Transcripción de la alocución del comandante Jesús Santrich, miembro de la Delegación de Paz de las FARC-EP, ante los medios de comunicación en La Habana, el viernes 8 de febrero de 2013: «Vamos a decirles algunas cosas que son de interés nacional: La primera es que los diálogos siguen en desarrollo, con buen ritmo, como […]
Transcripción de la alocución del comandante Jesús Santrich, miembro de la Delegación de Paz de las FARC-EP, ante los medios de comunicación en La Habana, el viernes 8 de febrero de 2013:
«Vamos a decirles algunas cosas que son de interés nacional:
La primera es que los diálogos siguen en desarrollo, con buen ritmo, como habíamos dicho hace unos días, a ritmo de mambo, con paso firme, seguro, encontrando coincidencias en torno al primer punto de la agenda, que es el aspecto agrario y rural.
Lo segundo, y lo más importante en la intervención de hoy de parte de las FARC-EP, es recordar que sigue haciendo falta en la mesa de conversaciones Simón Trinidad. Es una necesidad imperiosa para que las conversaciones avancen hacia el puerto seguro de un acuerdo de paz la presencia del comandante bolivariano insurgente Simón Trinidad. Debemos denunciar que en este momento nuestro camarada se encuentra en condiciones de reclusión inhumanas. Cada vez que va a alguna audiencia lo hace encadenado de pies, manos y cintura, y a su cuerpo adheridos cables de alto voltaje, que al menor movimiento que se considere brusco e incluso una caída accidental, sobre él viene una descarga eléctrica. Esa es la situación en que tienen a Simón Trinidad en un centro de reclusión norteamericano. Esa situación debe cambiar y el Gobierno colombiano debe dejar la obstrucción frente a la posibilidad cierta de la presencia de Simón Trinidad o de su participación como catalizador de la paz, en este proceso que se adelanta en La Habana, capital de Cuba.
En tercer lugar, queremos ligar esta situación de los prisioneros insurgentes, los prisioneros de guerra y los presos políticos, con lo que está sucediendo en las cárceles de Colombia. Creo que ustedes han sido testigos y seguramente también han difundido la situación de inhumanidad extrema que se padece en los centros de reclusión o en los penales colombianos. En algunos sitios el hacinamiento es de más del 400%, y en general, en Colombia, es más del 58%. Hay una violación sistemática, dirigida a nuestro modo de ver, consciente, premeditada, de los derechos humanos por parte del Gobierno colombiano en cabeza del INPEC, de ese instituto que tiene por carceleros a verdaderos psicópatas, dedicados a torturar, de día y de noche, no solamente a los prisioneros políticos y a los prisioneros de guerra, sino también a los presos sociales, a esa gente que ha sido lanzada a algo que ya no son centros de rehabilitación, sino a una especie de basureros humanos, que es en lo que han convertido las cárceles en Colombia.
Este es un SOS. Y es un deber de todos los ciudadanos, no solamente de los colombianos sino de la comunidad internacional desde ya hacer una exigencia al Gobierno de Colombia para que permita una veeduría pública de la situación inhumana extrema que llega a niveles de muerte en los centros carceleros.
Estamos haciendo la denuncia porque quienes llegan heridos son sometidos, no a procedimientos sanitarios, porque de hecho en las cárceles de Colombia no hay un sistema de salud. En toda Colombia ha colapsado el sistema de salud, pero en especial en las cárceles no solamente ha colapsado, sino que hay una actitud dirigida, de parte del INPEC, a generar situaciones de maltrato, de tortura, y a que nuestros prisioneros, sus heridas se infecten y tengan que ser amputados.
Lo estamos diciendo con la verdad en la boca. Gran cantidad de los prisioneros de guerra en las cárceles de Colombia han sido sometidos a amputaciones, han sido sometidos a maltratos, a torturas, a vejaciones que van en contra de la dignidad humana. Toda persona, independientemente de si es o no preso, de si es o no prisionero, debe ser tratado con dignidad y esto lo está incumpliendo de manera alevosa el Gobierno colombiano. Hacemos esta denuncia y la exigencia para que se permita la veeduría pública y que toda Colombia y la comunidad internacional conozca de esta grave situación.
Si en verdad hay sentimientos humanos en los comunicadores sociales, desde ya deben hacer esta denuncia y multiplicar el SOS que conlleve a que el Gobierno colombiano preste una atención de urgencia a centenares de prisioneros que padecen situaciones de salud extremas y que en poco tiempo podemos decir van a estar en condición de muerte.
Ése es el llamado que hemos venido hoy a hacer a través de los micrófonos, exigiendo nuevamente la presencia de Simón Trinidad; que se mejoren también las condiciones de reclusión de Sonia y de Iván Vargas en los Estados Unidos de América; y que el Gobierno colombiano interceda, porque ellos también son ciudadanos colombianos».