Se trata de comenzar un proceso hacia el desarme. Temas como proscribir el secuestro cabrían en la agenda de conversaciones. El año pasado, la dirección del Ejército de Liberación Nacional les propuso a las Farc, en documento público, constituir un frente de unidad política frente al gobierno de Uribe. No les respondieron. Hoy, el Eln […]
Se trata de comenzar un proceso hacia el desarme. Temas como proscribir el secuestro cabrían en la agenda de conversaciones.
El año pasado, la dirección del Ejército de Liberación Nacional les propuso a las Farc, en documento público, constituir un frente de unidad política frente al gobierno de Uribe. No les respondieron. Hoy, el Eln siente que la posibilidad de entendimiento político con la otra guerrilla quedó atrás por cuanto las Farc «no tienen un proyecto unitario».
Este año, en entrevista de ‘Milton Hernández’ a unos periodistas españoles, el Ejército de Liberación Nacional les propone a las izquierdas colombianas la constitución de un frente político para un candidato único a la Presidencia de la República. Según dicho vocero, «el Eln piensa que existe la oportunidad histórica en Colombia de tener por primera vez un gobierno de carácter democrático».
La respuesta de las izquierdas colombianas, en las voces de Carlos Gaviria, Gustavo Petro y Piedad Córdoba, ha sido la de condicionar la participación del Eln en una coalición electoral al desarme de dicha organización. Respuesta bastante sensata pero insuficiente, ya que -como lo dice el mismo Petro- «con Uribe no es posible la paz», entendida esta como proceso de negociación política con los adversarios armados.
Yo creo que las intenciones del Eln son serias. Han venido demostrando con palabras y con hechos su transformación en una organización donde lo político tiene más peso que lo armado y lo económico. Se negaron a articularse con el narcotráfico pese a las oportunidades que tuvieron ya que, como lo reconoce ‘Milton Hernández’, el 30 por ciento de las zonas campesinas influenciadas por ellos son zonas cocaleras. Tienen una dirección que ejerce autoridad real sobre sus frentes. Cuando el secuestro de los turistas en la Sierra Nevada, accedieron a liberarlos por razones humanitarias exigiendo sólo como contraprestación una veeduría sobre la situación de la población de esa región en el tema de los derechos humanos.
El año pasado, en el Congreso de la República, a través de Francisco Galán, le hicieron al Gobierno Nacional una propuesta concreta de paz. En el asunto de las minas antipersonales, han mantenido la disposición de hacer acuerdos parciales y han realizado gestos unilaterales como el desminado de una carretera en el sur de Bolívar y la cancha de fútbol en Micoahumado. Pese a la lentitud y timidez del actual gobierno con relación a sus propuestas y gestos, han sostenido la interlocución a través del embajador mexicano.
Lo menos que pueden hacer las izquierdas es alentar esa madura vocación de paz del Eln con propuestas realistas. Los procesos de desarme no son fáciles y mucho menos cuando la oferta gubernamental es la del sometimiento. Eso lo sabemos, de sobra, los que ya hemos trasegado los caminos de alcanzar una paz sin vencedores ni vencidos.
Los grupos aludidos por el Eln podrían crear una comisión que formalice el diálogo político con esa organización. En el entendido, claro está, de que se trata de comenzar un proceso hacia el desarme. Temas como proscribir el secuestro cabrían en la agenda de esas conversaciones. Yo, como miembro del Polo Democrático Independiente, me regalo para hacer parte de esa comisión.