Con una historia centenaria, las ferias libres siguen siendo importantes en las grandes ciudades de Chile. Semana a semana, en el Gran Santiago casi dos millones de personas visitan las ferias para abastecerse de productos hortofrutícolas, pescados y mariscos y elementos diversos de uso cotidiano. Constituyen un canal de comercialización indispensable para el suministro de […]
Con una historia centenaria, las ferias libres siguen siendo importantes en las grandes ciudades de Chile. Semana a semana, en el Gran Santiago casi dos millones de personas visitan las ferias para abastecerse de productos hortofrutícolas, pescados y mariscos y elementos diversos de uso cotidiano. Constituyen un canal de comercialización indispensable para el suministro de alimentos frescos, de calidad y a precios relativamente módicos para amplios sectores de la población. También son importantes generadoras de trabajo y viabilizan formas de integración y actuación ciudadana de alta potencialidad para campañas de alimentación saludable.
Sin embargo, crecientes dificultades amenazan su existencia. La primera, la competencia de los supermercados que van copando el espacio urbano. A ella se agrega la falta de reglamentación y normativas que permitan terminar con la precariedad y que ayuden a su modernización, lo que implica también una falta de visión nacional sobre la materia.
Hace un mes, en un acto realizado en la Universidad Arcis con participación de representantes de la FAO y de la Odepa del Ministerio de Agricultura, así como de parlamentarios y dirigentes sociales, se dieron a conocer los resultados del Sistema de Información Feria Libre. Es un estudio realizado entre septiembre de 2004 y abril de 2005, a partir de una carta de acuerdo entre la Asociación Chilena de Organizaciones de Ferias Libres (Asof) y la FAO, con el apoyo de la Asociación Chilena de Municipalidades. El trabajo fue realizado por la ONG Espacio y Fomento con un grupo de profesionales bajo la dirección de Juan Carlos Arriagada, consultor en el tema, quien fue entrevistado por PF.
Cuáles son los objetivos de ese trabajo?
«Dar a conocer de manera rigurosa la situación de las ferias libres. Contribuir a la formulación de políticas nacionales y locales para las ferias libres; acercarlas más a la comunidad y fortalecer su organización. Los hechos son claros. Las ferias han sobrevivido a la irrupción agresiva del gran comercio en la venta al detalle. Diversas actividades tradicionales han sido afectadas: panaderías, farmacias, almacenes de barrio, zapaterías, etc. Las ferias no.
La Asociación Chilena de Organizaciones de Ferias Libres necesitaba mostrar la importancia de este sector en diversos planos: abastecimiento saludable y barato de la población, empleo y también estímulo a la agricultura familiar campesina y mejor convivencia e integración de la ciudadanía. La FAO está interesada en el tema y posibilitó la materialización del llamado Sistema de Información Feria Libre».
Cuáles son sus resultados más relevantes?
«Establecer que la feria libre existe como formato tradicional de abastecimiento e intercambio entre Arica y Chile Chico. Las concentraciones mayores de ferias libres están en la Región Metropolitana, con 401 ferias, y en las regiones V, VI y VIII, con 54, 53 y 52, respectivamente. Por razones climáticas no hay ferias libres en la XII Región. En la VII, ha habido un retroceso: en Talca fueron eliminadas como resultado de medidas administrativas y en Curicó se convirtieron en centro comercial, con participación de los propios comerciantes. Algo similar acurrió en Linares.
En el país existen más de 700 ferias libres y alrededor de 60 mil comerciantes con patente o permiso como feriantes. Hay distintos formatos: en comunas populosas pueden tener desde 200 a más de mil puestos, y su principal oferta son productos hortofrutícolas, pescados y mariscos.
La Central de Abastecimientos de Lo Valledor, que comercializa el 90 por ciento de los productos hortofrutícolas que llegan a la Región Metropolitana, deriva el 80 por ciento a las ferias libres. El 40 por ciento de la demanda de pescados y mariscos frescos es cubierta por las ferias libres.
Los clientes de las ferias libres son en su mayoría los sectores de ingresos bajos o medio-bajos. En la Región Metropolitana, es el canal principal de abastecimiento de la población en comunas como Cerro Navia, Pudahuel, La Pintana, Quinta Normal, Conchalí y Puente Alto. Existen pocas ferias libres en Las Condes, Vitacura o Lo Barnechea y su impacto comercial es muy menor».
Cómo obtuvieron los datos y a qué universo corresponden?
«La base de datos se constituyó con visitas a ferias libres en la Región Metropolitana, información de las organizaciones de feriantes y a través de los municipios. Con la Asociación Chilena de Municipalidades se uniformó una ficha técnica que fue acogida en 120 municipios. Hubo información diferenciada de venta hortofrutícola y de pescados y mariscos. En la Región Metropolitana la información pudo ser ubicada en un mapa digital.
Hay muchas realidades en las ferias, derivadas de variables que van desde normas municipales hasta el clima. Por ejemplo, en la RM funcionan de martes a domingo más o menos entre 9 y 15 horas. En Valparaíso, en cambio, la feria de Avenida Argentina funciona hasta la noche. Igual en Lota y Temuco, donde funcionan todos los días. Hay más de 200 organizaciones de ferias libres. Su forma principal es el sindicato de trabajadores independientes».
TRABAJAN MILES DE FAMILIAS
Qué significan las ferias libres en términos de empleo?
«La actividad tiene carácter familiar. En algunos rubros son necesarios uno o dos ayudantes, aparte de servicios auxiliares. De acuerdo a esa realidad, puede establecerse un índice de 2,5 puestos de trabajo por patente, como mínimo. Eso arroja un total de 150 mil puestos de trabajo directos.
Pero hay que hacer una salvedad: lo que la gente llama ‘la feria’ tiene varias partes: la feria libre es la columna vertebral, pero en ella también existen ferias ‘persas’ -de artículos del hogar y ropa, principalmente-, las ferias de ‘cachureos’ -artículos en desuso- y los llamados ‘coleros’, un actor que ha irrumpido con fuerza en los 90 y que comercializan en especial productos no alimenticios. El námero de ‘coleros’ es muy alto, se estima en tres personas por cada comerciante con patente o permiso. Por ejemplo en la feria de Puente Alto -con 3.500 comerciantes patentados- hay más de 10 mil 500 ‘coleros’. Los ‘coleros’ en buena medida son producto del desempleo y los bajos salarios. Hay segmentos: uno de cesantes; otro formado por trabajadores que complementan ingresos trabajando el fin de semana y, por áltimo, existe un grupo que trabaja para empresas que necesitan dinero ‘para hacer caja’ y corresponden a ventas ‘en negro’.
El estudio no cuantificó el universo completo. Pero directamente en la feria libre hay por lo menos 150 mil trabajadores y, posiblemente, un námero mucho mayor de empleos indirectos».
Son muy directas, en cambio, las críticas contra las ferias libres: falta de higiene, balanzas descalibradas, inseguridad, molestias para los vecinos…
«Una cosa son las críticas de los vecinos y otra la imagen negativa que el gran comercio manipula. En cuanto a las primeras, muchas son ciertas y deben ser atendidas. La idea de que ‘la feria es muy buena, pero la quiero lejos de mi casa’, sigue arraigada. Desde 1997, sin embargo, hay un proceso de ‘modernización’ de la feria libre que va abriéndose paso. Promueve que el comprador elija el producto, que la imagen del puesto sea más amigable y mejor la atención al páblico, el uso de balanzas digitales, de uniforme y balanzas de control. Queda mucho por hacer, pero los dirigentes en su mayoría están conscientes de que su futuro depende de la comunidad. Un ejemplo: los dirigentes de la feria Villa O’Higgins, de La Florida, firmaron convenios con las juntas de vecinos que les posibilitaron nuevos lugares de trabajo. En cuanto a la imagen negativa que se manipula: de acuerdo a informes del Sesma, las denuncias contra ferias libres por razones de higiene estaban debajo de la media del comercio establecido. En 2004 el Sesma sancionó a varios importantes supermercados por razones de higiene, por mala manipulación de alimentos y rotulación engañosa de productos».
FERIAS Y AGRICULTURA FAMILIAR CAMPESINA
Cuál es la relación entre las ferias libres y la agricultura familiar campesina?
«Un experto en economía agraria, Jorge Quiroz, afirma que ‘la economía se asemeja mucho a un embudo; muchos productores atomizados en el sector primario, particularmente el agrícola; relativamente alta concentración en la etapa industrial y concentración altísima en la distribución final’. Si consideramos la distribución final, llegamos a los supermercados. Ellos tuvieron el año pasado una venta de cinco mil 650 millones de dólares. De esa enorma suma, dos grupos, DyS (Líder) y Cencosud (Jumbo), tienen el 55,5 por ciento de toda la comercialización, es decir, más de tres mil 135 millones de dólares. Y surge un tercer competidor, Falabella, interesado en incursionar en supermercados. El mercado del consumo total del país -en todos los rubros- es de 21 mil millones de dólares. Esa es la realidad. El ánico canal verdadero de comercialización de la agricultura familiar campesina es la feria libre. Volámenes, formas de pago y de entrega exigidas por los grandes supermercados, hacen prácticamente imposible acceder a ellos a los agricultores pequeños y medianos. En cambio el feriante permite que su producto llegue fresco y a bajo costo a la vecindad. Incluso hay lugares en que la agricultura familiar llega en forma directa a la feria».
Uno de los problemas cruciales de la agricultura pequeña y mediana es la intermediación. En la RM, sería posible que los agricultores llegaran a las ferias sin pasar por Lo Valledor?
«El estudio muestra que existen sólo dos cadenas de abastecimiento alimenticio: la tradicional y la del gran comercio, que libran una competencia dura. Entre el productor, la feria libre y el comprador final, existen centrales como Lo Valledor que encarecen el producto, pero posibilitan que se comercialice. Es una realidad no fácil de superar. En lo inmediato, la preocupación debe ser consolidar la cadena tradicional con el reconocimiento de todos los actores. Ellos deben negociar para que el mejor producto llegue al mejor precio al consumidor. Lo importante es, por lo tanto, defender la cadena tradicional buscando fórmulas que mejoren los precios de intercambio, en interés del consumidor».
LOS OFERTONES
Muchas veces los precios en los supermercados son más bajos…
«No en el caso de las verduras, frutas, pescados y mariscos, que son la fortaleza de la feria libre. En otros productos habría que ver. No cabe, además, la comparación entre un producto de feria libre y otro de supermercado, por la frescura del primero. Por otro lado, la política de ‘precios bajos’ de los supermercados viene de vuelta. Un estudio de la consultora AC Nielsen sobre precios de los supermercados indicó que éstos subieron un 4,3 por ciento entre mayo de 2004 y abril de 2005. Líder resolvió privilegiar a sus accionistas ante el reclamo de los dueños de ADR sobre su rentabilidad y decidió el término de su publicitada campaña de ‘precios siempre bajos'».
Cuál es la importancia de la feria libre en la alimentación de la población?
«Los cambios en la alimentación constituyen un tema global. El predominio de los grandes centros de comercialización implica también alzas en el consumo de azácar, grasas, sal y productos artificiales que -junto a otros factores- llevan a la obesidad. Una verdadera epidemia: ya el 38 por ciento de los chilenos tiene sobrepeso y el 22 por ciento, obesidad. Afecta especialmente a niños. El consumo de verduras debiera triplicarse y el de frutas cuadruplicarse. Los productos hortofrutícolas y el pescado pueden mejorar sustantivamente esta situación. La feria libre puede ser un excelente vehículo de educación popular en esta materia. Casi ocho millones de personas visitan mensualmente, en promedio, las ferias libres en la Región Metropolitana».
Cuál es la opinión de la FAO respecto de las ferias libres?
«Es importante el concepto y la política de seguridad alimentaria de la FAO. Postula la producción, abastecimiento y calidad del alimento. Sostiene que la comercialización debe posibilitar empleo e ingresos, porque sin ellos no es posible alimentarse adecuadamente. En nuestro estudio se concluye que la feria libre es un formato que corresponde a los criterios de la FAO. No sólo favorece la comercialización de productos de la agricultura familiar campesina, es también un aporte a la alimentación saludable. Genera empleos y acción solidaria. Hay que considerar además que las ferias libres, las ‘paraditas’, los ‘mercaditos’ y otros formatos populares existen en toda América Latina».
LOS ESPACIOS URBANOS
Qué ocurre con los espacios urbanos y su disponibilidad para ferias libres?
«Para la RM -para las demás regiones tenemos la tarea pendiente- hemos podido elaborar mapas que son un aporte para las políticas locales. Hay situaciones irregulares que podrían superarse. La Avenida Departamental, por ejemplo, es límite entre las comunas de Peñalolén y La Florida. Jueves y domingo se ubica una feria libre de cada comuna en ambas veredas de la avenida. Otra situación grave es que se niega la posibilidad de ferias libres en espacios de desarrollo urbano. No hay ferias libres, por ejemplo, en el espacio que va de Avenida La Florida al oriente. Nadie contempla en el Portal Bicentenario espacio para ferias libres. Las transformaciones viales en marcha afectan los espacios tradicionales ocupados por las ferias. Distinto es lo que ocurre con el gran comercio. Si comparamos los supermercados, entre 1991 y 2003, tenemos un resultado impresionante. Tanto por su extensión hacia sectores de bajos ingresos como por su ubicación espacial. Si cruzamos las vías principales de transporte con los supermercados, vemos cómo en el Plan Transantiago los supermercados están ubicados en todos los troncales».
Hay un mecanismo regulatorio para las relaciones entre las ferias y el gran comercio?
«No existe, como en otros países. En Francia se aplican impuestos al gran comercio, que se traspasan a los pequeños como compensación por la desigualdad en las condiciones de competencia. En Argentina hay limitaciones a la instalación de hiper y megamercados. Eso es cada vez más necesario. La discusión central del gran comercio es cómo orientarse hacia los sectores C3D, que califican como ‘mercado emergente’: precisamente el sector de población que se abastece en las ferias libres y en los almacenes de barrio».
Qué importancia tiene el proyecto de ley sobre ferias libres que está en la Comisión Pyme de la Cámara de Diputados?
«Es un avance. Reconoce a la feria libre como una actividad que debe ser protegida. Aporta a la estabilidad del espacio páblico, porque supera la precariedad entregando en concesión a cada feriante el mismo espacio sin que tenga que pagar más que lo que paga actualmente; fortalece su organización y eventual autogestión y también, su acceso a instrumentos de fomento.
Debiera ser mejorado en cosas sustanciales, como la consideración de la diversidad de ferias y su papel en el desarrollo urbano. Ha estimulado, con todo, iniciativas importantes. En Macul, el alcalde acaba de entregar en comodato por veinte años al Sindicato de Ferias Libres un terreno al lado de las canchas de Pinto Durán, donde se construye equipamiento con características de servicio comunal».