Una voz sentida ante el asesinato el día 1 de mayo de 2019, de la líder de la comunidad indígena Embera Chamí, Remelia Aizama Aizama, en San José del Palmar-Chocó. Asesinato vil y cobarde contra una mujer indefensa que se caracterizó por su bondad, respeto y discreción. Defensora de la vida y el territorio. Luego […]
Una voz sentida ante el asesinato el día 1 de mayo de 2019, de la líder de la comunidad indígena Embera Chamí, Remelia Aizama Aizama, en San José del Palmar-Chocó. Asesinato vil y cobarde contra una mujer indefensa que se caracterizó por su bondad, respeto y discreción. Defensora de la vida y el territorio.
Luego de una firma de un proceso de Paz entre las FARC-EP y el gobierno de Juan Manuel Santos en noviembre del año 2016, los colombianos esperan respuestas con respecto a la criminalidad sobre la grave violación de Derechos Humanos que se acentúa en los territorios. [1] El conflicto no ha cesado, una cosa es firmar un acuerdo de Paz, con una supuesta garantía estatal y una veeduría internacional por la paz; otra muy distinta la finalización de un conflicto, guerra o múltiples guerras territoriales, donde se respete un acuerdo y se le de salida a una sociedad para que permanezca en paz.
Señor lector, este periplo está bien lejos en Colombia. Eso sí, los estudiosos sobre el conflicto y la violencia en Colombia han realizado grandes análisis; hemos pasado décadas estudiando a unos y otros en sus diversas corrientes de pensamiento para clarificar, aumentar y esclarecer que pasa aquí, pero por ahora nada de nada, en relación a que se transite o exista un cauce hacia una convivencia y paz como debería ser en un sistema democrático. Dicho de paso, ¿Cree usted señor lector- que solo votar es democrático y que ello garantizaría la vida? Oh se pensaría saber a ciencia cierta a quien elegir. Seguro, partamos de una premisa- ¿Sí elegimos mal y nos equivocamos en el tema? Para fortalecer la inquietud, indague señor lector -la persecución, la tortura y la desaparición forzada- es decir la matazón de ciudadanos sigue tan campante en Colombia; como lee usted este párrafo.
En Colombia no ha finalizado la grave violación de Derechos Humanos en el año 2019: más de 500 líderes asesinados entre el acuerdo de paz y el nuevo periodo presidencial de Iván Duque [2]. En efecto, periodo de este presidente donde se han acrecentado las amenazas a los defensores de derechos humanos, los múltiples asesinatos y los desplazamientos en varios territorios de campesinos, indígenas y comunidades afros. Guerra por donde se toque, el tacón prusiano se divisa sin más…
Ante ello, el presidente Iván Duque no pone la cara ante tanta criminalidad, con sacar un afiche en televisión apostillando a un grupo insurgente que son los autores de semejante criminalidad, él y sus funcionarios creen que ahí está la respuesta para una sociedad. Un pueblo no se le demerita, ni se le trata así. Ante ello, seriamente usted y yo señor lector preguntémonos – ¿Qué plan sistemático existe detrás de los asesinatos de los líderes? Que modelito se afianza hoy día para asesinar gota a gota? ¿Será romper la paz? ¿Cuál paz, la de quién? Oh más bien ¿Será que reformularon la guerra en otros términos? La manera de eliminar ciudadanos está diseñado hoy día, bajo otra instrumentalización de la guerra. En términos de Shakespeare es una tragedia en acción. El modelito represor está cambiando, no solo en Colombia sino en América latina en relación a la eliminación de ciudadanos con respecto a otros momentos históricos. No es una sucesión de dramas, es una tragedia que está presente bajo un modelo posfascista acentuado en el siglo XXI, que pone en cuestionamiento la democracia existente.
Hoy, otras formas de represión que se instalan: la derecha radical en Colombia y aún en América Latina buscan una ascensión en algunos países como Brasil, Argentina, Chile, Ecuador, por situar algunos. Hoy día estos países en sus alianzas políticas, se alimentan cada uno de sus crisis económicas con respecto al sector financiero, donde el capitalismo se mantiene y crecen las desigualdades sociales. Esto señor lector, es nudo central que favorece los sectores de producción del gran capital, ello no aplica para crear modelos alternativos; donde líderes comunitarios presentan proyectos alternativos en relación a la explotación de los recursos que de manera infame y monstruosa el capitalismo se apropia de los territorios.
Colombia no está exenta y actualmente ante las desigualdades sociales, la bancarización hacia los sectores populares, la ineficiencia estatal en la designación del presupuesto para un plan educativo, la aplicación difusa de una política pública, la deficiencia presupuestal para los proyectos de vida de las comunidades, no está en los propósitos del mandato del presidente Duque. Sin duda, el estado colombiano está bajo la política internacionalista financiera, del modelo guerrerista que crece en América Latina.
La resonancia del presidente Iván duque, es insistir bajo su retoricismo hacia los «pequeños emprendedores» como la gran alternativa económica, es una falacia, es una vil mentira, es un estado hipnótico, fantasmagórico hacia la población en Colombia. El presidente Iván duque es un vendedor de ilusiones, en su retoricismo vulgar dice ante las pantallas ante la televisión una cosa, pero hace otra. Es deplorable el espectáculo del mandatario, guardando silencio y dando entrevistas de música, cantando y jugando sin la mayor seriedad para los asuntos internos en Colombia
En ese estado prosaico, el presidente colombiano y sus funcionarios no se pronuncian de manera contundente sobre las investigaciones para la responsabilidad y el esclarecimiento de más de quinientos (500) líderes asesinados, eso no les importa. En efecto, en Colombia y en algunos países de América Latina el tema de la eliminación de líderes; no está aislada de esta propuesta de ascenso del gran capital que bajo instituciones autoritarias y represivas alimenta la muerte. El tema no es local. En Colombia, los líderes son los defensores de los territorios, de los proyecto de vida de las comunidades, ellos se convierten en obstáculo para el estado colombiano que bajo la presidencia de Iván Duque prioriza su modelo de «economía naranja», ofertando un plan de desarrollo que fortalece más al sector financiero y a las multinacionales. En ello, se ha evidenciado la intromisión de grupos armados en los territorios de las comunidades bajo un repoblamiento local de grupos armados que ya empiezan desplazar gota a gota a una población, amenazas a la población, asesinato de líderes y amenazas a defensores de derechos humanos.
La pregunta señor lector -¿Bajo qué modelo obedece este exterminio de los líderes? -¿Quiénes están ejecutando este plan de extermino? ¿Para quienes trabajan los grupos armados que hacen repoblamiento territorial? El presidente Iván Duque hace omisión de las amenazas y los crímenes tan execrables que han ocurrido con los líderes. Se preguntaran algunos- ¿Para quién el señor Iván Duque trabaja y gobierna?
[1] El acuerdo escrito existe en el portal de la página del gobierno, pero no como una consulta que se priorice.
[2] Entre el 1° de enero de 2016 y el 31 de diciembre de 2018 en Colombia fueron asesinados 431 líderes sociales, según la Defensoría del Pueblo. De otro lado, en lo que va corrido del 2019, más de 10 homicidios contra esta población se reporta, de acuerdo con los datos reportados desde diferentes regiones del país. Mientras tanto, la Misión de la ONU en Colombia, hasta la fecha reporta más de 80 excombatientes de las Farc asesinados luego del acuerdo de paz con la antigua guerrilla. Ver https://www.elespectador.com/colombia2020/politica/naciones-unidas-pide-mas-acciones-para-evitar-asesinatos-de-lideres-sociales-articulo-857576
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