Con el sentimiento que nos une, como humanistas, como luchadores por la paz, como defensores de la vida hacemos un llamado, e invitación a todo el estamento político, gremios, iglesias, academia, organizaciones sociales de esta bella región quindiana para que juntos ayudemos a edificar y a materializar la tan anhelada Paz con Justicia Social, equitativa […]
Con el sentimiento que nos une, como humanistas, como luchadores por la paz, como defensores de la vida hacemos un llamado, e invitación a todo el estamento político, gremios, iglesias, academia, organizaciones sociales de esta bella región quindiana para que juntos ayudemos a edificar y a materializar la tan anhelada Paz con Justicia Social, equitativa y solidaria.
Estamos en un momento crucial de poder encontrar la reconciliación, la ternura, la fraternidad y la felicidad, de abrazarnos como auténticos ciudadanos, sujetos de derechos y garantías de vivir en un Estado Social de Derecho. La lucha es por el derecho a la vida, que podamos vivir nuestra vejez con dignidad y que los niños de esta sufrida patria tengan pan, alegría, vestido y techo; son ellos los que crecerán sin tener que odiar a su patria porque en el futuro la amarán como un hijo quiere a sus padres. Es hora de levantar un grito trepidante de Reconciliación, donde feos, bonitos, enanos, negros, mestizos, indios, diversos, pobres y ricos convivamos en Paz y en armonía con la madre naturaleza, garantizando alimentos suficientes para nutrir nuestras futuras generaciones.
Es la oportunidad de allanar el camino sin espinas; es la hora de regalarnos una flor, una rosa y también un abrazo, si ese abrazo es de sinceridad y honestidad, por amor al País que nos vio nacer, sin odios y rencores. Es el momento de enterrar la ideología del odio, para entrar en la era de la concordia y brindar con el vino de la ternura con el que hemos de sellar un nuevo pacto para amarnos como colombianos.
Hoy danzamos con cumbias, mapalés, currulaos, porros, vallenatos, gaitas, también nos envolvemos en nuestra bandera que flamea con altura por la bendecida Paz.
Desde este manifiesto quindiano por la Paz, los invitamos a asumir la conciencia moral y ética por el derecho a la vida; poniendo como testigo las danzarinas aguas emanadas de esta montaña verde del Quindío.
Mientras un pequeño sector de la sociedad colombiana se incendia por el escalonamiento de la Guerra, y sus corazones se insuflan de odio y plomo también les decimos que hay un huracán de hombres y mujeres que amamos la Paz, donde ya no queremos ver más mujeres llorando la muerte de sus hijos, esposos, hermanos, que en últimas son ellas las que sufren los rigores de la guerra.
¡¡ SI¡¡ todavía podemos soñar con nuevas alboradas de brillantes gotas de rocío; por eso, venimos a hablar con el lenguaje de la Paz, de la tolerancia, con el lenguaje de manos que se estrechan, no para ser dos manos, si no para ser manos unidas, como dijera el poeta Gonzalo Arango.
Los invitamos a ser indoblegables luchadores por la Paz, los que creeremos en nuevas alternativas, que deben producir un nuevo mejor ser humano, digno de ser hijo de estas hermosas tierras, donde prevalezca una Paz sin hambre, sin niños prostituyéndose por un mendrugo de comida, hombres y mujeres con empleos dignos y productivos, sin intolerancias políticas, sin discriminaciones de raza, credo y género, sin ancianos olvidados. Desde este manifiesto reiteramos el llamado a una Paz que no sea mezquina, ni una Paz de sólo silenciamiento de los fusiles, sino una Paz tan grande como la que anhelamos después de tantas guerras.
¡¡Desde este manifiesto los invitamos a dar un voto de confianza por el derecho de pactar la Paz y terminar la guerra¡¡