¿Cómo empezar un escrito que no tenga esa medida reiterada de explicar, denunciar y repetir hasta el cansancio lo que se palpa día a día en Colombia? -Existe una vigencia multiescalar de grupos de paramilitares en los territorios actuales, dónde según Santos se va a gestar la paz con los movimientos insurgentes- ¿El pueblo colombiano […]
¿Cómo empezar un escrito que no tenga esa medida reiterada de explicar, denunciar y repetir hasta el cansancio lo que se palpa día a día en Colombia? -Existe una vigencia multiescalar de grupos de paramilitares en los territorios actuales, dónde según Santos se va a gestar la paz con los movimientos insurgentes- ¿El pueblo colombiano estará dando pasos de ciego con el tema de la paz? O será más bien, ¿cómo identificar la sorpresita, en esta fiesta de guerra de Santos? ¿Con varita para reventar el globo a ver que sale…? ¿O estamos ante lo que a un pueblo forzadamente, se le ha impuesto como convivir como parte de la naturaleza de un Estado? Un Estado que no quiere aflojar nada, solo le interesa en términos de una hegemonía económica y política. Es la continuación de una clase parapolítica corrupta, una oligarquía que no cede un ápice de tierra y si la cede es de manera irregular con la manito dudosa, afianzada con sus grupos políticos y su organización bien armada. ¿Todos reafirmándose en el transcurso del diálogo con la insurgencia una vez se firme la paz?
Se sabe que lo que no hacen con sus manos, buscan quien lo haga: grupos armados para asesinar a dirigentes sindicales, para hacer desaparecer a jóvenes, para asesinar líderes del movimiento social, líderes de tierras, defensores de los derechos humanos. Se dan las órdenes para quedar incólumes a los ojos y a la luz del día, es decir, una cantata en el gran concierto para delinquir.
En Colombia hay más de 55.000 desaparecidos, más de 100 líderes asesinados del movimiento social, miles de fosas comunes, más de 10.000 prisioneros políticos, asesinatos realizados tiempo atrás en hornos crematorios por grupos de paramilitares, así reposan investigaciones y estadísticas inconmensurables realizadas por las organizaciones de derechos humanos, sociales, populares, periodistas críticos, investigadores sociales, asociaciones, universidades que son comprometidas con el tema, profesores críticos, estos, que no son bufones, que no hacen parte de la larva estomacal del tiempo para asegurar la pensión ruinosa que les dará el Gobierno. No hay peor cosa en la vida que un bufón guardando silencio o haciéndose que eso no lo toca, como si viviera en Marte o en Júpiter. Son innumerables tartufos que se hacen los indiferentes, porque según ellos, ese tema no es, ni será de su inframundo. Es el silencio impuesto y aceptado de una clasecita barata, emergente al servicio del statu quo, No renuncian y permanecen en su estado larvario de clase, con la legitimidad que nunca saldrán de allí… El Estado los domesticó.
Vamos del timbo al tambo…
…será que este gobierno de Santos cree que hombres y mujeres esperaremos sentados otra vez a que maten a nuestros amigos, vecinos, y familiares» ¡No está ni tibio, si cree eso!
Líder campesina.
¿Cuánto se lleva en este país, analizado, evaluando, diagnosticando y denunciando el tema del paramilitarismo? Se llevan décadas de asesinatos y paralelamente de análisis y aún no se termina ni hay una luz para acabar con esta historia, este tiempo.
Unos cuantos se metieron en el cuento de la cronología bajo el cronos de: recontar, contar, espaciar ¡como si el universo de esta guerra versara en el pasado, presente y futuro! La gran mentira de la posmodernidad con sus fracciones espacio-temporales, líquidas y abstractas para tratar los crímenes de Estado.
El paramilitarismo está vigente y se avizora multiescalar.
Análisis de violentos -logos, memoro-logos, conflicto-logos, periodistas, articulistas, polito-logos, académicos que se han prestado para tratar el tema de la guerra a nivel nacional e internacional como un continuum de fasticización, en relación con el Estado-paracriminalizador. En contravía yace todo un proceso gestado desde abajo, en muchos casos por las víctimas, académicos, organizaciones de izquierda de orden popular y social. Hace más de 20 años y aún no se ha dicho, cuántos defensores de todo este trabajo de investigación que, dicho sea de paso, por ellos se conocen muchas verdades de los acontecimientos, en defensa de las víctimas y el esclarecimiento de la verdad sobre los crímenes de Estado. Fueron avocados al exilio, otros asesinados por narcotraficantes y paramilitares cuando investigaban las masacres y el desplazamiento sobre los territorios. Estas organizaciones populares, académicos, periodistas y demás contribuyeron con un universo crítico ante la esclavitud económica, la injustica y la imposición de toda una fascitización de estado.
Paramilitarismo multiescalar, no hay desparamilitarización de los territorios.
La reafirmación de grupos paramilitares en esto tiempos de paz es multiescalar, existe una autonomía relativa del paramilitarismo dentro de los aparatos represivos a disposición del Estado [1]. La fuente que nutre el paramilitarismo del Estado son los gremios económicos, los políticos, los narcos, no es un secreto, son quienes emplazan todo un ejército organizado, mercenario y delincuente.
En el valle del Cauca se han reafirmado el grupo paramilitar de las Bacrim y los Urabeños, tienen repartido el territorio en zonas urbanas. En Buenaventura la presencia de los grupos paramilitares de los Urabeños, la empresa y las Bacrim se delinean espacialmente en los barrios de las comunas 12, 10 y 8. Hacen presencia multiescalar, territorialmente bajo esquemas de órdenes, intimidación e imposición hacia hechos delictivos [2]. Actualmente existen zonas rurales en Cauca, Córdoba, Chocó, Antioquia, Tolima, Nariño, Valle, Meta, Guaviare, Caquetá, Putumayo donde la fuerzas militares amenazan a la población con la presencia y llegada de paramilitares [3]. Esta presencia militar multiescalar como aparto represivo está avanzando donde históricamente han estado los movimientos insurgentes. Los territorios de resistencia insurgente están siendo paramilitarizados, es decir, a un escalonamiento territorial, mientras Santos habla de paz y aún no concreta lo acordado con la mesa de diálogo con el movimiento insurgente FARC-EP su Gobierno transcurre en un espacio multiescalar de paramilitarización como enclave de aparatos represivos territorial y politicamente.
El Gobierno de Juan Manuel Santos no es claro en la vía a desparamilitarizar estos territorios. Cabría preguntarse, ¿qué pretende el Gobierno del presidente Santos, una paz comercial, gerencial que la insurgencia acepte este tipo de paz al servicio de la clase dominante y los consorcios capitalistas?
Los movimientos insurgentes, cada uno en sus dinámicas, proponen un diálogo de paz, de inclusión sobre los sectores populares, los grandes movimientos sociales, las universidades, los sindicatos, campesinos, indígenas, afros quienes le apuestan, creyendo en el filo de esta historia. Añoran un trazo distinto, pero si esto no se da resueltamente con hechos y acciones del Estado, como una política de Estado, al pueblo no le queda más remedio que armarse y luchar contra esa medida estatal represiva. El pueblo debe preparase a su tiempo, campesinos, afros, indígenas, mestizos, hombres y mujeres no serán un rebaño de ovejas para el matadero.
El pueblo colombiano no quiere un sabor a engaño con el tema de la paz por parte del Estado. Aquí donde se rompa el dialogo territorial y se reafirmen los aparatos paramilitares una vez se firme la paz. Perderán muchos y la guerra será más cruenta que lo que se delinea hoy día.
El pueblo no esperará bajo un árbol a que caiga el fruto maduro. El rayo de luz histórico, está aún en su punto embrionario…
Notas
[1] Esto último en reflexión con el analista y politólogo José Antonio Gutiérrez sobre el enclave del paramilitarismo.
[2] Versión de un líder en Buenaventura, octubre 2015 a Sara Leukos.
[3] Ver sobre este punto pronunciamiento de las FARC-EP, el 1 de noviembre de 2015, Prensa rural, REMA-ACPP
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