La discusión sobre la reforma tributaria parece más una entretención del mundo político para ocupar el tiempo y hacernos sentir que están preocupados del pueblo más que discutir sobre los grandes objetivos que se requieren para levantar el país. La reforma tributaria ya se nota corta en recursos necesarios para financiar la educación, la salud, […]
La discusión sobre la reforma tributaria parece más una entretención del mundo político para ocupar el tiempo y hacernos sentir que están preocupados del pueblo más que discutir sobre los grandes objetivos que se requieren para levantar el país. La reforma tributaria ya se nota corta en recursos necesarios para financiar la educación, la salud, las pensiones, etc., por eso es mejor pensar que «peor es nada».
Pero vamos al fondo del problema y para ello nada mejor que empezar citando al presidente del Consejo de Sociedades Científicas, el Dr. Jorge Babul, Bío Químico, quien al ser preguntado en la TV sobre la ciencia que se realiza en el país, dijo, hacemos ciencia, pero muy poca. Luego argumentó que había que preguntarse qué país queremos tener y qué sería lo apropiado hacer en ciencia, en ese tipo de país que queremos tener.
Sus conclusiones son claras, nadie se está haciendo este tipo de preguntas por la simple razón de que no hay interés en Chile por hacer ciencia. Los legisladores son quienes tienen que desarrollar y estimular estas iniciativas, pero no lo hacen porque no entienden de ciencia. He querido citar las palabras del Dr. Babul, porque en estricto rigor, lo que plantea este científico no admite dudas, sin embargo, falta explicar porqué no se hace ciencia en Chile. Fue definido por la oligarquía y el establishment chileno hace mucho tiempo que seriamos un país mediocre, entregado al capital extranjero, donde se pueden extraer todas las riquezas a vil precio, quedando en manos de estos personajes políticos, empresariales, banqueros, capitalistas, etc., el poder de fijar las comisiones de venta y firmar los acuerdos, contratos, leyes o decretos donde queda estampada la rendición del pueblo chileno, cediendo todos los derechos y regalías de los recursos que se extraerán de la tierra, para lo cual no se necesita hacer ciencia.
Son frases duras y suenan como tal, pero no son nada comparado con los cientos de miles o millones de chilenos que sufren, sufrieron, murieron y seguirán haciéndolo, porque no tuvieron atención en salud, mal alimentados y fueron olvidados sistemáticamente hasta perder sus vidas, víctimas de la falta de oportunidades. Una parte de ellos fueron víctimas directas de la dictadura, muertes, sufrimientos y algo peor que aún subsiste, las famosas leyes de amarre de la dictadura, que seguirán postergando a millones de chilenos, pero, vamos a los hechos.
El 27 de marzo del 2012, el presidente Sebastián Piñera aprobó por vía administrativa la implementación de los Contratos Especiales de Operación del Litio (CEOL), un decreto que autorizaba a empresas locales y extranjeras a obtener 100.000 toneladas de este mineral en los próximos 20 años. Debemos recordar que cuando nombraron a Hernán de Solminihac en el Ministerio de Minería y Energía, el h ermano del Ministro, Patricio de Solminihac, era subgerente general de Soquimich, propiedad ligada a Ponce Lerou, ex yerno de Pinochet, una de las principales productoras de litio que disputaba conseguir un nuevo contrato. Las irregularidades denunciadas lograron parar la iniciativa y le costó el puesto al subsecretario, Sr. Pablo Wagner. Sin embargo, ¿qué dijeron? El diputado de la UDI y Presidente de la Comisión de Minería y Energía en ese tiempo, Manuel Rojas, declaró que «estamos en un mercado incierto y ante esa incertidumbre debemos velar por mantener el primer lugar en materia de explotación».
El ex presidente S. Piñera justificó los contratos de explotación del litio aduciendo que Chile no tenía la tecnología ni los conocimientos científicos necesarios para industrializar el mineral, producir baterías y otros productos. Evo Morales, Presidente de Bolivia, a quién muchos miran en menos, afirmó que su país estaba decidido a desarrollar con tecnología propia, procedente de los científicos de su país, los métodos de procesamiento para industrializar el mineral y producir todo tipo de baterías en Bolivia. Fueron más lejos, decidieron avanzar y están logrando resultados de las investigaciones realizadas por científicos bolivianos para producir carbonato de litio con métodos propios, evitando tener que pagar por el uso de licencias extranjeras para su explotación.
La penosa historia del salitre es conocida por todos y sabemos cómo terminó con José M. Balmaceda. Pero tenemos una historia más reciente, el cobre. «La principal causa, entre varias, para que el precio mundial del cobre haya bajado durante los 11 años que van desde 1974 a 1984 ha sido la Política Chilena del Cobre y la Ley Minera». «Chile notificó al mundo su política, extraer y exportar la mayor cantidad de cobre posible en el menor tiempo posible», palabras de R. Tomic, hasta que cayó el precio del cobre. Dijeron hasta el cansancio que el progreso científico condenaba al cobre a ser un metal sin valor, por materiales como la fibra de vidrio, que dejaría obsoleto el cobre. Todos sabemos hoy, y a pesar de haberse entregado la mayor parte al inversionista extranjero, que el cobre sigue siendo el sueldo de Chile. Lo grave, es que se exporta más de un 50%, en calidad de concentrados y que los gastos de tratamiento, refinación, rebaja por humedad y otros del concentrado, se pierde un 12,13% del valor correcto, sólo y únicamente por vender nuestra riqueza natural, sin agregarle valor alguno al cobre.
De acuerdo con información consignada en los últimos días por agencias, BHP, que en Chile opera la mina Escondida y es propietaria de los yacimientos Cerro Colorado y Spence, «acordó cargos de tratamiento y refinación (TC/RC, por sus siglas en inglés) de US$ 99 por tonelada y 9,9 centavos de dólar por libra para sus envíos de concentrados correspondientes a la primera parte del próximo año. Estos valores son 41% superiores respecto de los US$ 70 por tonelada y 7 centavos de dólar por libra negociados para el segundo semestre de 2013. Además, dicen los especialistas, es superior a la tarifa referencial de 2014 para envíos en todo el año».
Expresado en dólares del mismo valor adquisitivo (dólares de 2012), la salida de capital por concepto de «renta de la inversión directa» (utilidades y dividendos, en su mayor parte proveniente de actividades mineras) saltó de un total de US$ 26 mil millones para la década 1993-2002 a más de US$ 140 mil millones en la década siguiente, cuando el precio del cobre se cuadruplicó. En 2006 y 2007 salieron más de US$ 20 mil millones por año.
A medida que menciono estos hechos mis palabras ya no suenan tan duras, se vuelven hasta gentiles, pero falta más. Todos los días nos dicen que debemos invertir más en energía eléctrica, a carbón, interviniendo los ríos, los glaciares, lo harían de cualquier forma si la comunidad no reclamara, porque no les importa el dónde ni el cómo. Ahora resulta que la energía eléctrica la venderán a Argentina. Existe un proyecto para volver a usar la línea de transmisión que une las subestaciones Los Andes, en Chile, y Cobos, en Argentina, que tiene una capacidad de 345 KV. La línea, que conecta la central Salta (Argentina) con el norte de Chile. Vender energía en Chile es un negocio tan fabuloso como para poner en riesgo el abastecimiento de agua potable de millones de santiaguinos.
La empresa AES Gener S.A. informó en carácter de hecho esencial a la Superintendencia de Valores y Seguros, un acuerdo con Aguas Andinas, para utilizar en la generación eléctrica, aguas de Laguna Negra y Lo Encañado que están destinadas al agua potable de Santiago. En el acuerdo, Aguas Andinas traspasa a AES Gener S.A. un caudal de 2,5 m3/s de las aguas efluentes de Laguna Negra y Laguna Lo Encañado. Como contra-prestación, la empresa eléctrica hará a Aguas Andinas pagos mensuales por potencia y energía. El convenio tiene un plazo de vigencia de 40 años. El propio ejecutivo del Proyecto Alto Maipo Jorge Rodríguez G, reconoció que había contratos para vender electricidad a las mineras del norte. No les importa nada, son extranjeros y sacrifican lo que sea por la utilidad.
El acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) está en su etapa final, y contempla atribuciones para que las transnacionales lleven a juicio al Estado en materias de licencias, mediante tribunales secretos para administrar arbitrajes, integrando abogados corporativos que evitan los tribunales nacionales, una verdadera amenaza a los países con economías más débiles, donde sus habitantes terminarán en manos de las grandes corporaciones extranjeras, el futuro hipotecado de las próximas generaciones, controlando hasta Internet.
«Hoy la fuerza que empuja el cambio sólo viene de la calle; y eso puede ser complicado. En especial, cuando ésta se origina por la transformación abrupta de una larga alienación pasiva en una explosión de rabia frustrada. Lo que los neo-liberales de todo color político nunca han entendido es que el capitalismo desregulado genera tales tendencias depredadoras que no sólo lo hace ineficiente, sino autodestructivo. Tarde o temprano la mayoría deja de tolerar lo intolerable. Y esperar ese momento para hacer el cambio tiene connotaciones de ruleta rusa». Palabras de José Gabriel Palma, doctor en Economía de la Universidad de Oxford, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Sussex y Senior lecturer de la Facultad de Economía de la Universidad de Cambridge, viviendo 40 años en Inglaterra.
José Gabriel Palma es chileno y sus palabras aportan un gran mensaje y por eso es bueno citar, «Lo fundamental a entender del Asia no es que Corea tenga una tasa de crecimiento promedio anual del 7%, tasa que nosotros también tuvimos por algunos años en los ’90s, sino que Corea la ha tenido por 50 años (multiplicando su PIB por 27). La tasa correspondiente para Chile durante ese período es tan sólo del 4,2%, lo que nos llevó a multiplicar nuestro PIB por menos de 8. Lo fundamental a aprender del Asia es cómo ser corredores de maratón (sostener el crecimiento en el tiempo), en lugar de ser (cuando mucho) corredores de media distancia (los ’90s) en Chile.»
Hemos llegado a un grado tal de dependencia que se han perpetuado las condiciones de vida de millones de chilenos, garantizándoles la pobreza. Sometidos con el cobre, con los fármacos, con los productos extranjeros subsidiados, con los TLC, con empresas extranjeras imponiendo altas tarifas en agua, electricidad, teléfonos, si apenas vemos el mar cercado por las inmobiliarias. Tenemos miedo a ser soberanos, porque cada vez que debe tomarse una decisión importante, es necesario pedir permiso a los representantes del capital en Chile, la derecha, para que «perfeccione» las leyes. Por eso no se hace ciencia en Chile, por eso, cuando explote la burbuja financiera y caiga el precio del cobre, tendremos una explosión de pobreza. Por eso seguimos transportados como animales, por eso la reforma tributaria es una «minucia» para «distraer la perdiz», frente a la inmensa cantidad de recursos que salen y salen de Chile sin pagar impuestos.
Hemos ido perdiendo hasta la identidad de chilenos, la cultura, la comida es china, peruana o cualquier otra. Nuestros los líderes nos dejaron una patria arrendada y estamos pagando muy caro el arriendo por vivir en ella.