Recomiendo:
2

Los dictados del Tribunal Constitucional

Fuentes: Rebelión

hemos llegado a este diciembre de 2022 a la declaración completa, por parte del Tribunal Constitucional apoyando a toda la derecha, de un Golpe de Estado Suave.

Tras la persistente actuación político-social desde los años 80, como gota malaya, de la derecha española, hemos llegado a la actuación presente del propio PP, en conjura con una serie de jueces corruptos; el apoyo comprado de la mayoría de medios de comunicación, con una actuación de adoctrinamiento socio-cultural induciendo en los ciudadanos un analfabetismo funcional o cretinismo socio-cultural; con el comportamiento del PSOE pagafantas hacia la derecha financiera durante muchos, muchos años, hemos llegado a este diciembre de 2022 a la declaración completa, por parte del Tribunal Constitucional apoyando a toda la derecha, de un Golpe de Estado Suave, que trata de asentar una democracia totalitaria, que podemos calificar con el también oxímoron de democracia fascista.

Analizar aquí los distintos comportamientos de Gobiernos, oposición (especialmente el PP como tal –verdadero participe y agitador del golpe –me temo que los verdaderos inductores seguirán entre las sombras financieras-), los diversos jueces adscritos al sector denominado “conservador” que acompañan la actuación de los políticos, y, por último, describir la actuación cotidiana de unos medios de comunicación al servicio de este golpe de Estado, sería reescribir aquí artículos anteriormente publicados aquí en rebelión.org.

Sí quiero recalcar aquí, la correspondiente culpa que recae sobre el actual partido gobernante del PSOE, no sólo hoy con su actuación de centro-derecha, sino a lo largo de estos últimos años acompañando muchas de las actuaciones neoliberales más duras del capitalismo casposo españolista.

¿Qué parte le corresponde, hoy en día a Unidas Podemos con el seguidismo que hace de ciertas políticas de Pedro Sánchez? Esa es otra historia para otro rato.

Asimismo, acentuar el comportamiento de medios de comunicación adscritos al progresismo, que, de la manera más sibilina y, por tanto, más pérfida y culpable, han defendido la persistencia de este neoliberalismo dominante que ha corrompido cada día un poquito más a los ciudadanos españoles fomentando lo que, en La distopía que vivimos, (Rebelión, 2/12/2022), defino como la enfermedad del “cretinismo social e intelectual”. Medios como El País, El Diario, La SER, La Sexta –con su impresentable Director- y algunos otros –todos bajo la sombra del PSOE-, han estado y continúan alimentando, ocultándose bajo las máscaras varias de progresía izquierdista, la defensa del capitalismo, por tanto, de la injusticia como modelo organizativo social dominante.

El síndrome de la rana y el agua hirviendo

No hace falta que explique que el síndrome de la rana y el agua hirviendo es la técnica de Golpe de Estado que lleva practicando la derecha posfranquista desde los años de Gobierno de Felipe González, el hombre que, pudiendo, no sólo no hizo nada por minimizar, sino que contribuyó a la modernización del posfranquismo, colaborando en que la corrupción político-sociológica franquista se asentara y extendiera en la sociedad plural –incluida la antifranquista- naciente, para servirse de esa misma corrupción. Con ello, promovió que la Transición no fuera de una dictadura a una democracia, sino de una dictadura a una corrupta democracia –si es que en, algún caso, la corrupción puede considerarse democracia- donde los habitantes de España no dejamos de ser súbditos para fomentar la transición hacia unas mayorías sociológicamente cretinas (definidas en: La distopía en que vivimos).

La Técnica del Golpe de Estado es el título de un libro de Curzio Malaparte, escrito en 1931. Su idea fundamental es que el golpe de Estado es un problema técnico y no político. Malaparte comienza con el análisis del 18 Brumario, golpe de Estado dado por Napoleón. Éste trató de conciliar el empleo de la violencia al tiempo que “respetaba” la legalidad para llevar a cambio una revolución parlamentaria. El Parlamento aceptó el hecho consumado y legalizó formalmente el golpe de Estado, decretando así su propio fin. Aquí los jueces acaban de dictar que el Parlamento, elegido popularmente, al contrario que los propios jueces, sólo podrá hablar cuando ellos lo consientan,

Para el fascista Malaparte la táctica insurreccional es cuestión de procedimiento. Los conspiradores se deben infiltrar en los centros neurálgicos del país, en las tripas del Estado, para que este se tambalee.

¿Les suena? ¿Quién domina las tripas del Estado español más que los post franquistas y neo fascistas políticos, jueces, Fuerzas y Cuerpos Armados de Seguridad del Estado –algunos se autodenominan liberales-, todos ellos apoyados por y en la gran mayoría de medios de comunicación?

Unos medios de comunicación manipulando cotidianamente la ignorancia inducida –cretinismo– por ellos mismos de la población española: noticias falsas, medias verdades, difamaciones, mentiras desvergonzadas, etc.

Por supuesto que no existe el periodismo imparcial. Estos medios dominantes españoles, cuando se definen como imparciales, están mintiendo o carecen de la suficiente inteligencia para ser conscientes de sí mismos. En cualquier caso, deberían ser rechazados por la gente honesta, incluidos sus propios colegas, los restantes medios que luchan y quieren por banderas la honestidad y la transparencia. Porque, en el fondo, los medios dominantes, controlados por el poder económico que les respalda, así como esos medios seudo-progres, son los verdaderos culpables de Golpe de Estado suave y permanente al que nos tiene sometidos el capitalismo español, y que se ha manifestado descaradamente hoy con los dictados del Tribunal Constitucional.

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
ya que no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
ya que no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
ya que no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
ya que no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

Martin Niemöller, 1946

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.