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Entrevista a Josune Muñoz, Filóloga vasca y feminista

«Los hombres se apropiaron de la literatura escrita y del acceso a la universidad adueñándose de la posibilidad de llegar a lo más alto»

Fuentes: Tercera Información

Entrevista con Josune Muñoz, de Skolastika, una escuela de literatura femenina y feminista, sobre los obstáculos machistas a los que históricamente han hecho frente las escritoras

Charlamos con Josune Muñoz, filóloga vasca, investigadora y creadora deSkolastika (www.skolastika.net), acerca de la literatura femenina y feminista y del proyecto cultural que dirige, una escuela de literatura que ofrece cursos, charlas y otras actividades culturales con el deseo de difundir la literatura escrita por mujeres tan poco valorada en las enseñanzas literarias actuales.

En la literatura, al igual que en el resto de disciplinas, las mujeres han sido invisibilizadas por los hombres. De hecho, hasta hace relativamente poco, algunas escritoras debían utilizar un pseudónimo masculino con el que firmar sus libros, como Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero). El hecho de firmar como hombres tiene que ver con intentar que el camino hacia la literatura fuera más fácil. Estas mujeres eran conscientes de que el hecho de firmar como mujer podía dificultar su acceso a la publicación pero sobre todo la recepción favorable a sus escritos. El canon, la medida de calidad, es masculina. Está hecho por hombres para hombres. Las mujeres tienen que pelear para que sus obras tengan la misma consideración, algo que todavía está lejos de lograrse y más si escriben géneros como novela sentimental, poesía…

Más allá de no valorar su trabajo en la misma medida, los hombres han intentado denostarlo e incluso cuelgan la etiqueta de «literatura femenina» como algo peyorativo. ¿Consideras que existe como tal una literatura de mujeres y para mujeres?

Sí, pero hay que matizarlo. No todas las mujeres escriben como mujeres ni piensan en mujeres al escribir, pero eso tan sólo es una parte de la producción literaria y hay que recordar que los panoramas literarios del planeta son muy distintos. Las mujeres han desarrollado una literatura propia a lo largo de la historia. Una literatura que tiene en cuenta sus distintas características y tareas sociales, preocupada por los asuntos e intereses de las mujeres: la dote, la boda, la maternidad, el cuidado, la denuncia de sus condiciones vitales… una sensibilidad específica que difícilmente se encuentra en la obra masculina. Obras que conectan especialmente contigo porque tú también eres mujer y vives lo mismo. Además, hay géneros específicos como la novela sentimental o el cómic feminista que están pensados para ser consumidos por mujeres… y ¿qué les ha pasado a ambos géneros? Uno está muy negativizado y el otro es absolutamente desconocido.

¿Cuáles son las características generales que han adjudicado los hombres para las mujeres en la literatura, o mejor dicho, qué estereotipo femenino han promovido? Y por otro lado, ¿qué personajes femeninos creados por escritores destacarías por su contribución negativa a la igualdad y cuáles citarías por lo contrario, porque ofrezcan una visión masculina positiva hacia la mujer?

El estereotipo ha ido cambiando a lo largo de la historia pero ciertas características se han mantenido. Los escritores han tendido a presentar a las mujeres de manera muy esquemática y maniquea: o muy buenas (la madre, la amada, la virgen… de belleza casta y pura, mujeres dispuestas a ser obedientes y sumisas, limpias, ordenadas y cuidadoras), o muy malas (Eva, la puta, la madrastra… de belleza pérfida, mujeres que hacen uso de su cuerpo para conseguir poder, manipuladoras, sin escrúpulos, desordenadas en todos los aspectos…). Las mujeres jóvenes y bellas, como paradigma de posibilidad de triunfo social. Las mujeres mayores, feas y ambiciosas, como mujeres que acabarán mal.

La nómina de mujeres negativizadas es inmensa: la adúltera, la casquivana, la vampira… (castigadas con el suicidio, el asesinato o la locura como fines trágicos que las esperan). La positiva, la que mueve a la igualdad, la mujer no siempre joven ni bella, con sus dudas, contradicciones, ilusiones, amistades, ambiciones, miedos… la mujer real yo la he encontrado al leer la literatura femenina. No digo que no haya escritores con tales mujeres, pero no suelen ser las protagonistas, las mujeres de sus libros suelen seguir girando en torno a un hombre protagonista. Generalizar siempre es simplista, lo sé, pero en líneas generales es así. Las mujeres que yo recuerdo como paradigma de mujeres hacia la igualdad las he encontrado en libros de mujeres.

¿Podemos hablar de diferencias entre la literatura escrita por hombres y por mujeres? ¿Y en cuánto a los géneros y estilos que utilizan?

Sí, claramente. Las mujeres, por ejemplo, han estado durante muchos siglos mucho más cerca de la literatura oral que los hombres. Ellas han creado, mantenido, transmitido, guardado, enseñado… la mayoría de la literatura oral del planeta. Canciones, nanas, cuentos, leyendas, romances… forman parte del acervo cultural de las mujeres. Los hombres se apropiaron de la literatura escrita y del acceso a la universidad positivizando esa literatura por encima de la oral y adueñándose durante siglos de la posibilidad de llegar a lo más alto de lo literario.

Las mujeres accedían a la escritura de una manera más doméstica, en sus casas o conventos, y crearon obras que hablaban de ese mundo, de esa esfera que les pertenecía y conocían. Muchas veces en forma de diarios, cartas o poesías, géneros narrativos escritos en primera persona y de gran carga autobiográfica, una de las razones por las que eso se ha seguido manteniendo incluso cuando en el siglo XIX accedieron en gran número a la novela. El teatro o la teología, por ejemplo, al ser unos géneros de claro alcance público, les han estado más vedados. Lo maravilloso es que las mujeres han conseguido superar todas esas travas y podemos encontrar a mujeres en todos los siglos haciendo todos los géneros. No de manera mayoritaria, claro está, pero sí demostrando que incluso con las condiciones culturales más adversas ellas son lo suficientemente dotadas como para abordar todas las expresiones literarias. Hildergarda de Bingen, Cristine de Pizán, las Madames de los siglos XVII y XVIII, Aphra Benh, Santa Teresa… la nómina es muy larga y demuestra lo que hubieran sido capaces de contar con unas condiciones más favorables.

¿Por qué les da tanto repelús a los hombres adentrarse en las páginas de un libro escrito por una mujer? ¿Crees que los estereotipos machistas se impregnan de algún modo en esta visión?

Por supuesto. El rechazo de los hombres a leer la literatura femenina es un claro ejemplo de que la literatura escrita por mujeres sigue estando negativizada. Hay muchos estereotipos rodeando la escritura de las mujeres. El principal es que las mujeres escriben sólo sobre mujeres y lo que les pasa a las mujeres, lo cual es falso, pero aunque fuera cierto, teniendo en cuenta que las mujeres somos la mitad del planeta… ¿qué les pasa a los hombres que no les interesa lo que les pasa a las mujeres, la otra mitad del planeta?

Pero repito, las mujeres no sólo escriben sobre mujeres, aunque sus libros, mayoritariamente, tengan protagonistas femeninas. Lo que sucede es que el estereotipo funciona así: cuando un hombre cuenta su vida está contando el mundo, cuando una mujer cuenta su vida está contando su vida, no el mundo. Los hombres nos han hecho creer que su literatura es universal, general, y la nuestra es particular, y eso no es cierto. Todos, hombres y mujeres, cuentan el mundo, sólo que lo contamos desde lugares y vivencias del mundo generalmente distintas. Ellos han hecho universal la suya, positivizándola, y nos dicen que la nuestra es particular, minusvalorizándola. Y nosotras, privadas del acceso a los más altos lugares del pensamiento, como la universidad, nos lo hemos creído. Menos mal que desde el acceso a la universidad y la creación de los estudios de género la crítica literaria feminista ha podido ir desmontando esos estereotipos. El problema es que todavía hay mucha resistencia a compartir ese olimpo de los dioses literarios. Para ellos es mucho más cómodo seguir creyendo en teorías y estereotipos que les ponen a ellos como centro del mundo y del saber. Además como de los libros de las mujeres no siempre salen muy bien parados los personajes masculinos… es una literatura más incomoda de leer.

Y en referencia a los lectores y lectoras, ¿podría decirse que el género influye en sus gustos?

Más que en los gustos en sus ganas de conocer. Las mujeres, quienes durante siglos han tenido mucho más difícil el acceso a la cultura escrita, ahora se están resarciendo y muestran una gran curiosidad por todos los autores, estilos y géneros literarios. Además, disfrutan de géneros literarios sin importarles el desprestigio de la crítica: novela sentimental, best sellers, policiaca, cómic para chicas… Los hombres, al parecer, son menos generosos, curiosos e independientes a la hora de leer.

A pesar de haber menos autoras que autores, a la hora de leer, las estadísticas rebelan que somos nosotras quienes nos acercamos más a la lectura. ¿No es algo paradójico? Lo lógico sería que la profesión de escritora fuese mayoritariamente femenina…

Bueno, no. Para empezar hay que aclarar que aunque las mujeres leen más tan sólo leen un poco más. En su último libro, «La novela femenil y sus lectrices», Laura Freixas demuestra que las cifras son 53-57% para las mujeres y 43-47% para los hombres, así que la diferencia tampoco es tan grande. Se ha estado exagerando mucho para explicar ciertos fenómenos extraliterarios como ciertas ventas o premios. Hay que recordar, por otro lado, que el hábito de la lectura ya no tiene el prestigio social que tenía hace unas décadas y que los hombres tienen la costumbre histórica de estar en el lado de lo prestigioso.

El hecho de que haya menos autoras que autores lo que visibiliza es que las mujeres siguen teniendo mayores dificultades para acceder a la escritura, porque claro, no es lo mismo leer que escribir, comprar que publicar un libro. Para leer un libro sólo necesitas saber leer y tener ganas de hacerlo. Además, en la actualidad ni tan siquiera necesitas tener dinero para comprarlos, hay grandes redes de bibliotecas que te acercan todos los libros que deseas, pero escribir y publicar… eso es otro asunto, mucho más arduo. Las mujeres siguen teniendo entre sus grandes ocupaciones el cuidado de los demás y eso quita mucho tiempo a cualquier pulsión artística que tengas, por no hablar de las líneas editoriales, que, salvo excepciones, siguen apostando más por la creación masculina. Pero para saber del tema os vuelvo a recomendar el libro de Laura Freixas.

Anna Wulf, la escritora comunista y divorciada que relata su vida en ‘El cuaderno dorado’ (1962) de Doris Lessing, con reconocibles tintes autobiográficos de la autora, es sin duda el símbolo del feminismo por excelencia. ¿Cuáles son las claves que dan tanta fuerza a este personaje?

Bueno, a estas alturas hay muchos personajes femeninos simbólicos. Muchos de los de Isabel Allende, Virginia Woolf, Lucia Etxebarria, Gioconda Belli…

Las claves que dan fuerza a todos estos personajes es que no ceden ante las adversidades de género, no a las de la vida, que esas nos las encontramos todos y todas, si no a las trabas que tenemos por ser mujeres: la falta de libertad y de proyecto de vida propio, las maternidades no siempre deseadas, la violencia de género, la doble moral… su fuerza y estrategias para seguir en el camino personal y conseguir que nuestros destinos sean más nuestros nos sirven de ejemplo y acicate a todas.

¿Podría considerarse a Jane Austen (que firmaba como ‘A lady’) una de las primeras escritoras feministas? En 1811 publicaba ‘Sentido y sensibilidad’, obra muy criticada, pero cuyos defensores defienden que Austen envuelve su historia en el conservadurismo para atraer al lector propio de la época victoriana pero cuestiona y arremete contra las normas sociales que aprisionaban a la mujer. Si echamos un vistazo a su biografía podemos ver que ella nunca se casó, hecho que respalda su oposición a los convencionalismos de la sociedad en la que le tocó vivir. ¿Cuál es su opinión?

Bueno, eso de las genealogías, eso de «la primera que…» nos hace más daño que bien, porque invisibiliza a todas las que lo hicieron antes. ¿De verdad os parece creíble que la primera escritora feminista sea del siglo XIX? ¿De verdad creéis que no las hubo antes? Sospechad ante esas afirmaciones, porque además ¿qué quiere decir «escritora feminista»? ¿que escribe ensayo feminista? ¿que pertenece al movimiento feminista y ambienta en él a sus protagonistas? ¿que aparece preocupada por la situación de las mujeres y denuncia su desigualdad? Quizás sería más adecuado hablar de autoras con «sensibilidad feminista» dado que el movimiento feminista como movimiento social grupal es fruto de la Ilustración, es decir, de finales del XVIII.

Pero autoras con «sensibilidad feminista» las ha habido siempre, en Roma, en Grecia, en la Edad Media, en el Renacimiento… Aspasia, Hortensia, María de Francia, Hildergarda, Cristina de Pizán… basta con echar un vistazo a cualquier manual de feminismo para encontrarnos con decenas de nombres de mujeres en la antigüedad. Otra cosa es que ellas son desconocidas para la gran mayoría y Jane Austen no. Las mujeres de toda clase, condición y época han sido conscientes de la gravosa situación de desigualdad en la que hemos vivido, algo no muy difícil de ver y vivir si eres mujer, por otro lado. Y todas ellas, en mayor o menor medida han protestado o criticado este sistema desigual. Cada una con la fuerza o medios que tenía, unas de manera más explícita que otras. Estoy pensando en Mary Wollstonecrafth, de finales del siglo XVIII, la autora del Vindicación de los derechos de las mujeres, autora anterior y sin embargo más marcadamente feminista, más radical, más reivindicativa.

Con todo, estoy de acuerdo en que en la obra de Jane Austen encontramos personajes protagonistas de marcada «sensibilidad feminista» y ella es una de las mejores escritoras que he leído jamás, quizás por lo inteligente de la voz narradora y las protagonistas.

Si hiciésemos un recorrido histórico a lo largo de la literatura, ¿qué autoras son indispensables en la lucha feminista o han contribuido a ella con su obra?

Si la lucha feminista es una lucha por la igualdad, todas ellas, ya que el sólo hecho de escribir, sea sobre lo que sea, era y es un paso hacia la igualdad. Si hablamos de mujeres que han teorizado o propuesto la lucha feminista como un logro social, como mejora para toda la humanidad, también nos encontramos con una larga lista. Desde autoras como Juliana de Norwich, Cristine de Pizán y su Cuidad de las damas, las mayoría de las Madames del XVII y XVIII (curiosa la misógina acepción que tiene ahora la palabra, ¿no?), la citada Mary Wollstonecrafth, Olimpie de Gouges, Emilia Pardo Bazán, Colombine, Virginia Woolf, Margaret Fuller, Charlotte Perkins… como la lista es tan amplia os puedo recomendar el libro de Elaine Showalter Mujeres rebeldes, o más cerca Feminismo para principiantes de Nuria Varela.

En los últimos años, libros de mujeres como Agatha Christie, Stephenie Meyer (autora de la saga de ‘Crepúsculo) o JK Rowling (creadora de ‘Harry Potter’) han sido grandes best-sellers. ¿Crees que en la actualidad las posibilidades de escalar las listas de superventas son iguales para escritores y escritoras?

JK Rowling creía que no, por eso firmó con sus iniciales, para que un nombre femenino no lastrara el libro. Eso lo cuenta ella misma. ¿Qué creo yo? Creo que no, como ella. El hecho de que todavía se subraye el número de mujeres que llegan a ser grandes éxitos habla precisamente de que todavía se ve como algo nuevo, extraño y a destacar. No se destaca el alto número de best sellers masculinos, por ejemplo. Siempre se subraya lo excepcional, porque al final estas autoras siguen siendo eso, una excepción. Por supuesto que ahora hay más, ¡faltaría más, después de tantos siglos de lucha feminista por la igualdad, que todavía siguiéramos como en el siglo XVII!

Pero mira los libros que has comentado, mira a qué género pertenecen: una novela policiaca, una de «adolescentes y vampiros» y una «juvenil de fantasía», todos ellos son considerados géneros «menores» por la crítica. Los géneros prestigiosos, los premios, los reconocimientos, los manuales siguen llenos de nombres masculinos. Claro que hay nombres de mujeres, de nuevo, faltaría más, pero los porcentajes siguen siendo muy desiguales.

Uno de vuestros esfuerzos, desde Skolastika, está centrado en la elaboración de un manual de crítica literaria feminista. ¿En qué consiste la crítica literaria feminista? ¿Es también la crítica un área sometida por la visión masculina?

¡Por supuesto! Es tan machista, y en ocasiones tan misógina, que se necesitó crear una crítica literaria alternativa que se ocupara de la obra literaria, tanto de los hombres, revisarla para describir y denunciar cómo habían creado estereotipos machistas, sexistas y misóginos y habían invisibilizado todo lo femenino por un lado, como de crear herramientas para poder describir, analizar y divulgar las autoras y sus obras por otro.

En eso consiste la crítica literaria feminista, en aplicar los fundamentos de la teoría feminista a la teoría literaria, a la historia de la literatura y la crítica literaria. Son áreas distintas. La teoría literaria es la parte que analiza los fenómenos literarios, la formación y auge de un género, la visión del mundo que aparece, el compromiso o conciencia de l@s autores, cómo afecta lo social a lo literario y viceversa… explica la fenomenología literaria. La historia de la literatura es la que mejor conocemos, divide la historia en periodos literarios, les da características y nombres de los autores que destacan en cada uno de ellos, y por último, la crítica literaria se centra en el análisis de los textos. Éste se supone que es trabajo de los críticos literarios. Ése es el trabajo que hacemos en Skolastika: buscar en distintos periodos históricos momentos propicios para la creación femenina, o espacios más accesibles para ellas en busca de nombres y obras de mujeres, analizar esas obras y después intentar divulgarlo todo mediante clases, seminarios, charlas, conferencias, ponencias, artículos…o esta entrevista.

Para las clases hemos desarrollado un sistema de análisis propio: el método Skolastika. Comienza visibilizando los libros. Las mujeres que hacemos Skolastika somos famosas por ir con carritos llenos de libros a centros cívicos, bibliotecas, aulas e incluso a la universidad. Los libros se tienen que poder ver, tocar y sobre todo, leer. Y los que nosotras manejamos, proponemos, analizamos, no siempre son fáciles de encontrar, así que los llevamos nosotras que tenemos una biblioteca especializada de mas de 5000 volúmenes, todos prestables. Las clases son muy amenas y participativas, siempre lo más horizontal posible. Por supuesto, la profesora imparte la teoría y va formando en crítica literaria, pero las reflexiones y aportaciones de las participantes son igualmente importantes. La formación teórico-práctica es la que queremos que recoja nuestro manual de metodología.

Fundamentalmente consiste en revisar las herramientas de la crítica literaria, pasarles el escaner de la teoría feminista para darles la capacidad de que puedan analizar y explicar lo femenino. Así es como hemos llegado a la conclusión de que existe una literatura femenina específica, tras años de experiencia haciendo ese trabajo. Analizamos desde la teoría feminista los temas, las voces narradoras, los personajes, los espacios, los tiempos, las estructuras narrativas y los estilos. El manual que estamos elaborando es teórico y práctico. Explica cada herramienta y después propone el análisis de varias novelas escritas por mujeres como ejemplo de su uso.

¿Por qué en los centros educativos y en las universidades los autores masculinos siguen copando el grueso de la programación? ¿Crees que debieran revisarse esos cursos para ofrecer una enseñanza de igualdad?

Al principio de la entrevista he mencionado el canon. El canon es la medida de calidad, el principio que determina qué autores y libros tienen la característica de ser «clásicos» «canónicos», es decir , que su lectura siempre es actual y que sigue inspirando, gustando y estimulando a pesar de ser de otro momento. Pero el canon no es algo neutro ni objetivo, en literatura, en el arte en general nada lo es. El canon está creado por hombres, por cuatro hombres si he de ser más concreta. A mí me gusta utilizar la metáfora del canon como un «pacto entre caballeros», entre cuatro caballeros. Todos son necesarios para la creación y perpetuación del canon: el autor, el editor, el crítico y el profesor. El autor es fundamental, claro está, pero sin editor no hay libro físico, sin crítico no hay canon, pues él hace el listado y lo justifica, y por último, el profesor, el que enseña y divulga lo decidido por el crítico, que es quien elabora los materiales pedagógicos. Funciona más o menos así.

Así que fíjate la cantidad de obstáculos que ha tenido y tiene que superar una mujer para convertirse en canónica. Poder escribir siempre ha sido difícil, luego tiene que encontrar un editor que publique su libro, y claro, si es muy reivindicativo, moderno, radical… puede tener problemas, ahora los libros se pueden autoeditar pero si no se distribuyen no llegan a las librerías y entonces es como si no existieran, los críticos nunca han mostrado gran interés por las obras femeninas.

Sobre el machismo que todavía impera en la crítica española han investigado y escrito Lucía Etxebarria (que lo vivió en su propia obra) y Laura Freixas. Su Mujeres y literatura escrito en los 90 denuncia con cifras y citas la misoginia de la crítica. Lo más triste es que el que ya he mencionado antes, La novela femenil y sus lectrices, es del año pasado, y demuestra lo poco que ha cambiado en estos últimos 20 años. No parece que de momento la crítica esté muy por la labor de cambiar sus parámetros de calidad ni sus listados de obras y autores. Cada vez hay más autoras que escriben, cada vez hay más editoriales dispuestas a editarlas, aunque incluso en las editoriales más abiertas a ellas no sobrepasan el 25% de media. Ha sido necesaria la creación de editoriales femeninas o feministas y colecciones específicas para ir avanzando y normalizando la presencia de las mujeres.

Con todo, siguen quedando el ámbito de la crítica y la enseñanza. Ahí hemos centrado nuestro trabajo demostrando que la obra de las mujeres puede ser específica y distinta pero de la misma calidad que la masculina y para muchas mujeres mucho más atractiva. Pero la mayoría de los críticos, y más si son profesores universitarios, se niegan a revisar sus teorías, a aprender crítica literaria feminista, a veces incluso a leer los manuales de crítica literaria feminista más básicos, porque les obligaría a cambiar sus clases, a tener que aceptar que están dando asignaturas envejecidas, parciales y engañosas, que tienen prejuicios y mucho que aprender. No, no es algo que muchos de ellos estén dispuestos a hacer.

Por eso es tan importante que en todas las universidades haya departamentos de estudios de género, para que l@s alumn@s puedan acceder a esta nueva manera de hacer crítica, se formen para luego poder ir impartiendo clases con contenidos cada vez más paritarios. Y mientras llega eso estamos nosotras en Skolastika compensando el panorama actual, ofreciendo una enseñanza alternativa que complete la que se imparte en las universidades, institutos y escuelas. El día que las clases sean paritarias y la obra de las mujeres se imparta en el número y calidad que les corresponde empezaremos a pensar en cerrar nuestras puertas y donar nuestra biblioteca. Mientras tanto, aquí seguiremos, en nuestro guetto, como nos dicen tantas veces. Un guetto en el que estamos muy a gusto porque lo hemos elegido y estamos muy bien acompañadas. Este año impartiremos clases a más de 100 mujeres y esperamos poder seguir muchos años más. Os invitamos a conocernos mejor en nuestra pagina web (www.skolastika.net) o en nuestra escuela en Bilbao, en la calle Berastegi 1, 1º izquierda, en el departamento 10. Y aunque soy de naturaleza optimista creo que todavía nos quedan muchos años de trabajo.

Fuente: http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article19116