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Experiencias de resistencia y organización comunitarias en Argentina

Lecciones aprendidas para estos tiempos de crisis económica neoliberal

Fuentes: En Búsqueda/Rebelión

Durante los años 1991-2001 fueron implementadas en Argentina, y en otros países, las políticas económicas fieles al modelo capitalista neoliberal de exclusión y desigualdad social, sobre todo aquellas denominadas de reajuste estructural. Miles de personas fueron perdiendo sus empleos, las familias apenas tenían dinero para sobrevivir y cubrir sus necesidades básicas, la situación se fue […]

Durante los años 1991-2001 fueron implementadas en Argentina, y en otros países, las políticas económicas fieles al modelo capitalista neoliberal de exclusión y desigualdad social, sobre todo aquellas denominadas de reajuste estructural. Miles de personas fueron perdiendo sus empleos, las familias apenas tenían dinero para sobrevivir y cubrir sus necesidades básicas, la situación se fue volviendo insostenible. Está crisis tuvo su máxima expresión en la llamada crisis de «el corralito», la cual se tradujo en la falta de liquidez o dinero real en los bancos del sistema financiero. Así de la noche a la mañana miles de personas vieron esfumarse sus ahorros, los cuales eran solamente cifras de las que no podían disponer.

Ante este panorama, las experiencias de organización desde la base se volvieron una necesidad no sólo del momento sino de continuidad en el tiempo con la fiel certeza de que la historia es sabia, ella se deja escribir por los clamores del pueblo que revelan la mentira de los grandes explotadores. En un horizonte de conciencias inquietas y compartidas, el pueblo argentino supo decir «YA BASTA». Y desde ese grito de los pequeños, hoy queremos hacernos eco, para que esta sea también una palabra al corazón de El Salvador, una palabra a esta realidad de crisis, que nos fuerza e invita a construir nuevas dinámicas de resistencia para seguir vivos y de pie.

Así, buscando en nuestra memoria argentina, hacemos presente algunas experiencias significativas con el ánimo de que sean «leñita seca» para el fuego que aquí ya está encendido…

LOS CORTES DE RUTAS.

En nuestra querida Patagonia, en la provincia de Neuquén, bien al sur de Argentina, una de las provincias ricas en yacimientos petrolíferos y proveedora de recursos energéticos a nivel nacional, durante el primer gobierno del presidente Carlos Menem dio inicio el proceso de privatizaciones de las empresas estatales. Por lo cual, la empresa YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), de dicha provincia, es privatizada en 1991; provocando para 1996, más específicamente a las ciudades de Cutral Có y Plaza Huincul, altos índices de desempleo y subempleo a los que se sumaban entre otros problemas: los cortes de servicios de luz y gas a las familias, y muchos hogares que necesitaban ayuda alimentaria.

En este contexto, fue surgiendo en toda la comunidad una alianza en defensa de los derechos humanos, tanto tiempo postergados. Comenzaron, pues, los cortes de ruta, cortes de tránsito en las principales carreteras, los llamados «piquetes», donde todos los sectores de la población participaron masivamente tomándose las calles. En una palabra, el Pueblo no tuvo intermediarios para sus necesidades apremiantes, y ellos mismos, los pobres, tomaron el protagonismo. Sobre la base de los piquetes y las asambleas comunitarias se ejerció la práctica de una democracia directa en la cual la participación de los llamados piqueteros y fogoneros se constituye en representación de la población asumiendo el poder político de hecho, en forma transitoria. A partir de estos hechos los cortes de rutas comienzan a tener centralidad como instrumento de lucha en toda la Argentina, los cuales son acompañados en la comparsa masiva, alegre y bulliciosa por los tambores de las batucadas populares.

LAS FASINPAT (bricas sin patrones).

También en la provincia de Neuquén, adentrados en la crisis que azoto al país en 2001, la empresa de cerámica ZANON anuncia el cierre de la misma, se despiden a 380 trabajadores, comienza un período de protestas en la calles de la ciudad, de asambleas, y el comienzo de un proceso resistencia (sumado a todo esto los compañeros y compañeras de la fábrica comienzan a sufrir persecuciones, amenazas, secuestros, represiones y muerte). Para enero del 2002, ZANON presenta un plan de reactivación con 62 operarios, y en marzo del mismo año comienza a producir «bajo gestión obrera». En el 2004 se forma y se presenta la Cooperativa de trabajo Fasinpat (fábrica sin patrones) y también se presenta en el Congreso Nacional el proyecto de Ley de Expropiación y Estatización sin pago y bajo Gestión Obrera de la fábrica, que contó con la firma de 25 diputados nacionales.

En palabras de trabajadores y trabajadoras de la fasinpat este es su testimonio: » fuimos nosotros los que pusimos en marcha a la fábrica. Durante todos estos 7 años no recibimos ningún tipo de ayuda de los gobiernos. Ni créditos, ni subsidios, ni nada. Con nuestro esfuerzo y el apoyo de la comunidad la fuimos levantando y creando puestos de trabajo. Somos la única fábrica en la provincia que duplicó los puestos de trabajo genuinos, directos y miles de indirectos: canteras, fletes de camiones y camionetas, la fábrica de cajas, y la compra de todos los insumos y materias primas, etc. Todos estos años trabajamos solidariamente con la comunidad, en la construcción de un centro de salud, viviendas, donaciones mensuales permanentes a escuelas, hospitales, comedores, guarderías, familias, etc.».

ZANON representa en nuestra Argentina un signo de rebeldía y de lucha, de búsqueda solidaria del bien, de manos tendidas que nos unen: así es como una simple fábrica de cerámicos, paso a ser un símbolo de nuevas dinámicas, donde no hay explotadores y explotados, sino hermanos construyendo juntos un futuro común de esperanza.

LAS OLLAS POPULARES .

La necesidad más urgente durante la crisis del 2001, fue la comida. El pan de cada día, faltaba en la mesa de millones de argentinos. Fruto de esta necesidad común, comienza a surgir (muchas veces al borde de las carreteras cortadas, que contamos antes) la experiencia de la Ollas populares, donde se juntaba lo que cada uno podía poner, y se compartía entre todos no solo el hambre, sino la lucha. También surgieron, en iglesias o centro comunales, una gran cantidad de comedores comunitarios, donde se recibía algún tipo de donación y se cocinaba voluntariamente para la gente que más lo necesitaba. En esos momentos se vivía el milagro de «la multiplicación de los panes y los peces» que cuenta el evangelio, porque sin saber de dónde se conseguía lo necesario para tener la panza llena o por lo menos con alguito dentro. Estas experiencias de compartir la olla, todavía hoy siguen siendo un espacio para los pobres de Argentina, para compartir solidariamente todo lo poco que tenemos, y que en ello se vuelve mucho.

EL TRUEQUE.

Esta es una práctica muy antigua que se recuperó en estas épocas de dura crisis. Desde las plazas de algunas ciudades, hasta las comunidades de los pueblos originarios, perdidas en los límites del país, se comenzó a intercambiar bienes, hacer trueque, sin que circule pisto, ya que nadie tenía para comprar. Por ejemplo los pueblos de la tierra Wichis, Tobas y Guaraníes, entre Argentina y Paraguay, se encuentran en un lugar neutral del monte, unos llegan con carne de jabalí (chancho salvaje), otros con pescados frescos del río, otros con fibras vegetales para tejer, otros con miel del monte, otros con charatas (gallinas salvajes). En estos encuentros, además de disfrutar del verse (hay muchos que son familia y no se ven muy seguido), comparten lo que tienen, lo intercambian. El que llega con miel, vuelve con algo de carne, el que lleva pescado regresa con charata a la casa… Y con esto, es posible seguir vivo, seguir alimentando los muchos hijos que esperan en sus casas de barro, con la esperanza de llenar la panza esa noche.

Así fue como en un rincón de Argentina, y en muchos rincones más, la necesidad le enseñó al pueblo a estrecharse las manos, sin vergüenza, ni miedos, para hacer trueque, en el que tomándose de las manos se cierra con un pacto una transacción comercial, sin el Dios del mercado neoliberal, y se celebra el milagro de volver a confiar en el otro, el milagro de humanizar las relaciones comerciales primarias.

LOS CARTONEROS

Otra de las experiencia a resaltar es la de las compañeras y compañeros cartoneros en donde ante el desempleo, y obligadas por la necesidad, miles de personas, sobre todo en las grandes urbes de Argentina, se lanzaron a buscar en los basureros materiales de deshecho para reciclar, papel, latas, metales, cartón, de aquí su nombre. Creando, creativamente, una economía de resistencia ecológica, donde la práctica de las tres «R» es toda una realidad: re-usar, re-utilizar y re-ciclar. Este ejercicio permitió la creación de verdaderas empresas de reciclaje a nivel industrial.

No queremos terminar sin señalar que todas estas experiencias de resistencia y luchas del pueblo siguen siendo signos de esperanza en nuestra historia, somos conscientes de que se puede lograr una sociedad donde no haya explotadores ni explotados. Si bien, no han sido fáciles los procesos, creemos firmemente que a través del diálogo se llegan a los acuerdos en favor de todos, que de la puesta en común en las asambleas se puede pensar en una sociedad estructurada de otra manera, de que la realidad del trabajo nos lleva a la solidaridad con otros, de que la lógica de los beneficios no es para unos pocos sino para todo el pueblo. Pero, también sabemos que todo lo ganado ha llevado sus costos, muchas vidas de compañeros y compañeras han sido arrebatadas en las represiones que los gobiernos provinciales y nacionales de nuestro país autorizaron para frenar las protestas, para callar lo que nunca supieron escuchar.

Nos habían hecho creer que nada podía cambiar, que sólo había que callar, que había que soportar, que había que ajustarse el cincho para que otros se pudieran hartar. Y entretenidos en su ambición, se olvidaron que el Pueblo puede ganarle al amanecer, y así antes de que despunte el día comenzar a caminar, comenzar a trabajar la tierra donde una y muchas semillas resistirán las lluvias, las sequías… y así muchas manos serán testigos de los primeros brotes que se deberán cuidar para mantener una cosecha abundante…

Todos los días amanece.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de los autores, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.