de botas, mientras sus generales hacen despilfarro de los millonarios recursos que les da el presidente Uribe para que hagan la guerra contra el pueblo, defendiendo los intereses de la oligarquía, de las multinacionales y, sobre todo, del imperialismo yanqui. Así que sería mejor hablar del fin, pero del ejército.
-Pero ustedes tampoco van ganando la guerra, comandante.
-Vea, las FARC han podido resistir y derrotar el Plan Patriota. No logró el señor Uribe derrotar a las FARC; no lo ha logrado ni con los millones de dólares que le dio Estados Unidos, ni con los asesores militares. Justamente porque la lucha revolucionaria de las FARC es del pueblo y es una lucha que tiene la virtud de contar con la experiencia y la sabiduría del pueblo, del campesinado de la gente común y corriente, que aprende de la experiencia, que aprende de la vida.
-El Plan Patriota ha sido una especie de escuela superior de guerra para ustedes.
-Sí, se ha aprendido mucho. Nuestros cuadros, nuestros guerrilleros han aprendido mucho de esta confrontación y han adquirido un mayor nivel enfrentando el Plan Patriota. Hoy es necesario recordar que siempre ha habido planes para destruir a las FARC; por eso miente el presidente Uribe cuando quiere venderle al mundo y a Colombia la idea de que él es el único que ha combatido a las FARC: a las FARC las han combatido todos los gobiernos desde el de Guillermo León Valencia hasta hoy, segundo periodo de Álvaro Uribe.
-«Asco», dijo el senador Gustavo Petro que le habían producido sus declaraciones recientes sobre la importancia que las FARC le atribuyen a la existencia del Polo Democrático Alternativo… ¿Que le producen a usted las declaraciones del senador Petro?
-Lo primero que debo decir es que Petro no es el Polo, el Polo es pueblo. Dentro del Polo están los sectores marginados, los desempleados, los desplazados, campesinos, indígenas, afrodescendientes. Están los colombianos que quieren cambios radicales en el sistema de vida de nuestro país. Están revolucionarios de verdad dentro del Polo y mucha gente progresista, patriótica, antimperialista… y también chavistas.