En los últimos días las autoridades de CODELCO han anunciado más de 100 millones de dólares en pérdidas como resultado del conflicto con sus subcontratados. La empresa no ha detallado sus cálculos pero surgen varias interrogantes que discutiremos en este artículo. El cobre es un producto no perecible de modo que no es claro encontrar […]
En los últimos días las autoridades de CODELCO han anunciado más de 100 millones de dólares en pérdidas como resultado del conflicto con sus subcontratados. La empresa no ha detallado sus cálculos pero surgen varias interrogantes que discutiremos en este artículo.
El cobre es un producto no perecible de modo que no es claro encontrar «pérdidas cuantiosas» a partir de la menor producción de algunos días, como lo hacen sus ejecutivos. En realidad las pérdidas ocurrirían en la medida que la mina vaya a perder la producción que estaba lista para la venta. Entretanto la producción puede almacenarse. Respecto a la producción no extraída, la huelga alarga el período de vida útil de explotación de la mina.
Enseguida, tal parece que los cálculos del responsable de CODELCO no consideran el aumento de precio observado a causa de la menor producción. Comentario aparte es que el alza que se produjo debido a la huelga demuestra que Chile no es mero tomador de precios como sostuvieron quienes negaban la sobreproducción de mediados de los noventa.
Tercero, CODELCO no menciona las ganancias para el país. Los países con menor desigualdad cuentan con trabajadores más saludables, ellos proponen mejoras en los procesos productivos y economizan materiales, cuentan con recursos para educar a sus hijos y para calificarse ellos mismos. Difícilmente, trabajadores que ganan 200 mil pesos en faenas de alto riesgo y en pleno desierto, lejos de sus familias, pueden ser eficientes, saludables y cooperadores.
De la misma forma, si CODELCO cumpliera con el fallo de la Dirección de Trabajo que le ordenó internalizar a cerca de 3.000 trabajadores, generaría una señal a las empresas multinacionales. Ello mejoraría los niveles de sindicalización y los salarios pagados por el sector minero que en 2002 tenía cerca de 51.000 subcontratados (incluyendo a 27.000 en la operación corriente) contra solo 29.000 permanentes . Con el poder de compra así obtenido, se ampliaría el tamaño de los mercados locales diversificando la actividad económica en las zonas mineras.
Quinto, no sabemos cuánto se pierde en intermediarios. Algunos empresarios subcontratistas, incluso multinacionales como SODEXHO, cumplen el mismo papel de los enganchadores del salitre. Suponiendo que sus trabajadores pasaran a la planta, aumentaría el gasto en remuneraciones de CODELCO, pero disminuiría el gasto en estos contratistas y el costo en gestión del sistema de proveedores. También reduciría una fuente de corrupción con las prebendas para ganar los contratos.
Otros empresarios subcontratistas más pequeños y que viven en las ciudades mineras, reciben ganancias tan pequeñas, contratos a tan corto plazo y pagos tan atrasados que no disponen de ninguna capacidad de mejorar su productividad y continuarán explotando a sus trabajadores y al medio ambiente si no hay políticas de desarrollo industrial o no se les contrata como trabajadores.
Sexto, existen otras ganancias. La absorción de la subcontratación aplacaría algunos problemas sociales. En las ciudades mineras la población y los alcaldes se quejan de los problemas de alcoholismo, de prostitución, de embarazos precoces, debidos al trabajo precario que proviene de fuera de sus municipios. Al mismo tiempo los trabajadores permanentes no vivirían amenazados de ser reemplazados por externalizados.
Por otro lado los miembros del directorio de CODELCO son responsables del estallido del conflicto. Era un conflicto previsible, toda vez que la Confederación de los subcontratados había advertido públicamente que estaban cansados de esperar. Peor aún, en vez de cumplir con la Dirección del Trabajo, CODELCO optó por desafiarla.
Finalmente, existen varias inconsistencias en su discurso. Cualquier árbitro muy bien pagado para controlar el cumplimiento de los acuerdos que terminaron con la última huelga, habría salido más barato que las multimillonarias pérdidas que denuncia CODELCO. Los trabajadores han denunciado que el seguro de salud fue contratado con empresas que no tenían oficinas en las zonas mineras. Por otro lado, si las pérdidas fuesen de la magnitud denunciada resulta incomprensible no haber reducido la producción antes de un conflicto que se venía venir.
Al mismo tiempo, si las pérdidas del conflicto fueren correctas, CODELCO viene optando por una pésima opción estratégica introduciendo mano de obra precaria. Si bien la subcontratación comenzó durante el régimen militar, se aceleró en los gobiernos de la Concertación. Entre 1990 y 2003, siguiendo a las empresas multinacionales, CODELCO aumentó sus subcontratistas de operación desde 8.200 a 17.600 mientras su personal permanente cayó de 27.400 a 16.600.
Otras dudas que emergen de las declaraciones oficiales de CODELCO. Si los subcontratados no pertenecen a CODELCO sorprende que sus ejecutivos conozcan los sueldos de los subcontratados. Siendo estos salarios tan atractivos, ¿qué pierde CODELCO con contratar directamente? Si ellos no deben negociar con CODELCO, ¿porqué se negoció la vez pasada y se les ofrecen bonos?. Si el costo de oportunidad de no producir es tan elevado, ¿por qué se entregan minas a empresas extranjeras?.
En conclusión la cifra de pérdida anunciadas por CODELCO aparecen como un discurso mediático y con poco respaldo. Además se omiten los impactos económicos, sociales y ambientales indirectos. Las cifras revelan una serie de inconsistencias.
Jan Cademartori, Dr. Economía, UCL Lovaina, académico UCN sede Antofagasta.
José Cademartori, ex Ministro Gobierno de Salvador Allende. Miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital.