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Las piruetas de Santos

Fuentes: Rebelión

«Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno». Emiliano Zapata. En Colombia crece cada día más la ilegitimidad del Estado, sus piruetas para la paz no lo libran de la reactivación del narco-paramilitarismo como un fenómeno propiciado por el gobierno y el poder, y construido con la base en […]

«Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno». Emiliano Zapata.

En Colombia crece cada día más la ilegitimidad del Estado, sus piruetas para la paz no lo libran de la reactivación del narco-paramilitarismo como un fenómeno propiciado por el gobierno y el poder, y construido con la base en crímenes de lesa humanidad que no cesan pese al cacareado discurso presidencial y del facho Uribe, de «desmovilización y reinserción», que no fueron sino un remedo para ganar tiempo, legitimidad institucional y nuevo poder en las regiones.

Lo que Santos «pelecha», y Uribe continua no es ni más ni menos que un proyecto de reconstrucción de poder oligárquico pactado entre viejas y nuevas elites que se niegan a una paz negociada, digna e integral, que sea un «cara a cara» en el país nacional, sin trampas, y que resuelvan de una vez por todas el tema paramilitar originado en un Estado autoritario y mafioso.

Entonces, la paz que los colombian@s crecemos, no es la de la elite paramilitar, ni la buscamos para distribuir el poder territorial de los terratenientes, industriales, comerciantes, banqueros, y/o la de su clase política unida a la paz Santo-Uribista o la de sus generales traquetos, nuestra paz, la de las mayorías populares no es un pacto de poderes de Estado e imperio, que arrincone y desaparezca la lucha, y/o a la insurgencia popular y social; es si , un pacto de unidad de la clase popular.

El bloque dominante articulado a la globalización capitalista, no puede buscar otra paz que no sea neoliberal; esta clase, se ha fortalecido desde hace más de cincuenta años de la cadena productiva del narcotráfico, y de las economías ilegales, por lo que la industria de la violencia criminal y paramilitar les sigue siendo útil y consustancial, razón para sanear «en paz» sus capitales y mantener» en paz» el poder.

Seguirán siendo prioridades para las oligarquías y el Imperio, la derrota militar, política y cultural de los pueblos, su accionar militar y paramilitar busca afianzar el control territorial de las multinacionales y de la burguesía; que como socios, deben tener «a la mano» otro (renovado) instrumento militar al servicio de su paz con los «nuevos señores» y para un Estado privado que somete -según sus cálculos-, al silencio o a la muerte «en paz» a los insurrect@s.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.