Las Marchas de la Dignidad vuelven a salir a la calle, según han expresado sus organizadores «para gritar bien alto pan, trabajo, techo… dignidad. Salimos a la calle porque nos encontramos ante una situación extremadamente difícil, una situación límite, de emergencia social, que nos convoca a dar una respuesta colectiva y masiva de la clase […]
Las Marchas de la Dignidad vuelven a salir a la calle, según han expresado sus organizadores «para gritar bien alto pan, trabajo, techo… dignidad. Salimos a la calle porque nos encontramos ante una situación extremadamente difícil, una situación límite, de emergencia social, que nos convoca a dar una respuesta colectiva y masiva de la clase trabajadora, la ciudadanía y los pueblos.
Millones de trabajadores y trabajadoras se encuentran sin empleo. Cientos de miles de familias han perdido su casa. Gran parte de la juventud se ve abocada a buscarse la vida en el extranjero. A las mujeres nos quieren quitar nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. A los pueblos les niegan el derecho a decidir. Siguen recortando en salud, educación, dependencia… Han engañado a nuestros mayores con la estafa bancaria de las preferentes. Estamos asistiendo al robo de derechos y al empobrecimiento generalizado de la mayoría social y todo en nombre del pago de una deuda ilegítima y odiosa que no han contraído los ciudadanos y ciudadanas.
Mientras, ellos, siguen mangoneando, la corrupción campea a sus anchas. Siguen llevándose dinero a los paraísos fiscales, usando tarjetas opacas y regalando decenas de miles de millones del dinero público, el dinero que sale de nuestros impuestos, para salvar a los bancos y especuladores. Nos quieren hacer tragar un «Tratado de Libre Comercio» entre la UE y EE.UU. (TTIP) que se negocia secretamente y que beneficia a las grandes multinacionales a costa del pueblo. Y cuando se protesta, siempre obtenemos la misma respuesta: la represión y la criminalización. Ahora, incluso, pretenden robarnos la libertad para manifestarnos y expresarnos poniéndonos una mordaza que blinde el abuso policial. No sólo están aprovechando la crisis para recortar derechos sociales, también intentan suprimir libertades democráticas. A este sistema corrupto e indecente le sobran las libertades y los derechos de la mayoría social.
Pero no lo vamos a consentir. Nos vamos a rebelar. Porque este sistema que busca exclusivamente el beneficio privado de unos pocos nos lleva inexorablemente a una catástrofe medioambiental y social de alcance incalculable. Porque esta crisis-estafa está significando un gigantesco drama humano. Porque no queremos ser cómplices de su militarismo y sus guerras de rapiña. Porque no queremos ser parte de sus sucios negocios especulando con la salud y la vida de millones de personas.
Tras el millón y medio de personas que estuvimos el 22 de marzo en Madrid fuimos a rodear sus parlamentos el 21 de junio, le sacamos la tarjeta roja a los poderosos en Asturias y ahora volvemos de nuevo a la lucha. Hacemos un nuevo llamamiento a la movilización social en la semana del 24 al 29 de noviembre en la que hemos convocado movilizaciones por el empleo digno, por la renta básica, por los servicios públicos y de calidad, por las libertades democráticas, contra el pago de la deuda odiosa, el paro, la precariedad, los recortes, el TTIP, la corrupción, el régimen del 78 y la represión, y por supuesto el 25 contra la violencia hacia las mujeres. Os llamamos, especialmente, a protestar el 29 de noviembre donde se convocarán manifestaciones en todas las capitales de provincia.
Os llamamos a participar activamente en una movilización por una sociedad de hombres y mujeres libres, una movilización contra un sistema, un régimen y unos gobiernos que nos agreden y no nos representan. Seguimos exigiendo que se vayan. Que se vaya el Gobierno del PP y, también, todos los gobiernos que recortan y colaboran con las políticas de la Troika».
Fuente: http://www.tercerainformacion.