El precio del pan subirá en España a partir de septiembre por la alta demanda de cereales para biocombustibles, advirtió ayer Ramón Sánchez, director de la Asociación de Fabricantes de Harina y Sémola. El aumento de la demanda de trigo por su uso en los biocumbustibles crea un encarecimiento de hasta el 50 por ciento, […]
El precio del pan subirá en España a partir de septiembre por la alta demanda de cereales para biocombustibles, advirtió ayer Ramón Sánchez, director de la Asociación de Fabricantes de Harina y Sémola.
El aumento de la demanda de trigo por su uso en los biocumbustibles crea un encarecimiento de hasta el 50 por ciento, según el ejecutivo quien explicó a medios de prensa que los productores de harina ya habían avisado de la inminente subida de sus derivados.
Es difícil aventurar cuánto subirá el precio de la harina, porque ésta es una industria muy madura y competitiva, que ajustará los márgenes todo lo que pueda, explicó Sánchez, y el mayor impacto será para el pan, la repostería y las pastas.
Adelantó que comerciantes y panificadoras estudiarán para septiembre nuevos precios, cuando reciban los pedidos de harina una vez se les termine la que tienen almacenada.
La Asociación señala que el precio de los cereales ha llegado en agosto a montos desconocidos. En Castilla y León la cebada rebasa los 18 céntimos por kilo, desde los 12 del año pasado, y en la Lonja de Cereales de Barcelona, el trigo se cotizaba a 24 frente a 14 en 2006.
En esta ocasión, dice, la subida no responde a una mala cosecha en España, sino a una alta demanda por la sequía en países de Europa del Este, el mayor precio de la energía y sobre todo el aumento de tierras dedicadas al biocombustible.
Por supuesto, indica Sánchez, esa situación estimula el egoísmo especulativo y hay gente sentada encima de su montón de trigo esperando a vender en el mejor momento.
Lo peor, indicó, es que resulta un problema internacional. Los precios mundiales del trigo han registrado en agosto máximos históricos, tras una subida de entre un 10 y un 15 por ciento, según el Consejo Internacional de Cereales.
El consumo se calcula en mil 670 millones, pero de ese total un 6,5 por ciento irá a la producción de biocombustibles, lo que supone más de 109 millones de toneladas que se le resta al sector de los alimentos.
Se prevé para este año un déficit en el suministro de siete millones de toneladas de trigo y la Unión Europea carece de cereal almacenado para estabilizar el mercado, dice Sánchez, quien alerta que la aplicación de nuevos precios será desastrosa para el Tercer Mundo.