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"Por llevar una patilla larga, te pueden meter varios días de arresto. Pero por lucir tatuajes con símbolos neonazis, no pasa nada"

Los cabezas rapadas dentro del Ejército

Fuentes: Heraldo de Aragón

Las Fuerzas Armadas se están convirtiendo en un reclamo para muchos cabezas rapadas, que aprovechan el adiestramiento militar para ponerlo en práctica después en la calle, cuando se ponen el verdadero uniforme de guerra. Las últimas detenciones practicadas en Zaragoza confirman la presencia de «skins» en el Ejército. Pero basta examinar los casos registrados en […]

Las Fuerzas Armadas se están convirtiendo en un reclamo para muchos cabezas rapadas, que aprovechan el adiestramiento militar para ponerlo en práctica después en la calle, cuando se ponen el verdadero uniforme de guerra. Las últimas detenciones practicadas en Zaragoza confirman la presencia de «skins» en el Ejército. Pero basta examinar los casos registrados en otras ciudades españolas, para comprobar que no se trata de un fenómeno circunscrito a la capital aragonesa.

Tres de los arrestados por las últimas agresiones de Torrero y el Actur habían jurado bandera o pretendían hacerlo. Juan Antonio I. R., detenido la madrugada del pasado domingo tras abrirle la cabeza a un joven donostiarra con una tapa de alcantarilla, es militar profesional del Regimiento de Pontoneros de Monzalbarba. De los detenidos por la agresión de Las Canteras, Miguel Ángel H. L. ha abandonado su destino y Jesús G. L. tiene intención de presentarse próximamente a las pruebas de acceso al Ejército.

Según explicaron esta semana fuentes de la Comandancia Militar de Zaragoza, sus unidades pueden abrirles expedientes para expulsarlos del Ejército. En cualquier caso, la decisión se adoptaría sólo cuando la condena fuera firme. Respecto al joven que quiere presentarse a las pruebas convocadas por Defensa, parece que al contar con antecedentes policiales no podrá hacerlo.

La entrada de jóvenes radicales de ultra derecha en las Fuerzas Armadas coincide con un momento de permisividad, en el que se han rebajado las condiciones para convertirse en soldado profesional. Y, desgraciadamente, se produce cuando el número de inmigrantes en los cuarteles está aumentado.

Defensa dice que no tiene quejas

«No tenemos conocimiento de que haya habido quejas sobre este asunto», aseguran fuentes del Ministerio de Defensa. Eso sí, explican que se tiene «un especial cuidado» para evitar ataques por cuestión de la raza, ya que «ahora hay bastantes soldados de otro origen».

Fuentes del Ministerio aseguran que «en los cuarteles se cumple la ley. Son recintos públicos y se cumplen exactamente las mismas normas que rigen para el resto de la ciudadanía». Además, indican que el trato es igual que a cualquier ciudadano. «Si hay una denuncia o cualquier actitud delictiva, se acude a los juzgados y son las Fuerzas de Seguridad del Estado las encargadas de actuar».

«Cada día son más en el cuartel, y nadie hace nada»

«En las últimas incorporaciones, ha llegado una veintena de `skins´, que campan a sus anchas por el cuartel. Hacen alarde de su ideología y provocan continuos enfrentamientos con el resto de soldados. Casi siempre, con los inmigrantes, a los que insultan y piden que regresen a su país». Con estas palabras, describe un soldado profesional del Regimiento de Pontoneros de Monzalbarba (Zaragoza), el «tenso» ambiente que se respira en la unidad.

El pasado miércoles, se topó en las páginas de HERALDO con la fotografía de Juan Antonio I. R., camino de la prisión de Zuera. Como compañero de cuartel del «skin», se alegró, pero no se sorprendió. «Hace días que sabíamos que podría liarla, y ha estado a punto de acabar con la vida de una persona», explica.

«Por llevar una patilla larga, te pueden meter varios días de arresto. Pero por lucir tatuajes con símbolos neonazis, no pasa nada», denuncia este soldado, que asegura que los propios mandos tienen miedo de estos grupos de radicales. «Les informamos de lo que pasa, pero nadie hace nada», lamenta.

La estructura jerarquizada del Ejército permite que las denuncias se queden «casi siempre» en el camino. «De esta manera -explica este soldado-, en los despachos ignoran la auténtica realidad de los cuarteles».

El carácter violento y xenófobo de estos soldados preocupa a muchos de sus compañeros, que temen tener que afrontar unas maniobras e incluso una misión internacional con este tipo de gente. «Si aquí no dejan de meterse con los inmigrantes, ¿qué harán cuando tengamos que salir a otros países? ¿Terminaremos lamentado casos como el de la cárcel de Abu-Grahib?», se pregunta.

Al parecer, los radicales han llevado su simbología incluso a los barracones. «Se ven cruces gamadas, y todo tipo de pintadas por las instalaciones», comenta este militar profesional. «Van a consentir que nos marchemos, y que sólo queden ellos», apostilla.