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Liberalismo o Privatismo

Fuentes: Rebelión

Liberalismo es una palabra proveniente del latín «liber», la cual puede traducirse como «libre». El liberalismo en la mayoría de las lenguas romances e influenciadas por el latín es una palabra asociada con la palabra libertad. Sin embargo ha sido utilizada por una gran variedad de grupos con ideologías diferentes y muchas veces opuestas. Uno […]

Liberalismo es una palabra proveniente del latín «liber», la cual puede traducirse como «libre». El liberalismo en la mayoría de las lenguas romances e influenciadas por el latín es una palabra asociada con la palabra libertad. Sin embargo ha sido utilizada por una gran variedad de grupos con ideologías diferentes y muchas veces opuestas. Uno de los grupos que ha logrado en la actualidad acaparar el adjetivo de «liberales» es aquel que defiende el llamado «liberalismo económico» y que tiene como principios básicos la defensa a ultranza de la propiedad privada, el individualismo, el libre mercado y la mínima intervención del estado, un grupo que incluye notablemente a los llamados «neoliberales». ¿Pero estos liberales son realmente defensores de la libertad?

Para responder a esta pregunta podemos analizar lo que significa defender la propiedad privada y contrastar esto con el significado de la palabra libertad.

La propiedad privada

La propiedad privada se refiere a bienes que se encuentran a la disposición exclusiva de su propietario, con lo que éste puede PRIVAR al resto de las personas de utilizar dicho bien, de ahí el adjetivo PRIVADA. Privar es un verbo que significa, vedar, impedir, prohibir, significado que es antagónico y completamente opuesto al de la palabra libertad:

Si caminamos libremente por una llanura y encontramos una cerca protegida por un alambre de púas y un cartel que dice propiedad privada, ¿qué significado tiene esto para nosotros? Significa que tenemos la libertad de transitar por toda la llanura, pero que en una porción de ella, la que constituye la propiedad privada de otro, no tenemos la libertad de transitar. De igual manera una conversación privada es aquella en la que la mayoría de las personas no tiene la libertad de participar. Los símbolos asociados a la propiedad privada, la cerca, el alambrado, el candado, son símbolos que intuitivamente oponemos a los símbolos de la libertad. ¿Pueden entonces llamarse liberales a los defensores a ultranza de una noción tan opuesta a la libertad como lo es la propiedad privada? Toda propiedad privada es una restricción a las libertades de las personas, y si bien esta puede ser necesaria para la vida en sociedad, no puede hablarse de propiedad privada y de la libertad obviando la contradicción entre los dos términos.

Algo de historia

Uno de los principales impulsores de lo que hoy muchos llaman liberalismo económico fue el destacado economista Adam Smith, el cual vivió la época del mercantilismo nacionalista, en el que los gobiernos de cada nación protegían sus intereses a través de aranceles para el comercio exterior y el financiamiento de guerras de conquista. Smith criticó los aranceles que imponían los estados y que representaban una restricción a la libertad de comercio, y se hacía partidario del «laissez faire, laissez passer» (dejar hacer, dejar pasar) acuñado por el francés Vincet de Gournay. En 1846 finalmente las críticas de Smith son escuchadas con lo que Inglaterra levanta sus aranceles aboliendo las llamadas Corn Laws (que protegían la producción agrícola nacional) con lo que comienza la era del libre comercio en Europa . ¿Pero acaso esta libertad de comercio implicaba mayor libertad para las personas?

Seguramente no para los esclavos que eran comercializados por diversos entes privados europeos. Tampoco para las personas comunes, súbditos de monarquías absolutistas o de monarquías parlamentarias en las cuales había que tener un mínimo de riqueza, o de propiedad privada, para tener representantes en el parlamento. Esta mayor libertad era para las personas que tenían suficiente riqueza como para comerciar a nivel internacional, es decir, para la alta burguesía, la misma que comerciaba con esclavos, beneficiándose de la esclavitud, cosa que por cierto no fue criticada por Adam Smith. En 1848 ocurren varias revoluciones en toda Europa a favor de mayores libertades para los ciudadanos. Muchos de los revolucionarios se autodenominan liberales. En Latinoamérica ocurren en paralelo acontecimientos en donde los liberales son protagonistas. Sin embargo tanto en Europa como en América el movimiento liberal contiene una serie de contradicciones que crean conflictos y sismos en su seno. Mientras unos defienden la abolición de la esclavitud, de la servidumbre y de la explotación a través de un estado que represente y defienda a sus ciudadanos, otros defienden la libertad del mercado a través de una mínima injerencia del estado en la sociedad.

El liberalismo venezolano

«Marchemos liberales en recia multitud a romper las cadenas de vil esclavitud. Oligarcas temblad, Viva la libertad»

En Venezuela estas contradicciones también se encuentran presentes entre los liberales. Muchos de ellos se oponen a una defensa a ultranza de la propiedad privada, cuya legitimidad en un país nacido de la conquista, la colonización, la esclavitud y la guerra, era en muchos casos cuestionable. El grito de Ezequiel Zamora, «tierras y hombres libres», es un grito que choca con la defensa de la propiedad privada de los grandes propietarios de Venezuela, una consigna a pide acabar con la propiedad privada de la tierra y la existencia de seres humanos como propiedad privada de otros seres humanos.

También para el bando contrario, el de los conservadores, el programa liberal representaba atentar contra la propiedad privada de los más adinerados. Esto se refleja en un fragmento de la autobiografía del General José Antonio Páez, uno de los principales líderes conservadores:

«… se corrió la voz de que bajo la presidencia del Sr. Antonio Leocadio Guzmán se repartirían los bienes y las tierras de los ricos entre los pobres, que se libertarían los esclavos […] para ganarse a la gente ignorante no haba medio mas eficaz que presentar un programa liberal. Oyeron algunos incautos las promesas, y se figuraron que semejantes derechos debían, conquistarse sin dilación alguna, sobre todo cuando iba a someterse el caso del voto decisivo de la mayoría eleccionaria»

¿Repartir los bienes y las tierras de los ricos entre los pobres? ¿Un programa liberal atenta contra la propiedad privada de los ricos? ¿No suena esto más a socialismo que a «liberalismo económico»? ¿No evidencia esto que el liberalismo en Venezuela no fue visto como una ideología a favor del libre mercado sino más bien como un liberalismo revolucionario, el liberalismo que pedía liberar las tierras, liberar al hombre, y no liberar al mercado?

¿Puede un venezolano imaginar al caballo blanco del escudo nacional, símbolo de libertad, rodeado por una cerca, como propiedad privada de un terrateniente?

El neoliberalismo y la supuesta libertad

Las mismas contradicciones que encontramos en el liberalismo económico del siglo diecinueve, en donde la libertad del mercado no implica libertad para los esclavos ni tierras libres, vuelven a aparecer en el siglo veinte con el neoliberalismo, el cual pide acabar con las fronteras arancelarias entre países, para permitir el libre tráfico de mercancías de un país a otro, lo que no implica acabar con las restricciones al tránsito de personas de un país a otro. El liberalismo económico que caracteriza a las relaciones entre México y EEUU, a través del NAFTA, no se refleja en mayor libertad para los ciudadanos mexicanos, ya que estos no pueden transitar libremente hacia EEUU, sino que al contrario muchos mueren en el intento, y hoy en día EEUU mantiene un muro en su frontera con México.

¿Qué libertad promueve el neoliberalismo que privatiza las universidades públicas, limitando la libertad de estudiar de miles de personas? ¿Es que acaso privatizar una tierra en la que antes podían transitar indígenas a voluntad, privatizar un lago en el que antes cualquier persona podía bañarse son medidas que aumentan las libertades individuales de las personas?

Anti-estatismo o estatismo privado

El llamado liberalismo económico se opone, según sus propulsores, a la intervención y al poder excesivo del estado en los asuntos de los individuos. ¿Pero de qué estado estamos hablando? Ellos hablan del estado como ente monopolizador de la violencia en determinado territorio. ¿Pero es que acaso el propietario no puede ser visto como el monopolizador de la violencia en su propiedad privada? ¿No es cada propiedad privada un estado gobernado por el propietario? Qué eran los feudos medievales sino pequeños estados en donde la tierra era propiedad privada del señor feudal. Qué eran los reinos de la antigüedad sino estados en donde todo era propiedad privada del monarca. Qué fue la conquista de Venezuela sino una obra llevada a cabo por banqueros alemanes, los Welser, acreedores de los reyes de España, y que fundaban ciudades en territorios que consideraban su propiedad privada ¿Uno puede, de manera coherente, oponerse al estado y defender la propiedad privada?

Pareciera en realidad que los defensores del llamado liberalismo económico no se oponen a cualquier forma de estado, sino a las formas de estado en las que ellos no tienen el poder.

En 1858 el parlamento británico aprueba el acta que coloca los territorios de la India bajo el control directo de la corona británica. Hasta ese entonces la India era gobernada por la Compañía Británica de las Indias Orientales, una compañía privada, una transnacional comparable a las transnacionales de la actualidad ¿Puede decirse que en la India gobernada por esta compañía no había Estado? Por supuesto que lo había, el Estado estaba constituido por una compañía privada.

La disolución de los estados que propone el llamado liberalismo económico en realidad da paso a la formación de otros estados, constituidos por compañías privadas de grandes proporciones. Esto se ha evidenciado en los países con los estados nacionales más débiles. Se evidenció en la Guerra del Chaco, en donde la Shell y la Standard Oil Company, dos compañías privadas petroleras, se hicieron con el poder en dos estados débiles, Bolivia y Paraguay, promoviendo una guerra absurda entre dos pueblos hermanos. Se evidenció en varios países del Caribe, en Cuba, Centroamérica, en la Colombia , en donde la United Fruit Company constituyó un verdadero estado privado. Todavía en Colombia, tanto grupos regulares como irregulares son controlados por entes privados, como organizaciones de tráfico de drogas, terratenientes y transnacionales (como Chiquita Brands International, heredera de la United Fruit Company).

Hoy en día ocurre otro tanto en muchos países de África, en donde la debilidad de los estados nacionales ha dado paso al control cada vez mayor de compañías y organizaciones privadas. ¿Es el llamado liberalismo económico contrario a un estado dominado por las transnacionales?

El llamado liberalismo económico en realidad no limita el poder de los estados, sino de los estados que no representan a los intereses de compañías privadas.

La poca importancia de la legitimidad

La mayoría de los análisis y estudios en los que se basa el llamado liberalismo económico, hacen abstracción de la legitimidad de la propiedad privada, es decir, de los acontecimientos pasados que produjeron la distribución actual de la propiedad privada. La invasión de un latifundio por parte de indígenas pobres es vista como un atentado en contra de la propiedad privada, y poco importa que dicho latifundio haya sido establecido de forma ilegítima desplazando a los primeros pobladores del lugar. Es posible poner a prueba la coherencia de los defensores del llamado liberalismo económico de la siguiente manera: si estos personajes realmente se oponen a cualquier atentado en contra de la propiedad privada, entonces cómo es posible que puedan habitar un inmueble construido sobre una tierra que fue robada a sus propietarios originales. Cómo es que un venezolano defensor de la propiedad privada puede habitar su apartamento al este de Caracas sabiendo que está construido sobre una tierra que fue usurpada a los indios Caracas, y que por lo tanto lo hace cómplice de un atentado en contra de esta propiedad. Cómo es posible que un estudiante de economía, defensor del neoliberalismo, pueda vivir alquilado en un apartamento de un campus de Chicago, en una tierra que fue robada a sangre y fuego a los Potowatomi. Es que acaso existe un consenso tácito en el que se admiten como legítimos todos los atentados en contra de la propiedad (privada o de otro tipo) que ocurrieron antes de cierta fecha (la caída del muro de Berlín, el nacimiento de escuela austríaca, o de la escuela de Chicago, o quizás el «fin de la historia» de Fukuyama). En otras palabras, es que acaso existe una fecha antes de la cual son consideradas válidas todas las acciones en contra de la propiedad privada, y a partir de la cual ya no son consideradas válidas las acciones en contra de la propiedad privada. Si esto es así, quién escoge esta fecha, y cuáles son los motivos que justifican esta regla. ¿Es una regla justa, o una regla que simplemente conviene a los poderosos?

Pacifismo o Violencia Privada

El llamado liberalismo económico critica la violencia de los estados y se declara pacifista, al incluir dentro de sus principios básicos la inviolabilidad de la propiedad privada, cosa que incluye al cuerpo del individuo. Así como en el llamado liberalismo económico está prohibido el robo, ya que violenta la propiedad privada, también está prohibido el homicidio, ya que violenta el cuerpo del individuo, el cual es considerado también su propiedad privada. Pero ¿qué pasa cuando existe un conflicto entre defender la propiedad privada y defender la integridad física del individuo? ¿Si unos obreros toman la fábrica que constituye la propiedad privada de un capitalista, puede éste recurrir a la violencia para expulsarlos de dicha fábrica? ¿Esto puede considerarse un acto pacifista? ¿Si matar a un hambriento que roba comida, a un sediento que roba agua, a un indígena que reclama su tierra ancestral, es defender la propiedad privada, puede hablarse de pacifismo? Organizaciones a favor del libre porte de armas como la National Rifle Association de EEUU, uno de las asociaciones más poderosas de ese país, son unas de las mayores defensoras de las supuestas libertades individuales que defiende el llamado liberalismo económico, ¿pero son acaso asociaciones que podríamos considerar «pacifistas»?

Libertad de prensa o prensa privada

¿Puede hablarse de libertad de prensa cuando los medios de comunicación son privados? ¿No existe una obvia contradicción entre un medio de comunicación libre y un medio de comunicación privado? Un medio de comunicaición privado, como su nombre indica, es un medio de comunicación cuyo manejo, cuya dirección, cuyo control, está restringido exclusivamente a sus propietarios, y vetado para todo aquel que no sea propietario. La publicación de una noticia, de un artículo de opinión, la reproducción de una canción, de un anuncio, de un video, dependen de la aprobación de los propietarios de dichos medios, por lo que todo aquel que no sea propietario de un medio de comunicaicón no tiene ninguna libertad de prensa.

Privatismo en lugar de Liberalismo

El uso de determinadas palabras puede influir en gran medida en el esparcimiento de una idea. Como bien comenta Richard Dawkins en su libro «The God Delusion», el movimiento feminista logró en buena medida hacer tomar conciencia a millones de personas sobre la importancia de la igualdad de género remplazando el uso exclusivo del masculino para designar a las personas (el hombre para hablar de los seres humanos) por el uso de palabras neutrales como «ser humano», «personas», «individuos» o de palabras tanto masculinas como femeninas, como al hablar de «niños y niñas», «mujeres y hombres», etc… De manera análoga los movimientos a favor de los derechos de los homosexuales lograron popularizar la palabra «gay», cuyo significado original es «alegre» o «festivo», para designar a los homosexuales. Dawkins pide hacer otro tanto al hablar de la religión de un niño. Así como no sería correcto para la mayoría de las personas hablar de una niña republicana, de un niño demócrata, de un niño marxista, de una niña neoliberal, también deberíamos reprobar el uso de adjetivos religiosos, como niña cristiana, niño musulmán, niño católico, niña sunita, ya que los niños no tienen edad suficiente como para escoger libremente el sistema de creencias, políticas, religiosas o de otra índole, que desean adoptar.

En la batalla de ideas en favor de verdaderas libertades para las personas es importante que rescatemos el uso de la palabra «liberal» de los que la utilizan para defender valores contrarios a la libertad. Defender a ultranza la propiedad privada que fue obtenida históricamente en buena parte de manera ilegítima no forma parte de lo que deberíamos llamar una ideología liberal. Deberíamos reemplazar en este caso el término liberal por el término privatista, el cual deriva de la palabra «privado». Ni siquiera el «liberalismo económico», el cual aparenta ser un término más preciso y apropiado para los defensores del libre mercado, debería salvarse de esta transformación. La economía se refiere a la administración y distribución de los bienes y servicios en una sociedad, por lo que el liberalismo económico debería referirse a la distribución «libre» de los bienes, algo que suena más a anarco comunismo que al libre mercado. En lugar de liberalismo económico deberíamos hablar de liberalismo comercial, liberalismo mercadita, o simplemente de privatismo . En lugar de liberales y neoliberales deberíamos hablar de privatistas y neoprivatistas. En lugar de la defensa a la propiedad privada como una libertad individual deberíamos hablar de ésta como una libertad privada. No dejemos que sigan siendo llamados liberales aquellos que apoyan a ultranza la privación de algunas de las libertades de las personas.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.