Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han dejado en evidencia al presidente colombiano, Álvaro Uribe, al obligarle a aceptar, bajo presión internacional, la operación de puesta en libertad de tres personas en manos de la guerrilla marxista y de su entrega al presidente de Venezuela y triunfal mediador en este proceso, Hugo Chávez. La […]
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han dejado en evidencia al presidente colombiano, Álvaro Uribe, al obligarle a aceptar, bajo presión internacional, la operación de puesta en libertad de tres personas en manos de la guerrilla marxista y de su entrega al presidente de Venezuela y triunfal mediador en este proceso, Hugo Chávez. La operación ha sido finalmente anunciada para hoy.
La puesta en libertad de dos prisioneras y del hijo de una de ellas, anunciada para hoy, marcará un antes y un después en este dossier tras un impasse de cinco años en los que Uribe y las FARC se han atribuido la responsabilidad de los anteriores fracasos en las operaciones de intercambio.
Conocido por su ferocidad contras las FARC, Uribe se ve obligado a aceptar las condiciones, hechas públicas por Chávez, el mismo cuya mediación desautorizó oficialmente a finales del pasado noviembre.
«Uribe sale debilitado de esta historia. Ha quedado en evidencia que se ha dedicado a intentar entorpecer la actuación de Chávez cuando este último estaba en el buen camino», constata Fernando Giraldo, profesor de ciencia política en la Universidad de Cali.
Discreto segundo plano
El presidente colombiano se ha mantenido, quizás por ello, en un discreto segundo plano, dejando que su ministro de Exteriores, Fernando Araujo, fuera quien anunciara la «autorización de la misión humanitaria» de su homólogo venezolano.
«Las FARC han retado a Uribe y lo han logrado», asegura Giraldo, quien añade que «el camino aún es largo» antes de que se haga realidad el intercambio de prisioneros entre el Gobierno y la guerrilla, por el que esta última dejaría en libertad a un grupo de 45 prisioneros, entre los que se encuentra la política franco-colombiana Ingrid Betancourt. Advierte de que nada apunta a que Uribe ceda y acceda a la desmilitarización de territorio que las FARC exigen como condición al intercambio.
«Ni contigo ni sin tí», titulaba ayer el diario «El Tiempo» al analizar el mensaje de las FARC a Uribe. Certificaba asimismo que la guerrilla habría obtenido «la congelación de las acciones militares durante varias horas en una zona emblemática». Se refería a Villavicencio, teatro de enfrentamientos regulares situado en el centro del país y donde se prevé la liberación de los tres prisioneros.
«Las FARC han ganado porque han logrado imponer la mediación de Chávez y han logrado internacionar el conflicto colombiano», coincide el politólogo Vicente Torrijos, de Rosario.
Carlos José Herrera, experto en resolución de conflictos de la Universidad Javeriana de Bogotá, asegura que la anunciada liberación constituye «un punto de inflexión» y «abre la puerta a una nueva etapa» hacia un eventual acuerdo humanitario.
«Chávez y las FARC han jugado muy hábilmente con un gran consenso internacional que ha arrinconado a Uribe», añade. La guerrilla «no sólo ha logrado para sí un reconocimiento internacional sino que ha convertido al presidente venezolano en un interlocutor imprescindible».
El Gobierno de Venezuela ultimaba ayer los últimos detalles para la recogida de tres personas en poder de las FARC, operación que ha sido anunciada para hoy.
La fecha de hoy fue confirmada por el emisario brasileño para esta intervención, Marco Aurelio García.
Por su parte, el portavoz de Cruz Roja Internacional en Ginebra, Marcal Izard, confirmó que «hemos ofrecido nuestros buenos oficios como garantes neutrales de la liberación de los secuestrados y los dos gobiernos, colombiano y venezolano, nos han pedido participar en la operación». Los aviones venezolanos que se trasladarán al escenario de su puesta en libertad, en Villavicencio, llevarán el emblema del CICR.
Además de Brasil y el Estado francés, Argentina, Bolivia, Cuba y Ecuador actuan como facilitadores de este operativo.
En Villavicencio, a 100 kilómetros al sudeste de Bogotá, la Alcaldía decretó un plan de urgencia para tratar a los liberados de eventuales dolencias médicas.
Paralelamente, el Ejército puso en marcha un operativo de «seguridad» en torno al aeropuerto y en el conjunto de la región, una de cuyas localidades, La Uribe, fue el bastión del líder de las FARC, Manuel Marulanda.
En la zona era visible la presencia de un escuadrón móvil de Carabineros, además de tropas especializadas en operaciones contra la guerrilla. Policías y militares instalaron controles en la carretera de acceso al aeropuerto y en la carretera principal del departamento del Meta, del que Villavicencio es la capital. Por contra, no había presencia militar y policial visible en las calles de esta ciudad de 350.000 habitantes.