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Ensayos sobre traquetos, uribeños y otras plagas de la derecha criolla

Los colombianos de bien y el síndrome de Popeye

Fuentes:

PRESENTACIÓN

Renán Vega Cantor

“En este infierno cósmico al que nos somete la dictadura del Capital, dedicarse a escribir novelitas rosa o libros de autoayuda constituye un crimen de lesa humanidad. El escritor tiene una responsabilidad histórica de ejercer una crítica despiadada de todo lo existente; de dedicar su obra a la denuncia de las deplorables condiciones de existencia de los más grandes segmentos de la humanidad en todo el planeta; de criticar implacablemente las injusticias sociales, así como las ideologías y las hipocresías culturales que las sostienen”.

Gabriel Andrés Baquero ,”¿Qué significa escribir en un mundo donde cada cuatro segundos muere de hambre un ser humano?”, Rebelión, febrero 4 de 2023.

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En este libro reúno un conjunto de ensayos y artículos breves, de tipo periodístico, que he publicado en diversos momentos de los últimos cinco años, principalmente en medios virtuales como el portal internacional Rebelión.org. Aunque, por supuesto, esos escritos están ligados a momentos coyunturales específicos, tienen en común que dan cuenta de las características de la cultura y sociedad traqueta que se han ido construyendo en Colombia en los últimos veinte años, si tomamos como referencia cronológica el año de 2002, cuando las clases dominantes de este país, aupados por los Estados Unidos, ungieron en la presidencia al innombrable señor de las Sombras o Míster P.

Contra la corriente y las modas en curso analizo tópicos que revelan la esencia de los “Colombianos de Bien”, ese término que identifica al mundo traqueto de la lumpenburguesía criolla, untado hasta los tuétanos de crímenes, mentiras, negocios turbios y una lógica anticomunista y antipopular que la liga directamente con la derecha transnacional que se ha consolidado en diversos lugares del planeta en los últimos años. Una de las peores manifestaciones de esa cruzada neoparda es la derecha colombiana, ligada a los turbios negocios de la producción y tráfico de narcóticos, los asesinatos de todos aquellos que son presentados como “enemigos”, el terrorismo de Estado, la organización de grupos paramilitares y la legitimación del capitalismo gore.

A partir de diversos acontecimientos se trata de dejar testimonio en este libro sobre un momento particularmente brutal de nuestra historia presente a partir de tópicos particulares, con el objetivo de ir más allá de los lugares comunes de la publicidad orquestada desde los grandes medios de desinformación, cuya función consiste en legitimar las acciones criminales de los “colombianos de Bien” y convertir en un nuevo sentido común de la mayor parte de la población colombiana el “Síndrome de Popeye”, esto es, aceptar como válidos los instrumentos del enriquecimiento fácil a través del sicariato, y considerar como legítimo la eliminación brutal de los enemigos de esos pretendidos colombianos que se creen superiores por clase, raza, dinero, sexo y poder.

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Persistimos en forma obstinada con nuestro propósito de seguir hablando a través de la escritura, pese a los múltiples obstáculos, entre los cuales sobresale el que la gente común y corriente lea cada vez menos y esté anestesiada por la dictadura digital, en la que no cuenta lo significativo, sino lo banal y efímero. No importa, nuestra labor radica en ir contra la corriente de este mundo desbocado y anestesiado y reivindicar la lentitud crítica de la escritura y de la reflexión, aunque sean muy pocos los que nos leen. Por eso, en estos textos los lectores que persistan se van a encontrar con palabras duras que no se rinden condescendientemente ante los lugares y los sentidos comunes construidos en las últimas dos décadas en Colombia tendientes a legitimar a los crímenes y a los criminales de alta alcurnia en las diversas esferas de la política, la economía, la sociedad y la “cultura” en nuestro país.

Pero también se van a encontrar con una buena dosis de ironía, sarcasmo y humor negro, porque una de las formas de enfrentar el oprobio, la ignominia, el engaño y la desesperanza consiste en recurrir a los instrumentos que nos proporciona la burla y la risa. Como lo decía Mitjail Bajtin: “La seriedad oprimía, aterrorizaba, encadenaba; mentía y distorsionaba; era avara y débil.”[1]. Y contra esa falsa seriedad, más bien una macabra hipocresía en nuestro caso colombiano, el mejor antídoto es el humor, que rompe además con ese lenguaje insufrible del mundo académico, cada vez más reducido a sí mismo, y alejado de los problemas reales que vive y afronta el mundo y la gente común y corriente. En este contexto, consideramos que “el escritor y la escritora deben plantear sus interrogantes, provocaciones e inquisiciones a una sociedad cansada e indiferente al dolor y al sufrimiento humanos, armados de una vaga esperanza de que su mensaje sea escuchado por unos pocos valientes espíritus que se atreven a mirar más allá de la maléfica pantalla que recubre los cerebros de los humanoides teledirigidos y asfixia toda posibilidad de conciencia crítica que restara en el alma humana”[2].

Ese sentimiento nos acompaña también en este libro, siendo la brújula que ha guiado nuestras diversas indagaciones, porque sostenemos en voz alta que los “colombianos de Bien” y su lógica traqueta pueden y deben ser enfrentados y no podemos aceptarlos y soportarlos como si fueran la razón de ser de la “colombianidad”. Afortunadamente, la gran rebelión de 2021 sacó a relucir la otra dimensión, popular, plebeya, rebelde e insumisa de ese otro país, que no es el de los Colombianos de Bien. Ese otro país, el de los “Colombianos de Mal”, se ha sacudido con valentía del Síndrome de Popeye y ha reivindicado en los hechos el Síndrome de Espartaco que se sustenta en un presupuesto eterno de dignidad: “Me rebelo, luego existo”.

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Este libro lo he dividido en tres partes. En la primera, titulada Traquetos, uribeños, lumpenburguesía y bloque de poder contrainsurgente, se estudian diversos hechos referidos a la lógica traqueta que se ha impuesto en Colombia y que abarca diversas esferas de la vida colombiana, que van desde el futbol hasta el asesinato de niños, pasando por la legitimación de los criminales que han servido al bloque de poder contrainsurgente, cuya pieza más emblemática es la del sicario del Cartel de Medellín, alias Popeye, cuya muerte fue lamentada por diversos representantes de los uribeños. Por ello, esta primera parte se cierra con el ensayo “El síndrome de Popeye”, en el cual se reflexiona sobre el significado de la muerte natural de ese sicario al servicio de Pablo Escobar y como él mismo se convirtió en una parte integral de los Colombianos de Bien y en uno de sus símbolos más vistosos.

En la segunda parte, titulada Sicarios con micrófono, académicos y escribidores, quiero mostrar que el comportamiento de la lumpenburguesía criolla afecta los más diversos ámbitos de la vida “cultural” y “académica”, a nivel interno dentro del país y es reforzado desde fuera por personajes que también delinquen, entre los que sobresale por su bajeza el escribidor Mario Vargas Llosa. Destaco al respecto dos casos de esta sección. Primero, el de un grupo de investigadores de “altísimo nivel científico” pero de un craso analfabetismo político, por decir lo menos, que le atribuyeron el nombre de una inocente e inofensiva mariposa a ese ese notable “sabio” y “pensador” que es el exsubpresidente Iván Duque. Por supuesto, esa pobre mariposa no tiene la culpa de tamaña ocurrencia y arbitrariedad de unos biólogos de la Universidad Nacional, lo que indica la crisis general que carcome al que sigue pregonando de ser el primer centro educativo del país. Segundo, el del escribidor Mario Vargas Llosa, una de las voces más ruidosas, y bien pagas como es obvio, que se ha encargado de validar y legitimar los crímenes del bloque de poder contrainsurgente colombiano, empezando por el Estado y por los políticos que han gobernado este país, especialmente el Señor de las Sombras y su Subpresidente, a quien, por si hubiera dudas, le prologó no uno sino dos libros (sic) a ese egregio prosista y escritor de talento que fue el inquilino de la Casa de Narquiño durante cuatro terribles y tormentosos años, que parecieron una eternidad.[3] No se sabe en esta alianza “intelectual” quien se desprestigia más, si el escribidor devenido Marqués de la realeza española, o el personajillo gris que ensangrentó este país.

En la tercera parte, titulada Proyecciones internacionales de la lógica traqueta, señalo a partir de algunos hechos destacados la manera como la lumpenburguesía colombiana y sus “malas hierbas del pantano” intentan exportar su cultura traqueta y criminal fuera de nuestras fronteras o esa misma lógica traqueta la aplican en las relaciones internacionales para justificar su sumisión a Estados terroristas internacionales, entre los que sobresalen los Estaos Unidos e Israel.

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Una buena parte de estos textos se escribieron en pleno confinamiento en el 2020 y 2021 y me sirvieron personalmente para seguir comunicado con amigos y conocidos, aunque no pudiéramos vernos cara a cara, ni conversar. La compañía de Luz Ángela Núñez y de mis dos queridas hijas, Marisol y Lucia, fueron fuente de apoyo, solidaridad e inspiración para sortear ese difícil momento y para escribir muchas de las páginas que ahora agrupo en este volumen.

Gracias a Teoría & Praxis por editarme este libro, y por permitirme presentar en forma articulada parte de mi reflexión ensayística sobre temas acuciantes de la vida colombiana de nuestros días.

Agradecimientos especiales al portal Rebelión en España y al periódico El Colectivo, de Medellín, quienes han sido desde hace años una ventana abierta al país y al mundo para expresar mis ideas sobre candentes temas de la interminable tragedia colombiana. Por supuesto, ellos no son responsables de lo que yo digo, pero si son compañeros de ruta en esa lucha incesante por dar a conocer otra mirada sobre Colombia, siempre en una perspectiva emancipatoria que tenga como función desnudar lo que se encuentra detrás de las miradas convencionales, que le rinden culto a los poderosos y dueños de este país que se denominan a sí mismos “Colombianos de Bien”.

Notas:

[1] Mitjail Battin, La cultura popular en la edad media y el renacimiento, Editorial Seix Barral, Barcelona, 1971, p. 89.

[2] Gabriel Andrés Baquero ,”¿Qué significa escribir en un mundo donde cada cuatro segundos muere de hambre un ser humano?”, Rebelión, febrero 4 de 2023.

[3] Los libros con prólogo del escribidor son estos: Iván Duque, El humanismo importa. Setenta y dos textos que reflexionan sobre los problemas de nuestro tiempo, Planeta, Bogotá, 2019; y [Sin autor] DUQUE, su presidencia 2018-2022, Villegas Editores, Bogotá, 2022.