Recomiendo:
0

Libertad económica y desigualdad social

Fuentes: Correo Semanal

Los medios de comunicación han informado que la fundación Heritage ha colocado a Chile en el lugar 11, entre 161 países del mundo, en el Indice de Libertad Económica, este Indice lo construyen a partir de diez indicadores específicos, entre ellos el ‘respeto por los derechos de propiedad’ en el que nuestro país aparece entre […]

Los medios de comunicación han informado que la fundación Heritage ha colocado a Chile en el lugar 11, entre 161 países del mundo, en el Indice de Libertad Económica, este Indice lo construyen a partir de diez indicadores específicos, entre ellos el ‘respeto por los derechos de propiedad’ en el que nuestro país aparece entre los mejor evaluados, otro tanto ocurre con la seguridad de los contratos y la transparencia de los tribunales.

El mercado laboral chileno es uno de los más ‘libres’ del mundo. Según la fundación Heritage Chile está ubicado en el 12° lugar, de acuerdo con el informe hecho público, la flexibilidad laboral significa que el costo de emplear a un trabajador es muy bajo, y que despedir a un empleado es ‘prácticamente’ sin costo en nuestro país.

Estos datos bastan para darse cuenta que el lugar en el ranking que tantos titulares celebraron, en realidad se reduce al imperio del capitalismo salvaje y la libertad de explotar a los trabajadores. Nosotros no tenemos nada que celebrar al encontrar a Chile en esas posiciones ‘destacadas’.

Nuevamente, los resultados de la PSU, el examen para entrar a las universidades, confirmaron que la educación en general es de mala calidad, y además que los colegios para los jóvenes de las familias de los trabajadores y los pobres, son los que peor calidad de educación están entregando. Colegios municipales y particulares subvencionados con clases atestadas con más de 45 estudiantes, muestran resultados acordes con esta situación en la que es imposible que un profesor puede dar formación personalizada a sus alumnos, responder a sus problemas y dificultades y darles las herramientas que necesitan para enfrentar su futuro laboral.

Cuando algunos de estos jóvenes, a pesar de todo, consiguen altos puntajes en las pruebas de selección, se enfrentan con una nueva traba; los precios cada vez más altos de la educación superior, y el no cumplimiento de las promesas de Lagos y de Bachelet, que repetidamente declararon que los jóvenes talentosos no quedarían fuera de la Universidad por falta de dinero.

La entrega de 30 mil avales estatales para créditos, no llegan a cubrir al 10% de los jóvenes que necesitan estos créditos. Subrayemos que se trata de créditos, no de becas. En 2006 la balanza comercial de Chile registró un saldo favorable de US$ 23.021 millones, según datos entregados por el Banco Central. A diferencia de las becas los créditos se tienen que devolver, por lo mismo, especialmente cuando el estado chileno está sobrado de dinero por los excedentes del cobre, uno esperaría que todos los jóvenes que necesitan ayuda recibirían el aval del estado, pero no es así a pesar de las promesas y las declaraciones de los gobernantes.

Los jóvenes y sus familias están indignados, frustrados por las falsas promesas de las autoridades, y tienen toda la razón. Los aranceles de la educación superior suben año a año más que la inflación anual. La educación no debería ser una mercancía, un negocio – de dudosa calidad – para sacar dinero aprovechando los sueños de los jóvenes, todos los estudiantes deberían tener la posibilidad de continuar estudiando, necesitamos recuperar la educación pública gratuita para todos los que no pueden pagar sus estudios. La educación no es un gasto, sino una inversión en el futuro de la sociedad, con una población más educada, profesional y culta, la calidad de vida de todos mejoraría.

Entretanto los diarios nos informan que los bancos han obtenido ganancias sobre el 30%, lo que es a todas luces exagerado, cuando la economía chilena ha crecido muy por debajo de las expectativas de los especialistas. Estas sobreganancias son otra cara de una creciente concentración económica en el país. Las grandes empresas están aplastando y haciendo desaparecer la competencia. En este país en que supuestamente vivimos en una economía de ‘libre mercado’, estamos llenos de monopolios, o casi monopolios, y el mercado no tiene nada de libre, excepto en las mentes de los economistas y políticos neoliberales. El 20% de la población concentra más del 60% de la riqueza en el país, y esta desigualdad indignante va en aumento.

En el país se advierte un sentimiento creciente de disconformidad, han habido grandes movilizaciones sociales, pero no existe ninguna organización política que de una salida a este descontento, la vieja izquierda ha sido incapaz de hacerlo. Una parte ha terminado en la Concertación, gestionando el capitalismo neoliberal, mientras otro sector en torno al PC, hace esfuerzos para ser reconocido como un interlocutor institucional válido y responsable por la Concertación.

Los trabajadores, los pobres, los jóvenes necesitan un nuevo instrumento político que abra una salida, un programa y una perspectiva para la transformación socialista de Chile. Lo que nos han enseñado las gigantescas movilizaciones de jóvenes estudiantes, o las protestas de los deudores habitacionales es que las grandes movilizaciones sociales por sí solas no son suficientes para ganar, pueden descolocar por un momento a los representantes de las clases dominantes, pero luego el gobierno retoma la iniciativa. Por esto es tan importante el llamado de la Asociación Nacional de Deudores Habitacionales, ANDA CHILE a luchar! para que construyamos este instrumento, este partido de los trabajadores y los pobres de nuestro país.