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Las reformas radicales de izquierda debe realizarlas… la izquierda

Fuentes: http://www.malpublicados.blogspot.com/

Exigir a la derecha de centro cambios más o menos profundos es evadir la responsabilidad de conquistar la fuerza propia para hacerlos. El discurso hay que dirigirlo a los pueblos para que les llegue el programa necesario y se incorporen al proceso. El demandar a la nueva derecha es reconocerse implícitamente minoría impotente y validar […]

Exigir a la derecha de centro cambios más o menos profundos es evadir la responsabilidad de conquistar la fuerza propia para hacerlos. El discurso hay que dirigirlo a los pueblos para que les llegue el programa necesario y se incorporen al proceso.

El demandar a la nueva derecha es reconocerse implícitamente minoría impotente y validar indirectamente a los operadores políticos del sistema capitalista.

La inmensa mayoría de los gobiernos del mundo se enmarcan en el sometimiento a Estados Unidos y a sus empresarios locales. Algunos realizan reformas que pueden verse como positivas; pero la izquierda nunca debe perder de vista que no se trata de mejorar la posición de los pueblos en el capitalismo sino de construir un socialismo sostenible cuando el tiempo del sistema se agota y marcha a su colapso que será inevitablemente dramático.

¿Se instala el programa socialista o se gritan demandas en dirección al PT en Brasil, al peronismo argentino, al Frente Amplio uruguayo…? La tarea no es acusar de inconsecuencia a los progresistas sino hacer oír el discurso nuevo para crecer.

El caso chileno

La presidenta y una coalición de partidos llamada Nueva Mayoría tratan de ejecutar un pacto de reformas de cierta importancia en lo constitucional, electoral, tributario, educacional.

Hoy se ha producido una crisis menor por reclamos de que se mantiene igual lo que se prometía cambiar. Desde alguna izquierda se ha lanzado la palabra traición.

Sin embargo no hay muchas razones para esa ira luego de un acuerdo del gobierno con la otra derecha, la que administró el golpe de estado imperial-empresarial-militar.

La presidenta ya hizo un período conservador de cuatro años. Después ejerció un alto cargo de la ONU con el indispensable apoyo de Washington. Recién visitó al presidente norteamericano que la recibió con el nada honroso elogio de ser su favorita junto a su esposa. En esa reunión ella le explicó lo que está haciendo -y sus límites-, su posición internacional y ante Bolivia. Todo, al gobierno amigo. Durante la gira recibió el apoyo de la directora del Fondo Monetario Intenrnacional, órgano de las políticas de USA.

La alianza en el gobierno Nueva Mayoría incluye exgolpistas, exdefensores del socialismo allendista y políticos que se comprometieron, dicen pragmáticamente, con la situación presente establecida por el fascismo neoliberal.

¿Entonces por qué esos personajes en el poder político deberían ser más profundos en el cambio de la realidad que ayudaron a levantar?

En los hechos no hay siquiera una fuerza social masiva impulsando una nueva constitución, una política sostenible, una redistribución en dirección al decrecimiento, una educción pública unitaria. Las quejas en los medios provienen de grupos minoritarios que han sido incapaces de penetrar y quebrar el dominio que tiene sobre la población la ideología manejada desde el poder.

La denuncia por una reforma tributaria pactada a última hora con los dueños del capital externo e interno no explica que mientras los grupos propietarios hicieron una presión amenazante al gobierno ningún movimiento social, de trabajadores ni político se movilizó en defensa de los impuestos algo mayores comprometidos. No hubo marchas ciudadanas en las calles para presionar a un gobierno de nueva derecha.

Los comunistas que débiles de fuerza se integraron con los partidos liberales en el gobierno han declarado su preocupación por el posible abandono práctico del documento de campaña firmado. Pero la experiencia muestra que desde un programa electoral hasta una constitución política no valen nada sin el apoyo activo de fuerzas detrás.

Se puede decir que exigir cambios a los gobiernos reformistas de derecha es solo un paso útil para ganar adhesión popular al cambio de sistema y civilización necesarios.

También se puede ver esa conducta como una forma más fácil de eludir el trabajo independiente de dura lucha ideológica. Un refuerzo no deseado al interior del ambiente cultural dominante de expectativas en derechas de centro que se expresan de manera ambigua.

El camino propio consecuente hoy consiste en preparar, levantar y difundir siendo minoría un mensaje radical y exclusivo: el socialismo sostenible es la respuesta humanista al derrumbe de esta civilización.

Una agitación en torno a los parches del sistema sin el marco del programa estratégico no conduce sino a hacer sentir que no hay otra alternativa.

Los acuerdos entre las derechas son naturales, sus diferencias nunca las apartan del capitalismo insostenible en el tiempo.

Los izquierdistas no deben pedir a otros que hagan su tarea, tienen que realizarla por sí mismos empezando por adelantar el discurso a las condiciones del futuro.

Por un Movimiento para una civilización sustentable-solidaria

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