El pasado 25 de noviembre se efectuó en Chile un absurdo homenaje a la memoria del fallecido dictador Augusto Pinochet Ugarte (APU) con el pretexto del centenario de su nacimiento y en un acto en el que, por cierto, no hubo referencia alguna a los enormes crímenes que se cometieron en Chile durante más de […]
El pasado 25 de noviembre se efectuó en Chile un absurdo homenaje a la memoria del fallecido dictador Augusto Pinochet Ugarte (APU) con el pretexto del centenario de su nacimiento y en un acto en el que, por cierto, no hubo referencia alguna a los enormes crímenes que se cometieron en Chile durante más de tres lustros de tiranía.
Singularidades de la historia. Fue precisamente un 25 de noviembre, pero de 1998 y en Gran Bretaña, cuando la Cámara de los Lores confirmaba la declaratoria de reo para Pinochet, entonces ex tirano y de visita en Londres con el título de «Senador Vitalicio». La querella en su contra había sido presentada en España y quien procesaría al tirano sería el juez Baltasar Garzón que había pedido su extradición para juzgarlo en Madrid.
Garzón actuaba a petición de la Agrupación Chilena de Familiares de Detenidos Desaparecidos que denunció la desaparición de 79 chilenos entre 1976 y 1981. Debe entenderse pues, que al visitar Londres el general ya había abandonado la presidencia dictatorial de Chile y únicamente ejercía el añejo título de senador vitalicio.
Lo que puede definir el disparatero mental cínico de aquel APU fue, por ejemplo su declaración respecto a los miles de asesinados por su orden y que formuló al diario «El País» de Madrid en 1985: «No se ejecutó a personas, sino a bestias». Otra de antología, ahora a propósito de su situación en Londres: «Me quieren condenar sin probar cargos…»
Pinochet fue encargado reo el 16 de octubre de 1998 y esa condición le fue informada por agentes de Scotland Yard en su lecho de enfermo, de modo que la decisión del 25 de noviembre fue confirmatoria de esa calidad y sus detalles pueden consultarse en el excelente libro documental «The London Clinic», escrito por el periodista chileno Luis Alejandro Salinas.*
He aquí algunas reacciones de la prensa a propósito del fallo antes mencionado: «La suerte de Pinochet, aún en el supuesto de que se le permitiera regresar a Chile, está echada. Ha sido condenado moralmente por el mundo civilizado y democrático. (periódico La Vanguardia, España, 1-11-1998) Otra: «Gracias» (Il Manifiesto, Italia, 26-11-1998. Y en Asia: «Lágrimas de la Derecha», (periódico ASAHI, de Japón).
Otras opiniones:
Margaret Thatcher, entonces ex gobernante: «El senador está viejo, frágil y enfermo y debe ser autorizado para volver a Chile por compasión».
En el Chile de entonces: Hernán Larraín, hoy senador y presidente de la ultraderechista del falso nombre Unión Democrática Independiente (UDI): «Es inaceptable que un grupo de jueces se arrogue la facultad de determinar el destino de nuestro país». Otro: Alberto Espina, senador entonces y hoy: «Si no liberan a mi (sic) general puede ocurrir cualquier cosa»…
Otros pinochetistas protestaron de diversa manera como el actual senador Iván Moreira, quien se declaró en huelga de hambre…Vale rememorar que al inicio de 1998 ya estaban instaladas en Londres las directivas de UDI y Renovación Nacional para visitar al general declarado reo.
Pero hubo, asimismo, palabras sensatas, por ejemplo del diputado español Joaquin Leguina: «Pinochet es para nuestra época lo que Franco significó en el mundo de los años treinta: la quinta esencia del símbolo de una barbarie» (23/11/1998).
Como lo dijimos antes, Pinochet pudo regresar a Chile como un supuesto inválido, comedia que utilizó para evitar la extradición a España. Sin embargo, el episodio de Londres fue útil para lograr que fuera enjuiciado en Chile en 2001. Su defensa entonces invocó de nuevo motivos de salud, pero el juez Juan Guzmán, ministro de la Corte de Apelaciones logró cuando menos enjuiciarlo como autor intelectual de 57 homicidios y 18 secuestros.
Si como es sabido el ex tirano nunca cumplió una condena por muchos de sus asesinatos todavía, a 42 años del golpe de estado de 1973, varios de sus criminales están hoy encarcelados y habrá otros juicios en la medida en que aún en estos días se encuentren los restos de los innumerables asesinados por la dictadura castrense.
Hernán Uribe, periodista y escritor chileno
*) Luis A. Salinas «The London Clinic» Santiago, LOM Ediciones, 1999.