El 28 de octubre se celebraron elecciones en Colombia, con una treintena de candidatos asesinados y más de 50 congresistas encausados por su relación con los paramilitares. El Polo cuadriplicó sus resultados. Dos semanas después de las elecciones, empiezan a finalizar los trabajos de las comisiones de escrutinio, y los resultados arrojan un mapa político […]
El 28 de octubre se celebraron elecciones en Colombia, con una treintena de candidatos asesinados y más de 50 congresistas encausados por su relación con los paramilitares. El Polo cuadriplicó sus resultados.
Dos semanas después de las elecciones, empiezan a finalizar los trabajos de las comisiones de escrutinio, y los resultados arrojan un mapa político complejo donde el uribismo y el paramilitarismo pierden posiciones. Diez meses después de comenzar el escándalo de la parapolítica (ver DIAGONAL nº 48, 52 y 55) y a pesar de que medio centenar de congresistas y senadores están encarcelados, acusados de formar parte del engranaje paramilitar, éste ha conseguido sobrevivir políticamente en amplias zonas del país. Un sistema electoral muy deficiente que ofrece múltiples oportunidades para el fraude, un clima de violencia política (más de 30 candidatos han sido asesinados por FARC y paramilitares) y una casi inexistente labor de control electoral por parte de los partidos dibujan un escenario muy favorable para caciques, terratenientes y paramilitares.
El sistema electoral colombiano es nominal con sistema de listas abiertas, donde las alianzas se tejen durante la propia campaña electoral. Muchas candidaturas del Polo se retiraron para favorecer a candidatos liberales, de centro progresista e incluso conservadores, con la intención de frenar a los candidatos del paramilitarismo. Aun así, el Polo ha cuadriplicado sus resultados de hace cuatro años. En Bogotá el candidato del Polo, Samuel Moreno, hubo de enfrentarse a una amplia campaña de difamación en la que participaron la mayoría de medios de comunicación, liderados por el único diario de distribución nacional de Colombia, El Tiempo, controlado por el grupo Planeta y Radio Caracol del grupo Prisa. El presidente Uribe también tuvo su cuota de participación en las elecciones. La primera, indirectamente, al protagonizar una fuerte polémica con la Corte Suprema por injerencia en una investigación a paramilitares. La segunda, al intervenir directamente en la campaña electoral (hecho ilegal en Colombia) contra Samuel Moreno, que de todas formas batió el récord de votos para un alcalde en Bogotá. DIAGONAL: ¿Cómo se presenta el mapa político en Colombia? CARLOS GAVIRIA: El mapa político varió. A pesar de que el Polo no consiguió muchas alcaldías, ganó muchos concejales y obtuvo una votación significativa. Además muchos candidatos electos de otros partidos lo fueron con el apoyo del Polo.
D.: En alguna entrevista usted ha manifestado que en Colombia existe una democracia simulada… C.G.: Me refiero al hecho de que en realidad en Colombia no puede decirse que las elecciones sean limpias, que las personas elegidas son auténticos representantes de la voluntad popular. Las grandes mayorías están excluidas del sistema y se utilizan las elecciones para elegir a personas que van a consolidar esa exclusión. Hay un régimen presidencialista, no presidencial, donde la separación de los órganos del poder está bastante desdibujada. Hay espacios democráticos que pueden utilizarse, pero forman parte de la estrategia para mostrar esos espacios como constitutivos de una democracia cuando en realidad, en su totalidad, la propuesta no es democrática. Lo que rige no es una democracia, pero el Gobierno saca partido ante la comunidad internacional, que lo trata con la consideración de un régimen democrático.
D.: Parece probarse la relación de los paramilitares y el Gobierno. ¿Las investigaciones podrán llegar a tocar al propio presidente o a miembros de su Gobierno?
C.G.: Sí. Yo creo que el proyecto de segunda reelección tiene que ver con este tema. Uribe tiene interés en garantizar toda impunidad en el momento que se vaya a retirar del poder. Especialmente creo que las investigaciones sobre su primo Mario pueden comprometer al presidente. Y no se trata sólo de delitos de paramilitarismo sino de testaferrato, de enriquecimiento ilícito. La mayoría de los congresistas y senadores privados de libertad por el paramilitarismo pertenecen al sector de Uribe.
D.: ¿Existe un cambio dentro de los poderes fácticos en su cerrado apoyo a Uribe?
C.G.: El apoyo a Uribe es ahora más difícil. Especialmente cuando se vislumbra la posibilidad de un tercer mandato y muchas aspiraciones generacionales acumuladas no van a apoyar ahora a Uribe con el fervor de hace cuatro años. Creo que una segunda reelección se presenta más difícil que la anterior.
Política social
D.: ¿Cuál es la política social de Uribe en Colombia?
C.G.: Él trata de consolidar un statu quo muy inequitativo que hay en Colombia, justamente atrayendo a las personas de los sectores más necesitados, las más fácilmente manipulables, prometiendo que vencerá a la insurgencia por la vía militar. La gente está tan aburrida y cansada de los grupos armados que le dieron carta blanca sin importarles si su situación económica mejoraba.
D.: ¿Ha tenido éxito su política de ‘seguridad democrática’?
C.G.: De ninguna manera. Además, no tiene nada de seguridad democrática una política que lo que hace es deteriorar los derechos humanos. Y de su poco éxito tenemos una prueba en la situación a la que hemos asistido en esta campaña electoral con los candidatos asesinados. No es posible hacer campaña en gran parte del territorio. Es peligroso vivir en Colombia, es peligroso hacer política, todavía más en la oposición.
D.: ¿Qué opinión le merece el ataque mediático contra el candidato del Polo a Bogotá, Samuel Moreno?
C.G.: Es prueba de que aquí no hay una verdadera democracia. Este régimen se mantiene mientras sea posible consolidar y proteger los derechos de, lo que podríamos llamar, el ‘establecimiento’. En el momento en que una propuesta los pone en riesgo, entonces esa propuesta la presentan como inviable.
D.: ¿Cuál es la relación del Polo con los medios de comunicación de base? ¿Qué apuesta tienen?
C.G.: Ésta es una grave carencia que tenemos y que nos preocupa enormemente. No podemos depender de la caridad y de la buena voluntad de los medios oficiales o de los medios privados afectos al Gobierno, sino que necesitamos nuestros propios medios. Estamos trabajando ya en la publicación de un periódico en breve término, pero además estamos explorando la posibilidad de radio y televisión, probablemente a través de las iniciativas comunitarias ya existentes, pero también a través de emisoras que el Polo pueda crear.
D.: Tras el crecimiento del Polo, ¿cuáles son los retos?
C.G.: Creo sinceramente que el Polo es la primera opción de gobierno para el 2010. Nos tenemos que preparar para soportar una guerra sucia similar a la que vivió Moreno en Bogotá o yo en las anteriores elecciones. Tenemos que consolidar nuestra propuesta, enriquecer nuestro proyecto.
«BUSCAMOS INCORPORAR OTRAS LUCHAS AL POLO»
D.: Una crítica al Polo es que se ha constituido sobre las citas electorales. ¿Cuál es la relación con los movimientos?
C.G.: Yo creo que el Polo tiene vocación de incorporar sus luchas a las de los movimientos sociales. Ha sido importante la incorporación de miembros destacados de los movimientos indigenistas. Buscamos incorporar otras luchas y movimientos sociales al Polo. Tenemos que alimentarnos de esas organizaciones porque los propósitos que buscan tienen los mismos objetivos.
D.: Pero siendo la única forma de unirse al Polo la militancia individual, ¿no puede ser una fórmula limitada?
C.G.: Sí, esa discusión la tuvimos en el Polo y no hemos encontrado una solución estatutaria satisfactoria, pero yo creo que es necesario encontrarla.
D.: ¿Qué perspectivas políticas se abren en torno al Acuerdo Humanitario entre el Gobierno y la guerrilla?
C.G.: Personalmente, no pienso que el Acuerdo Humanitario se vaya a concretar en un término muy rápido. Era un proceso que estaba completamente congelado, pero ahora el camino se encuentra más despejado. Yo veo una lucecita al final del túnel.
D.: ¿Cómo vislumbra la realidad política en las elecciones presidenciales del 2010? ¿Podría darse un escenario sin guerrilla o paramilitares?
C.G.: Yo no me hago tantas ilusiones. No pienso que del Acuerdo Humanitario se desprenda inmediatamente un acuerdo de paz.
JoseDavid Carracedo es asesor de Samuel Moreno candidato del Polo Democrático Alternativo electo en Bogotá.