«Hay que poner atención a estos movimientos», advirtió y dijo que a diferencia del movimiento estudiantil francés de mayo del 1968, «los escolares chilenos exigieron al gobierno y a la clase política soluciones concretas a los problemas de la educación, pero lo diferente fue que ellos (los estudiantes) entregaron propuestas que si tienen soluciones y […]
«Hay que poner atención a estos movimientos», advirtió y dijo que a diferencia del movimiento estudiantil francés de mayo del 1968, «los escolares chilenos exigieron al gobierno y a la clase política soluciones concretas a los problemas de la educación, pero lo diferente fue que ellos (los estudiantes) entregaron propuestas que si tienen soluciones y que son un real aporte al desarrollo educativo del país». Las protestas estudiantiles comenzaron el pasado abril con reclamos de gratuidad para los pases escolares, el transporte y las pruebas de ingreso a las universidades, pero fueron creciendo ante la indiferencia de las autoridades que no alcanzaron a medir la magnitud del problema. Las primeras tomas ocurrieron en varios de los liceos más emblemáticos de Santiago sólo días antes del mensaje a la nación de la presidenta Michelle Bachelet el pasado 21 de mayo ante el Congreso Nacional. Los estudiantes esperaban que la mandataria mencionara el conflicto en su informe e incluyera entre las prioridades de su gobierno una transformación profunda del sistema educacional de corte neoliberal, heredado de la dictadura militar de Augusto Pinochet. Miles de estudiantes salieron a las calles en una primera convocatoria nacional y la policía de Carabineros reaccionó con una violenta represión que dejó miles de detenidos, numerosos heridos -incluyendo varios periodistas- y cuantiosos daños materiales. La magnitud de las protestas y el amplio apoyo recibido de sectores políticos y sociales puso en crisis al gobierno, que terminó concediendo parte de los reclamos económicos y nombrando un Consejo Asesor Presidencial para estudiar cambios en el sistema de educación.
CLAUDE EN CHILEVISIÓN
Claude, reveló en el programa de noticiosos Última Mirada de Chilevisión, que «en Chile no hay derecho a huelga y ni existen los instrumentos de lucha política por parte de las organizaciones sociales, y eso llevó a cientos de miles de estudiantes a protestas por tres semanas». «Los padres de esos niños obtienen sueldos muy bajos, ocho de cada 10 chilenos apenas ganan 200 mil pesos. Ellos no tienen para cubrir los gastos básicos y sólo deben endeudarse para vivir», subrayó.
DATOS Y CIFRAS QUE NO MIENTEN
Después de su incursión televisiva, Claude fue consultado por Crónica Digital y señaló que la Organización Internacional del Trabajo, sostiene que sólo el 30 por ciento del empleo en Chile es catalogado como «decente». «Esto se explica por la creciente tendencia a la precarización laboral que se ha producido durante los últimos años. Mientras los empresarios exigen mayor flexibilidad, en nuestro país existen más de 300 mil trabajadores subcontratados» . Apuntó que el 50 por ciento de los trabajadores recibe ingresos inferiores a los 180 mil pesos. «Con estos negros indicadores, no nos puede sorprender que la realidad de la mayoría de los chilenos sea angustiante, tal como lo demuestró una encuesta del Instituto Libertad y Desarrollo, que señaló que el 49 por ciento de los trabajadores tiene temor a perder su empleo». «Esta percepción refleja el estado de desprotección que hoy existe en el mundo laboral. A esto deberíamos sumar el hecho de que sin los empleos de emergencia que da el gobierno, la tasa de desocupación se ubicaría en torno al 10 por ciento, lo cual no es para nada auspicioso», apuntó el economista. Recordó que Chile es la undécima economía más desigual del mundo, donde con sólo 80 dólares al mes una persona deja de ser considerada pobre. «Obviamente, la gente no apoya el modelo neoliberal que impera en nuestro país, pues una encuesta del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Humano indica que más del 70 por ciento de los chilenos tiene sentimientos negativos hacia el modelo económico imperante». Sostuvo que existen parámetros objetivos los cuales confirman el grado de precarización del empleo que se ha extendido en el país: «extensas jornadas laborales (11 horas promedio), sueldos bajos, alto costo de la vida, sin previsión y en pésimas condiciones contractuales». El economista y líder ambientalista, reiteró que el movimiento estudiantil que tuvo paralizado el sistema educacional chileno por más de tres semanas, «es la punta del iceberg y que esas protestas muestran la realidad del Chile de hoy». «Los jóvenes se dieron una organización y una conducción que puso de relieve que son un actor social potente y no es de extrañarse que en los próximos meses surjan nuevas protestas, pero ahora desde otros frentes sociales», advirtió. Por último, Claude recordó que «los pueblos que no se movilizan y no piensan en su futuro permanecen esclavizados».