A las personas se nos conoce por nuestras palabras. O, lo que es lo mismo, dime que palabras conoces y te diré que boca calzas, quién habla. El diccionario en línea Merriam-Webster recibe 125 millones de visitas al mes, unas 10 consultas por segundo, y cada fin de año publica su lista de los vocablos […]
A las personas se nos conoce por nuestras palabras. O, lo que es lo mismo, dime que palabras conoces y te diré que boca calzas, quién habla. El diccionario en línea Merriam-Webster recibe 125 millones de visitas al mes, unas 10 consultas por segundo, y cada fin de año publica su lista de los vocablos más buscados en Estados Unidos. En 2008, con apenas tres palabras, las más rastreadas, podemos retratar todo un planeta.
Bailout: sacar del apuro. La palabra del año, la más consultada. Se refiere, y de ahí su éxito, al inaudito plan de rescate aprobado por el Congreso estadounidense para socorrer a los grandes emporios financieros. El mundo al revés: del sálvese quien pueda, base del capitalismo, al salvemos a quien más pueda.
Vet: verificar. Muy utilizada en las elecciones presidenciales para examinar las virtudes y valía de los diferentes candidatos. Y poco más. Verificar pasó a la historia. Bush reconoce su error, en Irak no había armas de destrucción masiva. Y da igual, la verdad.
Socialism: socialismo. La tercera de la lista. El insulto de moda en Estados Unidos. Los republicanos, por ejemplo, para descalificarle, llaman socialista a Barack Obama. Una palabra vacía, apenas una ofensa. No hay alternativa, ni hace falta.
Se buscan palabras para alumbrar el mundo bueno. «Cuatro o cinco palabras aprendidas, / en la noche del tiempo, / siendo niños, / nada más que esas cuatro o esas cinco / palabras aprendidas son precisas / para nombrar los dos o tres asuntos / que merecen nombrarse en esta vida», desvela el escritor Carlos Marzal. Las palabras perdidas. Las palabras mayores. Las que no se nombran y casi ni se recuerdan.