Hace 44 años del asesinato directo o indirecto del Presidente. El crimen fue obra de los oligarcas occidentales internos e internacionales. Los ejecutores, militares que habían actuado así contra el pueblo muchas veces en la historia chilena. ¿Por qué esa medida radical contra el primer mandatario? Porque la Unidad Popular que lideraba: tenía un proyecto […]
Hace 44 años del asesinato directo o indirecto del Presidente.
El crimen fue obra de los oligarcas occidentales internos e internacionales. Los ejecutores, militares que habían actuado así contra el pueblo muchas veces en la historia chilena.
¿Por qué esa medida radical contra el primer mandatario?
Porque la Unidad Popular que lideraba:
tenía un proyecto socialista del poder para el pueblo;
expropió los negocios estratégicos del empresariado;
Allende y su base política popular no se rindió nunca al sabotaje patronal;
era honrado.
Salvador Allende era un dirigente valiente de honor. Estaba dispuesto a tomar las armas de ser necesario, de dar su vida. Lo hizo en el palacio de gobierno.
La oligarquía no puede tolerar una política con que pierde riqueza y poder.
¿Qué queda hoy de su discurso y sus objetivos de cambio?
Nada que sea lucha de ideas.
En el pensamiento mayoritario se admira su heroísmo y consecuencia. Se rechaza la represión brutal de la dictadura.
Pero poco y vago se sabe sobre su modelo de país, el socialismo planificador, asentado en la lucha de clases. La causa real de las miles de muertes.
El argumento de los errores propios durante el proceso ha sido una propaganda exitosa que oculta las operaciones de Estados Unidos y los grandes propietarios con agentes, dinero, armas, para asesinarlo o dar un golpe antes de haber asumido y de haber ejecutado ninguna medida del programa.
Los medios difunden la batalla del palacio de gobierno. Eludiendo que los soldados bombardeaban el socialismo.
El olvido parcial calculado de la gesta y la matanza ha sido instalado por analistas, periodistas, historiadores, escritores, al servicio de la cúpula gobernante.
La consecuencia política de esa manipulación se expresa en que en un país de 17 millones de habitantes en un acto recordatorio en la tumba del Presidente había unas 50 personas; en que no se ha visto alguna manifestación de cientos de miles en apoyo a su causa de ayer y su continuidad de hoy y mañana.
El núcleo de la riqueza maneja los medios, el ejército, la presidencia, los tribunales, el parlamento. Cuenta con excompañeros del Presidente que optaron por ingresos y consumos de segundo nivel.
Acusar a los vencedores de falsear la epopeya de 1970-1973 en adelante es un error.
La responsabilidad es de los socialistas que no han creado y levantado una propuesta de dos pilares, el legado de Salvador Allende y la Unidad popular y las nuevas condiciones que hacen insostenible el capitalismo.
La entrega de todos los asesinados, desparecidos, torturados, solo será historia objetiva cuando el pueblo luche de nuevo por un socialismo sostenible, solidario para la siguiente civilización.
Lo correcto es exigir a los socialistas que definan un programa como lo hizo el Presidente Allende y la UP.
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