El 26 de abril de 1937, la Legión Cóndor -aviación alemana que ayudó a las tropas franquistas a derrocar al legítimo Gobierno Republicano- bombardeó la ciudad de Gernika, acabando con la vida de no pocos de sus habitantes y reduciéndola a escombros. Hoy, 75 años después de aquel hecho tan horroroso, los herederos del franquismo […]
El 26 de abril de 1937, la Legión Cóndor -aviación alemana que ayudó a las tropas franquistas a derrocar al legítimo Gobierno Republicano- bombardeó la ciudad de Gernika, acabando con la vida de no pocos de sus habitantes y reduciéndola a escombros. Hoy, 75 años después de aquel hecho tan horroroso, los herederos del franquismo -que nunca lo han condenado y no por ello han sido ilegalizados- «bombardean» despiadadamente a la mayoría de la población de todo el Estado.
En esta ocasión, los «bombardeos» los realizan con «bombas» más silenciosas -pero altamente destructivas-, amparados en una «mayoría absoluta» conseguida con un escaso apoyo de la población electoral en las últimas elecciones [1]. Las destructivas bombas, lanzadas desde sus «democráticos» bombarderos, se llaman: Reforma Laboral, -únicamente favorable a los grandes capitalistas- drásticos recortes en sanidad, enseñanza…, y privatizaciones a precios de ganga; un notable y peligroso retroceso, sin duda, en las conquistas adquiridas por la clase obrera durante tantos años de lucha.
Si la unidad de los revolucionarios es imprescindible -y a día de hoy es una quimera-, urge también la pronta recuperación de la memoria. El cubano Armando Hart Dávalos, muy acertadamente dijo que «hay que indagar en los orígenes; un olvido o desconocimiento significa un vacío en la memoria histórica, y un pueblo que pierde la memoria es como un pueblo sumido en las tinieblas». No se debe permitir que los herederos del franquismo y sus lacayos «pasen página»-que es lo que pretenden-, sin que ésta sea leída en voz alta y sin censura por el pueblo. Sólo recordando al fascismo de ayer se podrá enfrentar al de hoy y al de mañana con probabilidades de éxito. Una tarea complicada -aunque posible-, porque hoy, todavía, Franco reside en la «democracia española».
Nota:
[1] En las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011, el censo electoral fue de 35.779.208 individuos. Los herederos del franquismo -el PP- obtuvieron 10.830.693 votos; es decir, 24.948.515 personas no les votaron, ya que eligieron otras opciones: la abstención, el voto en blanco, el nulo, o simplemente votaron a otros partidos. Este dato tan significativo no les impide repetir, hasta la saciedad, que Mariano Rajoy es «el presidente de todos los españoles», que «gobiernan porque el pueblo así lo ha querido». Incluso, sumándoles los votos del PSOE -7.003.511-, el otro partido con el que se alterna en el poder, no superan el 31% de la población de todo el Estado. Como se puede observar, una amplia mayoría se somete a los dictados de la minoría; ¡y a esto llaman democracia!
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