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A cien años del nacimiento de Salvador Allende

Logros y errores del Gobierno de la Unidad Popular

Fuentes: Rebelión

En este año del centenario de su nacimiento, se hablará mucho de Salvador Allende desde distintos ángulos y puntos de vista. Se rememorará su larga vida política anterior al gobierno de la UP, se hablará sobre todo de la experiencia del gobierno de la Unidad Popular que fue la culminación de Salvador Allende como político, […]


En este año del centenario de su nacimiento, se hablará mucho de Salvador Allende desde distintos ángulos y puntos de vista. Se rememorará su larga vida política anterior al gobierno de la UP, se hablará sobre todo de la experiencia del gobierno de la Unidad Popular que fue la culminación de Salvador Allende como político, se hablará por mucho tiempo de su muerte heroica y simbólica en defensa del Chile democrático. Nosotros nos dedicaremos por ahora a analizar muy superficialmente algunos logros y exigencias de su gobierno, el gobierno de la Unidad Popular.

El programa de este gobierno, adoptado en diciembre de 1969, proponía una transformación profunda de las estructuras económicas y sociales del capitalismo chileno. Se pretendía liberar al país de la tutela extranjera y aumentar y redistribuir el ingreso nacional. Entre los imperativos destacábamos: la constitución de tres formas de propiedad empresarial: el área de propiedad social, el área privada y el área mixta. Segundo, la nacionalización de todas las riquezas mineras, especialmente del cobre que ya había sido en parte chilenizado por el gobierno de Eduardo Frei. Tercero: la nacionalización del sistema bancario y de todos los monopolios. Cuarto: la nacionalización de todos los sectores de base que condicionaban la actividad económica: electricidad, transporte, etc.

Por otro lado, la profundización de la reforma agraria comenzada bajo el gobierno de Eduardo Frei, eliminando definitivamente el latifundio que se consideraba la principal lacra para el desarrollo de la agricultura chilena. Además, un vasto programa de acción social y cultural del cual muy a menudo nos olvidamos y que tuvo una importancia muy grande y seguramente la tendrá en el futuro. Finalmente relaciones internacionales con todos los países. Chile estaba limitado por el imperialismo, no teníamos relaciones con Cuba, no teníamos relaciones con China ni con la mayor parte de los países del área socialista, e inclusive con muchos otros países.

No voy a entrar a analizar detalladamente el delicado y difícil proceso de confirmación del triunfo de Allende, a consecuencia de la violencia desatada por la derecha que culminó con el asesinato del General Schneider, ni a la campaña del terror contra la supuesta amenaza soviética. Acordémosnos como estaban empapeladas de afiches las calles de Santiago en que aparecían tanques soviéticos penetrando al país. El surgimiento, que a veces se olvida, del movimiento fascista Patria y Libertad, el 10 de septiembre de 1970, o sea 6 días después del triunfo en las elecciones de Salvador Allende y la injerencia permanente del gobierno de los Estados Unidos contra la Unidad Popular.

Finalmente, después de las negociaciones con la Democracia Cristiana, por un estatuto de garantías constitucionales, el Congreso confirmó el triunfo de Allende el 24 de octubre, con 153 votos a favor, 35 votos para Alessandri y 7 votos en blanco. El 4 de noviembre asumió el nuevo gobierno y nombró su primer gabinete en que por primera vez en la historia de Chile había 3 ministros obreros. El gobierno de la UP empezó de inmediato una política social y económica para superar la situación de la población más desfavorecida. Hay que recordar que un 2% de las familias chilenas percibía el 46 por ciento del ingreso nacional y un 60% de las familias solo el 17 % de ese ingreso. ¿Qué hizo el gobierno en los primeros meses? Compensó la inflación de 1970 con un alza del 35% de todos los salarios, estableció salarios mínimos que subió al 66% con respecto a los que había anteriormente. Entre noviembre de 1970 y julio de 1971 el ingreso mínimo de los asalariados aumentó el 60%, se bloquearon los precios de los productos básicos, pan, leche, electricidad, arriendo, se lanzó un gran plan de construcción de viviendas populares, y se crearon numerosas nuevas escuelas primarias y secundarias.

La Reforma Agraria

Se relanzó la reforma agraria para terminar con el latifundio lo más rápidamente posible. Entre 1965 y 1970 el gobierno de Frei había expropiado mil 400 latifundios, entre 1971 y 1973, bajo la UP, se expropiaron 4400. En relación a esto hay algo que quisiera subrayar y que normalmente no se considera, a pesar de la gran importancia que tuvo. La Ley de la Reforma Agraria no contemplaba la situación particular de los indígenas. Los indígenas, los mapuches, era considerados campesinos igual que cualquier otro y por lo tanto si recibían beneficios no era como comunidades o como pueblos indígenas, sino como campesinos pobres, igual a los de la reforma agraria. Por lo tanto no había cómo resolver este problema dentro de ese contexto legal.

Allende fue invitado a Temuco en diciembre de 1970, tuve la oportunidad de acompañarlo y hubo una gran manifestación en el estadio donde las comunidades le plantearon varias cosas. Primero la necesidad de recuperar las tierras que les habían usurpado, y en segundo lugar le presentaron un proyecto de ley indígena que era el primer proyecto que no había sido elaborado por los parlamentarios y por los políticos sino que por las propias comunidades de base. Allende lo tomó en sus manos y dijo: «Lo hago mío y lo voy a presentar al Parlamento». Por supuesto que lo presentó.

Desgraciadamente como en el Parlamento no teníamos mayoría hubo una serie de modificaciones, pero en definitiva salió una ley indígena que era bastante favorable para las comunidades. Ordenó trasladar el Ministerio de Agricultura a Temuco, lo que se hizo en diciembre del 1070 hasta marzo de 1971, para que aplicara la ley de reforma agraria en la región en todos los predios expropiados y si había tierra que había sido usurpada a las comunidades se les devolvieran antes de proceder a su redistribución. Se lograron más o menos unas 150 mil hectáreas de tierras por la vía de la reforma agraria que no estaban destinadas a los mapuche, pero que fueron destinadas directamente a las comunidades a las que se las habían usurpado.

Las nacionalizaciones y las áreas de propiedad

Hubo indudablemente muchos conflictos, hay que recordar que en esa época hubo muchas tomas de tierras. Existía un movimiento indígena fuerte impulsado por el MIR que con el argumento de «Arauco vuelve a la lucha» ocupó una serie de tierras. Muchas veces esas ocupaciones permitían la expropiación, pero otras muchas veces no permitían la expropiación porque eran tierras que pertenecían a pequeños agricultores. Cuando habían sido usurpadas eran de grandes agricultores, pero habían pasado los años, se habían dividido, las habían heredado y ahora estaban en manos de pequeños agricultores. Expropiar esas tierras en mano de los pequeños agricultores era darle un argumento muy fuerte a la derecha que afirmaba que la reforma no era solamente contra los latifundistas sino que era contra todos los pequeños agricultores chilenos. Eso nos creó un conflicto bastante grave que de una u otra manera se pudo resolver, pero que indudablemente fue uno de los primeros obstáculos que tuvo en este proceso el gobierno. Después se nacionalizó el cobre por una reforma constitucional aprobada por el Congreso el 11 de julio de 1971. Por ella se establecía que debían reducirse de la indemnización los beneficios excesivos obtenidos por las empresas norteamericanas: la Kennecoth y la Anaconda. En los 15 años anteriores esas utilidades resultaron equivalentes a 774 millones de dólares que era más del valor de la indemnización que correspondía pagar a las empresas del cobre. Esto por supuesto causó una enorme oposición del gobierno de los Estados Unidos y Henry Kissinger que no podían aceptar las expropiaciones, y menos aún las expropiaciones sin compensación. Ese fue un elemento negativo para el futuro, no solamente por lo que ocurría en Chile sino por el ejemplo que sentaba para otros países en el mundo donde había inversiones norteamericanas.

También se nacionalizaron los bancos mediante la compra de las acciones a los pequeños accionistas a un precio superior al del mercado. A fines de 1971 el gobierno tenía en sus manos el 57% de las acciones de los bancos privados, por lo tanto hubo una nacionalización bancaria por la vía de la compra, por la vía mercantil propiamente tal y no había problemas. Y sobre las 30.500 empresas industriales y artesanales censadas en 1967, 150 eran consideradas monopolios que el  gobierno quería nacionalizar. ¿Qué hizo el gobierno de la Unidad Popular? Utilizó un decreto vigente de 1932, de la República Socialista, el Decreto Ley 520, y procedió a intervenir y requisar numerosas industrias. Entre noviembre de 1970 y noviembre de 1972 se intervinieron 212 industrias y se requisaron 126, en total 338. Algunas estaban en el listado para ser nacionalizadas, pero también hay que reconocer que muchas fueron resultado de la presión de los trabajadores. No eran monopolios importantes, pero había conflicto, los trabajadores las ocupaban y forzaban de cierta manera al gobierno a requisarlas aun sin la voluntad ni el interés determinado por la política pública propiamente tal. Sin embargo, era el resultado de la lucha social que se estaba produciendo.

Cultura y relaciones internacionales

En política cultural se creó la editorial Quimantú, comprando parte de las instalaciones de Zig-Zag, logrando las colecciones de «Quimantú para Todos», «Nosotros los Chilenos» y los «Cuadernos de Educación Popular». Antes de 1970 los tirajes no sobrepasaban los 3 mil ejemplares de cada edición, Quimantú tuvo tirajes de 50 mil ejemplares y en 1972 se publicaban mensualmente más de 500 mil ejemplares. Ni siquiera se utilizaban las librerías porque no tenían la capacidad de ofrecer toda esa cantidad y se recurrió a los puestos de periódicos, los kioscos, para hacer llegar los libros a los chilenos.

En política internacional se establecieron relaciones con todos los países del mundo, especialmente con los países del área socialista y, cosa muy interesante que demuestra la habilidad de Allende, tuvo buenas relaciones políticas con el gobierno militar de Argentina y con el gobierno militar de Perú que estaba en manos de Velasco Alvarado, neutralizando de cierta manera los posibles frentes internacionales que se le podían abrir.

Las tomas y los interventores

Hubo sin embargo una serie de problema que fueron los que en definitiva produjeron el vuelco contrario al gobierno de Allende. El primero de estos problemas, lo menciono rápidamente, fueron las tomas. Era una forma de reivindicación social que había desarrollado en el país desde fines del gobierno de Frei. Las tomas eran por muy diversas razones, por un terreno, por una casa, por un barrio, por un predio, por un fundo, por lo que fuera. Cuando se trataba de casos aislados se procedía a resolverlos mediante la negociación específica con los pobladores involucrados. Pero ¿qué pasó al generalizarse el fenómeno de las tomas? Se empezó a crear en el país un clima de desorden que el gobierno no era capaz de controlar. Allende no quería por ningún motivo utilizar la represión, y recordaba lo que había ocurrido con otros gobiernos, y decía: en mi gobierno no se hará ninguna represión contra el pueblo. Sin embargo, cuando esta forma de actuar se amplió mucho, y las tomas se extendieron desde las zonas agrícolas hasta las zonas urbanas, el gobierno intentaba negociar, pero sin éxito.

Eso creó un problema de desorden y anarquía que en definitiva favoreció un clima donde el gobierno aparecía incapaz de imponer el orden y de dirigir el país. Indudablemente un elemento que jugó negativamente contra el gobierno.

El otro elemento negativo fueron los interventores. En todas las empresas que se intervenían o que se tomaban había que nombrar a un responsable. ¿Quién era el responsable? Un interventor ¿Quién era el interventor? Un militante de algunos de los partidos políticos de la Unidad Popular. Algunos eran muy capaces, pero otros eran francamente incapaces porque no tenían la menor idea de cómo manejar una empresa, de cómo manejar una industria. Eso sin duda que fue bastante negativo desde el punto de vista de la funcionalidad de la operación. Había peleas entre los partidos para que el interventor fuera de uno u otro partido, lo que era inaceptable, desmoralizador y hacía el juego de la oposición.

También ocurrió que, por ser ésta la primera vez que un gobierno daba a la clase proletaria, a los obreros, tanta importancia, se fue creando una conciencia colectiva de que todo Chile le pertenecía a los trabajadores. Esto provocó que en muchas empresas los obreros se sintieron superiores a los patrones y los fueran anulando, los fueran desplazando: el patrón ya no era autoridad. La empresa no podía marchar muy bien en esas condiciones y eso creó una serie de problemas negativos.

El desabastecimiento, la clase media y las divisiones internas

La otra cosa, que todos recuerdan, fue el desabastecimiento y el mercado negro. Por dificultades económicas externas y falta de créditos bloqueados por el imperialismo, se habían agotado las reservas nacionales. La capacidad portuaria de Chile era limitada y, si bien podíamos importar, muchas veces no teníamos cómo sacar la mercadería de los puertos en óptimas condiciones, y así se fue creando desde fines de 1971 un cierto desabastecimiento. Además, había un gran poder de compra en manos de la gente, no solamente de los sectores populares, sino que de la clase media. ¿Qué pasa cuándo se crea una situación de este tipo? La gente tiende inmediatamente a comprar mucho más de lo que necesita porque quiere precaverse para el futuro, entonces la gente que tenía que comprar el litro de aceite, si podía comprar diez compraba diez. Así fue aumentando el desabastecimiento y generó una serie de problemas. Se hizo un interesante y muy importante esfuerzo con la creación de las JAP, las Juntas de Abastecimiento y Precios, pero no fue suficiente para contrarrestar las dificultades y el sabotaje. La prueba fue que al día siguiente del golpe de estado aparecieron enormes cantidades de mercaderías que habían sido acumuladas. Hay que reconocerlo, no fue solo la forma de pensar y actuar la clase media, sino también de ciertos sectores populares, porque en la medida que tenían algún poder podían acumular más cosas, contribuyendo así de una manera muy importante al desabastecimiento y a la inflación.

Pienso finalmente, y es tema de reflexión, que no tuvimos en la UP una política más favorable a la clase media. Teníamos una visión del país fundamentalmente proletarista, el pueblo eran los trabajadores, los trabajadores manuales, los campesinos. Pero una parte importante del país no formaba parte de ese pueblo, sino que se encontraba en la clase media y no supimos darle suficiente importancia. Eso fue produciendo con el paso del tiempo un desbalance, especialmente visible en un partido orientado hacia la clase media que era la Democracia Cristiana que en un comienzo apoyó muy bien a Allende. En esos primeros momentos los dirigentes de la DC eran partidarios de Allende, y no solamente lo nominaron, sino que le dieron apoyo. Pero al poco andar fueron desplazados por gente más de derecha, hasta que se produjo una alianza entre la DC y la derecha ligada a la clase media y a los gremios. Todo lo cual contribuyó de manera importante a crear un conflicto con ese grupo.

Ahí surgió también la mala idea de lanzar el proyecto de la ENU, el famoso proyecto de la Escuela Nacional Unificada. No era el momento oportuno y prácticamente sirvió para impulsar una enorme propaganda contra el gobierno. Tuvo que intervenir Allende y retirar el proyecto.

Y por último está el problema de fondo, a mi juicio, que son las divisiones de la UP. La verdad que la UP era un frente de partidos en que existía un profundo acuerdo para el camino revolucionario, pero profundamente dividido en las estrategias: unos querían avanzar sin transar y otros consolidar antes de seguir avanzando. Los problemas internos que existían en los Comité de Ministros y en los distintos sectores de la UP anulaban las acciones del gobierno. Allende hacía esfuerzos enormes y tenía una virtud  -no se puede afirmar que fue un defecto-: era demasiado democrático, era demasiado respetuoso de los partidos políticos, no quería imponer nada a los partidos políticos. Pero en los momentos decisivos habría sido tal vez necesario un hombre con voluntad de imponerse más fuertemente a los partidos para evitar esa lucha permanente que anulaba la eficiencia del gobierno.

Conclusiones

En definitiva, sin entrar a analizar otros elementos -todos saben lo que vino después, el golpe, etc-, ¿qué queda hoy día después de más de 30 años? Queda el recuerdo de los problemas más ambiciosos de transformación económica y social que cualquier gobierno de este país haya tenido, quedan algunas reformas que no fueron anuladas y que siguen siendo fundamentales para el futuro de Chile, como fue la nacionalización el cobre. La dictadura no se atrevió a privatizar el cobre, abrió las minas de cobre a los capitales extranjeros, pero no tuvo el poder de ir más allá. Todos apreciamos hoy que la euforia de este gobierno por los excedentes del cobre y es porque Codelco pertenece al Estado y no al sector privado. La gran lucha de la oligarquía, actualmente, es para que se privatice Codelco, pero nosotros decimos que no solamente habría que no privatizar, sino que recuperar todas las privatizaciones que se hicieron en la minería como consecuencia de la apertura que ha habido en los gobiernos de la Concertación.

Quedó el logro de la realización de la Reforma Agraria, y en definitiva y a pesar de todo lo que vino después, se terminó con el latifundio en Chile. La Reforma terminó con esa lacra que impedía la modernización del agro y que cambió la mentalidad de los agricultores. Antes se dedicaban a acumular tierras, ahora los agricultores se han vuelto capitalistas invirtiendo y produciendo. Eso fue un importante cambio de mentalidad. Desgraciadamente, en la ctualidad, una gran parte de la agricultura campesina está en una situación bastante desmedrada, pero hay que reconocer que ha habido un progreso productivo muy importante como consecuencia indirecta de la Reforma Agraria.

Quedó una dignificación de los sectores más postergados de la sociedad chilena. Creo que nunca como en ese tiempo, el pueblo sintió que el gobierno le pertenecía. Tal vez con excesos en algunas cosas. Muchas veces se produjeron abusos, pero no cabe duda que eso fue un tiempo de gran dignidad para el pueblo.

Y finalmente el ejemplo moral de Allende y su repercusión para el futuro en defensa de la democracia. Sus fallas ya las vimos: no imponerse más sobre los partidos de la UP, no considerar adecuadamente el peso de la clase media y un programa demasiado ambicioso en el corto plazo para la fuerza económica real. No podemos olvidar que llegamos al gobierno con el 40% de los votos y que el programa era para una transformación total de la sociedad y de toda la economía chilena. No solamente tuvimos un 60% de la población de Chile en contra, también teníamos al imperialismo. O sea, teníamos demasiados enemigos. El programa era demasiado ambicioso, en términos realistas, considerando a los enemigos del gobierno de la UP. Y finalmente, como ya lo mencionamos, las divisiones de la izquierda, presionada en parte por la ultraizquierda, que fueron muy negativas para el gobierno.

Creo que el gobierno de la UP es una experiencia histórica. Allende será recordado como uno de los grandes presidentes de la historia de Chile a pesar de su fracaso. Creo que hay muchos ejemplos que destacan en su gobierno. Reitero, nunca el pueblo chileno había sido tan dignificado como lo fue entonces, pero también tenemos que reflexionar sobre las fallas que tuvimos. La historia nunca es igual, van cambiando las circunstancias, pero indudablemente la historia obliga a una reflexión acerca de los errores que se cometieron. Esto es fundamental para poder enfrentar el futuro en mejores condiciones.