Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en comunicado enviado a la agencia de noticias ANNCOL, desmienten su participación en los atentados de Ituango, Antioquia, que dejó siete muertos y cincuenta y seis heridos.
El documento, además denuncia al gobierno colombiano como principal actor de los hechos producidos. «Uribe no quiere a Ituango porque sus pobladores no se han sometido a la exigencia de trabajar con el ejército. Esa fue la verdadera causa del bombazo contra su población inerme». añadió el comunicado.
A continuación mostramos el comunicado completo:
2. Para los pobladores de Ituango se está convirtiendo en una maldición el desarrollo del mega proyecto hidroeléctrico de Pescadero en su jurisdicción. Tanto el Presidente Uribe como el gobernador Alfredo Ramos, quieren, en el contexto de ese gran negocio que cuesta 2.400 millones de dólares, revertir la categoría de municipio que tiene Ituango a corregimiento de Yarumal. La brutal represión a la población campesina está ligada al megaproyecto. La erradicación violenta de los cultivos denominados ilícitos es una forma de represión ligada al mega proyecto. Uribe no quiere a Ituango porque sus pobladores no se han sometido a la exigencia de trabajar con el ejército. Esa fue la verdadera causa del bombazo contra su población inerme.
3. Expresamos nuestras más sentidas condolencias al pueblo de Ituango, que está en todo su derecho de reclamar a las altas instancias judiciales investigar estos hechos y castigar ejemplarmente a los funcionarios del Estado autores de tan execrable crimen que lesiona a la humanidad. Llamamos a las organizaciones de derechos humanos y a todas las fuerzas políticas y sociales del país que no comparten los métodos del fascismo a interponer sus buenos oficios en defensa de los habitantes de Ituango. Que la construcción de mega proyectos no sea más la causa de derramamiento de sangre inocente en Colombia.
4. En este mismo sentido nos preguntamos por qué las autoridades judiciales no han abierto una investigación por terrorismo de Estado al ejército por los sucesos del 30 de julio en la población de Maicao. El «descubrimiento» en esa ocasión de mil kilos de explosivo Anfo en una pileta rodeada de comunas populares, no fue más que un nuevo episodio de falsos positivos, una patraña de guerra sicológica del ejército para aterrorizar a la población, intentar aislar a las FARC, y al mismo tiempo proyectarse como «héroes» ante la nación. Estos falsos «héroes» del ejército son los mismos que siguen patrullando con los paramilitares en la Sierra Nevada de Santa Marta, masacrando indígenas, bloqueando económicamente a la población, desplazándola, y matando campesinos para presentarlos como guerrilleros muertos en combate.