En septiembre fue noticia la expedición inédita a Estados Unidos de 50 emprendedores/empresarios cubanos del sector privado para intercambiar con empresarios y funcionarios norteamericanos en Miami. El sábado 28 de octubre tuvo lugar un encuentro de los invitados cubanos a la cita, junto a otros colegas, en el bar privado 2.45, perteneciente al campeón olímpico Javier Sotomayor.
La Joven Cuba aprovechó el espacio para contactar con Alfonso Larrea, socio principal de la mipyme Evexcon SRL y organizador del evento por la parte cubana. Nuestra intención fue explorar sus criterios sobre el acontecimiento, además de las polémicas relativas a este y al desarrollo del sector privado en la Isla.
Más allá de las discrepancias que pueda haber con sus opiniones, creemos que son de interés público y necesarias para comprender los escenarios actuales y futuros del sector privado en Cuba.
¿Qué importancia le concede a un evento como este para el desarrollo del sector privado y en general del país?
Tenemos un sector privado que está resurgiendo ahora. En 1968 prácticamente había desparecido. Generalmente son emprendedores, todavía a muy pocos podemos llamarlos empresarios; son personas que tienen deseos de hacer, vocación, pero a muchos les falta preparación.
Por otra parte, el contexto no es el más favorable. Por eso estamos tratando de abrir estos canales para que lleguen a los mercados externos con varios objetivos, desde la búsqueda de suministros, ya sea para vender aquí o de materias primas, hasta las exportaciones y las asociaciones económicas internacionales.
La importancia es elemental: tenemos una situación económica bastante difícil, con una industria prácticamente paralizada y este es un sector que puede ayudar mucho a que se reanime esa economía. Lógicamente, hay otros factores externos que conspiran contra ello, pero cada cual debe ir trabajando donde le es posible, en su entorno, en lo más inmediato, y creo que este sector puede aportar mucho en esa dirección.
Va a llevar tiempo conformar lo que podemos llamar a un verdadero sector empresarial privado, estamos dando los primeros pasos. El evento de Estados Unidos ayudó mucho porque es un referente para el sector empresarial en el mundo, y además es el mercado natural nuestro.
No hay nada en concreto, pero lograrlo marca un punto en el proceso de las mipymes. Hay mucho que hacer allá y aquí para poder lograr que esa maquinaria engrane y las cosas comiencen a funcionar.
¿Cuáles son los principales incentivos y trabas para emprender en Cuba hoy?
Hay varios incentivos, como la obtención de beneficios, contar con un establecimiento propio, desarrollar esa actividad de comerciantes que muchos llevamos dentro, pero pienso que el estímulo principal es el deseo que tenemos todos de comenzar a prosperar en nuestro país, que las cosas cambien, que podamos tener más estabilidad, lograr bienestar para todos.
A mí me atrae mucho la idea de parar y revertir los procesos migratorios de los jóvenes cubanos, que encuentren en su país una oportunidad y se puedan desarrollar; no solamente que dejen de irse, quizás que algunos decidan regresar y contribuir a nuestro desarrollo.
Las trabas fundamentales están dadas por el proceso lógico del desarrollo del sector. Tiene que haber una asimilación de muchas personas de estos procesos. Por otro lado, en Estados Unidos todavía no es posible establecer una relación comercial normal con nuestro sector, si bien la voluntad también existe y quedó manifestada, todavía no hay una línea clara en ese sentido.
También los empresarios norteamericanos temen establecer relaciones con nosotros por posibles consecuencias que puedan tener. Lo que llamamos embargo o bloqueo es un es un entramado de leyes, no una sola ley. Puedes pensar que estás autorizado a trabajar sobre la base de una y te sorprende otra. Te pueden autorizar a establecer relaciones comerciales con una determinada empresa privada que produce leche en Cuba, y de pronto cuando estás en ese proceso, por otra de las leyes alguien te dice que esa finca fue expropiada y por lo tanto te van a demandar. Es complejo y crea muchos temores.
Por la parte de Cuba nos hemos dado cuenta de que hay que rebasar la simple importación y comercialización en el país, hay que ir a tratar de exportar. Esa exportación pasa por muchos procesos, entre ellos, asociaciones económicas. Necesitamos maquinarias, materia prima, envases, apertura al mercado. Consideramos que la mejor herramienta para eso son las asociaciones económicas. Sin embargo, hoy para el sector nuestro no está definida esa política. Han existido pronunciamientos, incluso se habla de la inversión de los cubanoamericanos, pero el Mincex (Ministerio de Comercio Exterior) no tiene un procedimiento claro.
Otro de los obstáculos está en la limitación de espacios en los cuales podemos operar sectores de mercado. Creo que se deben potenciar mucho más las relaciones entre el sector estatal y el privado, en búsqueda de echar a andar industrias y procesos paralizados. Somos lentos a la hora de tomar decisiones, existiendo las opciones para echar a andar esa industria y esa economía que hoy tenemos en un estado crítico. Aquí estoy obviando los factores externos, me estoy refiriendo a lo que está en nuestras manos.
En septiembre varios medios de prensa anunciaron un grupo de medidas que llevaría a cabo la administración Biden para apoyar al sector privado en la Isla. Sin embargo, hasta ahora no han sido tomadas. ¿Por qué cree que ocurrió esto? ¿Qué implicarían?
Hay dos misterios grandes en el mundo, uno es quién mató a Kennedy y el otro es por qué no se pronunciaron las medidas. Hoy no sabemos cuáles fueron las razones. Me consta, por la presencia en el evento de funcionarios del Departamento de Estado, que ellos estaban preparados para las medidas. Creo que los primeros decepcionados fueron ellos.
Era algo que todos esperábamos con mucha ansiedad; lo esperamos nosotros porque supuestamente nos iba a dar ciertas facilidades, como la apertura de cuentas, y había también mucha expectativa en los empresarios norteamericanos, sobre todo en los cubanoamericanos, que estaban ávidos de poder dar inicio a esta relación y se sintieron de cierta manera impotentes.
La apertura de cuentas bancaria era una de las medidas más esperadas, pues facilitaría mucho las relaciones comerciales. No obstante, hay factores que considerar; de nada nos sirve a nosotros poder abrir cuentas en los bancos norteamericanos, si esos bancos no tienen relación con los bancos cubanos, y si a su vez, los bancos cubanos no nos permiten a nosotros, como sector, usar cuentas en divisas. Tiene que ser un acuerdo entre partes que cree un canal para que esas cosas sean posibles.
A veces vemos un pedacito que pensamos como solución y es solamente una parte de la solución. También había mucha expectativa con los créditos. ¿Para qué necesitamos cuentas bancarias, si no tenemos una relación interbancaria que nos permite cerrar las operaciones; para qué necesitamos créditos, si no tenemos una exportación que nos permita devolverlos? Se trata de tener todo un engranaje que te permita cerrar los ciclos.
Entre los argumentos empleados para defender el freno de las medidas en apoyo al sector privado cubano está la relación de las mipymes con empresas del Estado cubano. El otro es que muchos empresarios son agentes de la Seguridad del Estado encubiertos. ¿Qué cree de esto?
Había personas de Estados Unidos que pensaban que éramos una isla dentro de otra Isla. «Yo hago negocios con el sector privado, pero si rozas el sector público, no voy a hacer de negocios contigo». Eso es un error, es no darse cuenta de que nosotros formamos parte de un todo, un sistema que tiene empresas públicas y privadas, y la interacción entre estas es lógica y necesaria. Es algo que deben entender los empresarios norteamericanos y el gobierno de los Estados Unidos; pretender otra cosa es condenar al sector privado cubano a la extinción.
En cuanto al otro tema, a mí me recordó mi infancia y el cuento del «hombre del saco». Temores infantiles con los cuales nos pretenden controlar.
Cincuenta cubanos habladores se prepararon durante dos meses para ir a los Estados Unidos. Dos meses en los que estuvieron intercambiando con sus familiares en Miami. Luego se bajan en el aeropuerto, van en autobuses a su hotel y durante dos días realizan un evento en el corazón de esta ciudad, y nadie se enteró.
¿Nadie se enteró? Nosotros no fuimos clandestinos con una capucha, pero toda la algarabía comienza luego del evento. ¿Por qué? ¿Qué influyó? ¿La buena voluntad de youtubers e influéncers que querían que el evento saliera adelante? Yo pienso que no. Hasta un escolar se daría cuenta de que una mano estuvo ahí presente para que no hubiera obstrucciones.
Empresarios cubanos en una de las actividades del evento / Foto; OnCuba
Eso dice que las autoridades de ambos países protegen sus intereses. Dentro del grupo pudo haber una, dos, tres personas que en un momento determinado le comentaran a las autoridades cubanas lo sucedido, no lo dudo, como tampoco dudo que dentro de la parte norteamericana hicieran lo mismo con sus autoridades.
Por otro lado, la mayoría de nosotros nacimos en un país con un sistema político y social determinado, así nos criaron, así nos educaron, formamos parte de todo ese proceso. Entonces es imposible pretender que las mipymes vayan a estar conformadas por opositores o apolíticos. Las empresas privadas cubanas están conformadas por toda esa sociedad que de una manera u otra está integrada al sistema. No es raro encontrar una mipyme cuyo dueño sea militante del Partido o haya sido militar, parte de los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) o la UJC (Unión de Jóvenes Comunistas). Es imposible que esto no se así, porque si no, no vas a tener mipymes. ¿Dónde las vas a hacer?
Por otra parte, si comenzamos con esa política de exclusión, no vamos a llegar nunca a un entendimiento.
Yo no me encontré ningún empresario cubanoamericano que me dijera «yo estoy a favor de la Revolución y por eso conmigo sí puedes hacer negocios». Ellos también están integrados a la sociedad norteamericana y tienen su visión y postura política. Por eso tenemos que buscar ese punto intermedio para lograr un entendimiento en aras del bien común, la prosperidad de nuestro país.
Uno de los momentos más polémicos del evento fue el encuentro con Santiago Álvarez Magriñá. ¿Qué nos puede decir de esto? ¿Qué repercusión tuvo en Cuba?
Hay una visión equivocada de lo sucedido. Había muchas personas que no sabían quién era Santiago Álvarez. Él y un grupo de otros más que tienen una posición política bastante fuerte hacia Cuba, incluso con acciones armadas, participaron durante todo el evento desde el primer día. Nosotros nos percatamos de eso.
Pero yo siempre he dicho que la intención nuestra en los Estados Unidos no era hacer política, era tratar de impulsar un proceso económico. Por lo tanto, no vi lógico llegar con una postura de exclusión. Los problemas de Santiago Álvarez con las autoridades cubanas, son problemas de Santiago Álvarez con las autoridades cubanas.
No es que nosotros impulsemos o favorezcamos ese tipo de relaciones, simplemente estaban en ese contexto y no las rechazamos. Como dije en la entrevista que me hicieron allá, yo escuché respetuosamente a todo el mundo. Después cada cual decide lo que va a hacer. Como también, escuchar a todos los sectores —desde los más hasta los menos radicales— debe ser la política que implementen ellos hacia Cuba.
Así yo interpreto lo sucedido; otras personas en Cuba lo hicieron de forma diferente. Algunos le dieron un matiz político bastante fuerte. No obstante, fueron más las agresiones políticas que recibimos desde los Estados Unidos, que las que recibimos desde Cuba. En ConFilo y el noticiero se habló del asunto, se destacó la figura de Magriñá y su historia, y una postura política del país, pero en ningún momento se agredió a las mipymes.
Lo sucedido tuvo un cierre feliz con la entrevista que le hicieron a nuestro presidente Díaz-Canel. Y digo nuestro presidente, aunque algunos pueden molestarse por eso, pues es el presidente constitucionalmente electo; tú puedes tener un criterio u opinión, pero es quien está legalmente al frente del país, eso no lo puedes cambiar. Afortunadamente, en las intervenciones abordó el tema y le dio un cierre feliz. Lo más importante fue ratificar el apoyo al sector privado cubano, lo necesitábamos.
El tema de la moneda es uno de los que hoy más sobresale cuando se habla de los problemas del sector privado, principalmente quienes necesitan importar y deben usar una tasa informal aproximada por la ausencia de un cambio real en las instituciones bancarias. A esto se suman los problemas que ha traído la bancarización. ¿Cómo se debatió ese punto en el evento? ¿Cuál es su opinión?
No se pueden ver de forma desconectada. No se puede recitar una poesía mientras te aprietan la garganta. Es imposible. Es verdad que no tenemos un mercado cambiario, que sufrimos problemas financieros, pero eso está dentro de un contexto. Mañana pueden decir «vamos a establecer un mercado cambiario», independientemente de cuál sea la tasa, ¿y dónde están los dólares? No existen. Primero tiene que haber una inyección de dólares al país, lo cual solamente es posible con la reactivación de su economía y sobre todo el turismo. Lo otro sería irreal.
Hoy el mercado que hay es totalmente informal. Sobre la tasa de cambio, en el evento estuvo Jasán (José Jasán Nieves) de elToque, que decía: «Ustedes son un sector importante, mi objetivo es interactuar con ustedes». Cuando las personas se enteraron, hubo una revolución.
Yo al principio no entendía lo que decían algunos empresarios. Ellos afirmaban que «el problema es que mientras nosotros estamos trabajando, hay un gran número de especuladores que están traficando con esta moneda, las estadísticas que tú tienes son sobre la base de lo que deciden los especuladores, y eso está falseado, porque hay muchas personas trabajando en las redes para especular, y de cierta manera, esto se “legaliza” en esa tasa». Yo creo que él entendió y se dio cuenta de que es una realidad, que nos muestra que todo ese mercado informal está viciado, pues funciona sobre la base de la especulación, y afecta a nuestro sector, aunque no sea el mecanismo que debamos utilizar.
¿Y sobre los efectos de la bancarización?
Fue como fusible que abre un circuito: invierto en divisa, compro, vendo en el país, voy al mercado informal, recupero mis dólares y ya cerré el circuito. La bancarización abrió el circuito. El mercado informal funciona únicamente con efectivo, al limitar el acceso al efectivo, limitas el acceso al mercado informal, ese es el fusible que se fue.
La bancarización como tal es buena. Es impensable que tú puedas planificar un país si tú no tienes todos los elementos en la mano y el elemento bancario es vital. Entonces, lo que se hace es formalizar todos estos procesos financieros. Pero dadas las circunstancias del país, para la situación nuestra, que tiene un segundo circuito informal, es un desastre, pues no puedes cerrar tus circuitos comerciales.
Hoy Cuba vive una crisis que ha acrecentado problemáticas sociales como la pobreza y las inequidades. ¿Qué papel desempeña el sector privado en esa crisis?
Ves constantemente el criterio en las redes de que «las mipymes no resuelven el problema»; las mipymes no pueden resolver el problema. Nosotros somos una parte de la estructura económica del país, no somos los designados para resolver los problemas del país. Nosotros podemos ayudar a la solución de los problemas. Podemos ser una especie de vanguardia, un motorcito auxiliar o hasta un motor más grande — depende las posibilidades que nos den— que impulse ese cambio económico, pero ese cambio económico es imposible si no se trabaja de conjunto entre todas las estructuras.
En este contexto de desabastecimiento y problemas, la cara visible son las mipymes, todos nos remitimos a los precios de las mipymes, o a las cosas que ahí suceden. No es mentira que hay quien evade el fisco, que trata de enriquecerse, pero eso no son «las mipymes», es un grupo determinado de empresarios. Eso sucede en cualquier parte del mundo y en el sector público también.
Lo relativo a los precios, es muy difícil, pues para hacer una operación de compra en el exterior necesitas tener el dinero en el exterior, y sacarlo de Cuba es prácticamente imposible, hay que buscar muchos mecanismos que son caros. Hoy un préstamo para una operación de estas puede llegar hasta a un 30 %.
Por otra parte, todavía nuestros canales comerciales no están bien establecidos. Cuando usted llega lo primero que se tropieza es con los intermediarios, que a veces no es el primero ni el segundo, sino el tercero. Hay comerciantes hábiles que se procuran las relaciones con las importadoras cubanas, obtienen el famoso «Código Mincex» sin el cual no puedes importar; los que desconocen el mecanismo tienen que importar a través de ellos. El Mincex y las importadoras deben ser más hábiles en eso y abrir las puertas, además de actuar para quien quiera convertirse en suministrador, y así quitar esa cadena de intermediarios.
A eso hay que sumar el costo del resto de los servicios en Cuba, sacar un contenedor del Mariel y llevarlo a Santiago de Cuba cuesta una fortuna. Además, están los impuestos que son fuertes, aunque yo no soy un opositor a los impuestos porque sé que son necesarios, los salarios de médicos y maestros salen de ahí.
Hay que tener en cuenta también que existe un mercado cambiario informal e inestable, por tanto, en el momento en que un empresario compra los dólares, estos se cotizaban a 200, pero en los tres meses que demoró en llegar el contenedor, ya están en 250. Quien hace los cálculos lo asume siempre por arriba.
Todo eso va sumando al precio final, que es alto, sobre todo para quien vive de un salario en el sector estatal que no crece, mientras los precios sí suben por todos estos factores. No hay una voluntad de «Alí Babá y los 40 mipymeros» que queremos desangrar a la gente, no es la generalidad.
En relación a la equidad, yo no soy partidario de las reglas impositivas que digan que un tanto porciento del personal tiene que ser mujeres, personas negras… Pero sí creo que hay que hacer un trabajo bien fuerte y lamentablemente en las fases iniciales hay que imponerlo.
Hoy vas a una cafetería y te puedes encontrar a una muchachita bonita y probablemente te sientes a hablar con ella y no tenga ninguna preparación para los servicios gastronómicos, mientras tanto, hay personas graduadas de escuela que están sin trabajo porque no tienen esa imagen. Hay que trabajar mucho en ese sentido, no solo con quien emplea personal, sino con quien consume el servicio.
Algo que conspira mucho es que no haya organización y gremios dentro del sector. Cada vez que proponemos hacer un gremio se piensa que es para traer problemas o ponernos de acuerdo para subir los precios o protestar por medidas. No se dan cuenta de que hay otros factores que son necesarios, como poner condiciones para el trabajo.
Hoy el sector privado no tiene órgano de relación: ni es el Ministerio de Economía y Planificación, ni es la Cámara de Comercio, ni son los gobiernos que están para las estrategias de desarrollo local. Es importante crear esa organización, pero también que haya gremios. Porque hoy en el sector de los servicios el problema está en el personal, pero en la construcción pueden ser dificultades con los medios de protección.
Lo otro es el exceso de control, que al final genera corrupción; a los famosos inspectores, la gente les tiene terror, no porque te puedan crear un problema, sino porque son más a «comer». No cumplen su objetivo, pero se te convierten en una dificultad, entran en la cadena de alza de precio. No funciona. Tenemos que ir a lo que es natural, que dentro de un sector se asocien, piensen y tomen decisiones.
Otras visiones sobre el evento aquí La hora política de los empresarios
Fuente: https://jovencuba.com/alfonso-larrea-decepcionados/
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