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Las montoneras sin una correcta organización política son arma de doble filo

Fuentes: Rebelión

El ABC de la política correctamente dice que «todo movimiento produce cambios», nadie tiene dudas de eso, pero la cuestión se plantea cuando hablamos de movimientos de masas es decir de pueblos, y quienes estamos del lado de la revolución, nos planteamos y queremos que dicho movimiento, si es que por las circunstancias concretas no […]

El ABC de la política correctamente dice que «todo movimiento produce cambios», nadie tiene dudas de eso, pero la cuestión se plantea cuando hablamos de movimientos de masas es decir de pueblos, y quienes estamos del lado de la revolución, nos planteamos y queremos que dicho movimiento, si es que por las circunstancias concretas no consiga el triunfo total, por lo menos signifique y logre un verdadero ascenso de las reivindicaciones no sólo económicas o democráticas, sino fundamentalmente políticas, es decir que logre dichos movimientos (que generalmente cuestan grandes sacrificios y pérdidas humanas) cambios fundamentales, en la vida cotidiana de esos pueblos.

Lo importante es luchar permanentemente sin estar haciendo cálculos políticos mezquinos, que favorezcan a grupúsculos políticos que trabajan innegablemente en el seno de las masas, en el afán sectario de llevar agua a sus molinos, sacrificando el gran movimiento en desmedro de la causa suprema, los intereses económicos, sociales y políticos de las grandes mayorías.

Todos los que militamos en el campo popular y revolucionario, en cualquier parte del planeta, ya sea en Colombia, Irak o Egipto lo hacemos con la señal fundamental de acabar con el capitalismo explotador y su más alta expresión abusiva, el imperialismo y todos sus satélites. Seguimos persistiendo en un grave error y es en la forma concreta, de llegar y cautivar a esas grandes masas, con una correcta organización y una línea política, fraguada en el seno mismo del pueblo, con las enseñanzas y experiencias del marxismo leninismo, no solamente para confrontaciones electorales, sino principalmente para defender con sus propios métodos de lucha en las calles, sus libertades ciudadanas y políticas, contra los sistemas fascistas de represión, que utilizan las burguesías, para seguir sustentando por la fuerzas, sus gobiernos arcaicos de un sistema utópico y fracasado como es el capitalismo.

Ojala que los sucesivos levantamientos de pueblos que se están y seguirán en franca rebelión en todo el mundo, consigan sus objetivos, de derrotar y cambiar gobiernos sumisos a intereses del imperio, por gobiernos que verdaderamente sean fiel reflejo de las postergadas mayorías nacionales. Y que dichas montoneras de pueblos en las calles se doten de una verdadera organización política revolucionaria, para que su sacrificio no sea en vano y que sus gestas terminen en un verdadero cambio hacia adelante y no en retrocesos que desmoralizan a las masas.

El imperialismo, juega con todo en dichos movimientos a través de sus quintas columnas criollas, que siempre tiene dispuestos para confundir y tergiversar las luchas de todo pueblo, que quiere un verdadero cambio revolucionario, y no que lo tiñan de «cosmética democrática».

Este es un angustioso y modesto llamado a todas las organizaciones sindicales y campesinas, corrientes, movimientos y partidos políticos, que luchamos por una nueva sociedad de iguales ahí donde se den las luchas en cualquier parte del mundo, a despojarnos de nuestros intereses sectarios, y en un afán de una verdadera unidad, para sumar y no restar fuerzas para que todos los movimientos de pueblos en rebelión, consigan sus objetivos. A los pueblos no hay que enseñarles a hacer la revolución, sólo hay que trasmitirles, el conocimiento y las experiencias, de pueblos que consiguieron sus objetivos políticos, luchando unitariamente contra el enemigo principal.

Una montonera de pueblo organizada políticamente, siempre será imbatible, de lo contrario sufrirá reveses con heridas, que tardaran en cicatrizar.

* José Justiniano Lijerón es Es ex la Central Obrera Boliviana (COB)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.