Las organizaciones abajo firmantes, judíos de Hispanoamérica, REPUDIAMOS la realización del encuentro de dirigentes de instituciones y comunidades judías el próximo mes de Mayo en Colombia. En dicho encuentro, auspiciado por el presidente colombiano Álvaro Uribe, el discurso de apertura estaría, según informaciones, a cargo mismo de este primer mandatario. Es absolutamente sospechoso que, sólo […]
Las organizaciones abajo firmantes, judíos de Hispanoamérica, REPUDIAMOS la realización del encuentro de dirigentes de instituciones y comunidades judías el próximo mes de Mayo en Colombia. En dicho encuentro, auspiciado por el presidente colombiano Álvaro Uribe, el discurso de apertura estaría, según informaciones, a cargo mismo de este primer mandatario.
Es absolutamente sospechoso que, sólo algunos meses después del brutal ataque a la franja de Gaza por parte del ejército israelí, estos dirigentes decidan hacerse auspiciar nada menos que por Uribe, aliado declarado del Estado de Israel y confeso admirador de las políticas genocidas que este país practica contra la resistencia palestina.
Las relaciones políticas y militares de estos dos países son de vieja data. Por ejemplo, en la década de los ochenta mercenarios dirigidos por el coronel retirado Yair Klein entrenaron paramilitares colombianos en técnicas de terrorismo. La entrada de Klein al país fue cubierta por el alto mando militar y el pago por sus servicios provino del llamado «cartel de Medellín», en particular de Pablo Escobar. El contacto con estos mercenarios se realizó por intermedio de la empresa israeli ISREX, la cual vendía armamento al Ministerio de la Defensa colombiano, desde fines de la década anterior. Aunque la justicia pide su extradición, ni el gobierno de Colombia ni el de Israel realizaron acción alguna para lograr su captura y extradición, premiando con tal negligencia a los entrenadores de criminales de lesa humanidad.
El jefe narcoparamilitar Carlos Castaño reconoció ante la prensa que él mismo había sido entrenado en Israel en técnicas de terrorismo y en coordinación con mandos militares colombianos. Castaño, del que se dice que está muerto, pero que muchos aseguran vive en Israel, es el responsable de miles de horribles crímenes contra la población civil. La ciudad de Montería, al norte del país, era el refugio de Castaño. En esta localidad colombiana, se veía regularmente al embajador israelí a mediados de los años ’90.
Como también lo han denunciado organizaciones de derechos humanos, en la actualidad el general israelí, Israel Ziv, en la reserva, asesora en asuntos de seguridad al Gobierno Colombiano. Ziv es ex comandante del regimiento de Gaza y ex comandante de operaciones. Bajo su mando están varios oficiales retirados del ejército israelí. Según han informado algunos medios de prensa colombianos, el grupo siempre está acompañado por dos coroneles colombianos y tres traductores argentinos, ya que ninguno habla castellano. El contrato por la asesoría es de diez millones de dólares, y lo firmó el Ministro de Defensa colombiano y copropietario del diario El Tiempo, Manuel Santos, a su paso por Jerusalén en febrero de 2008. Esta relación del gobierno colombiano con mercenarios israelíes ha sido denunciada por el Grupo de Trabajo de la ONU sobre el uso de mercenarios como medio de violar los derechos humanos y de obstaculizar el ejercicio del derecho de los pueblos a la libre determinación. (Este Grupo de Trabajo fue creado por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en 2005, y está compuesto de cinco expertos independientes que trabajan en sus capacidades personales). En ese viaje, el ministro colombiano encontró al primer ministro israelí, Ehud Olmert. De ahí pasó a firmar un contrato por adquisición de 24 aviones de combate Kfir. Como es de conocimiento público, Colombia es uno de los principales compradores del mundo del fusil israelí «Galil».
No es secreto, tampoco, que la decisión de Uribe Vélez del año pasado de invadir y bombardear el territorio ecuatoriano, asesinando a sangre fría a varios miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, y algunos estudiantes que se encontraban acampando junto a ellos, estuvo inspirada en las prácticas tradicionales israelíes en Palestina.
Por lo tanto, identificamos en la decisión de realizar en Colombia una reunión de dirigentes de comunidades e instituciones judías latinoamericanas y de conceder a Uribe el discurso inaugural, un eslabón más en la «cooperación» de cierta dirigencia judía con regímenes de corte fascista y aliados del Estado de Israel cuya administración controla, de facto, las orientaciones políticas de estas instituciones. Esta iniciativa constituye, además, una torpe maniobra política, a través de la cual se pretende:
1) Legitimar la discusión sobre temas espurios, tales como el supuesto «aumento del antisemitismo en la región», o las supuestas «relaciones tensas de la comunidad judía venezolana con el gobierno de Venezuela», o la supuesta «injerencia del gobierno iraní en la región», etc. etc., que no tienen basamento real más allá de los intereses propagandísticos que los originaron,
2) Colocar nuevamente en jaque al Gobierno de Venezuela, explotando las divergencias ideológicas que existen entre éste y el Gobierno del país sede de la reunión, Colombia. Pues a nadie se le escapa que el gobierno de Venezuela ha sido recientemente víctima de una campaña de difamación por parte de factores vinculados al oficialismo israelí, que no perdonan al Presidente Hugo Chávez su decisión de romper relaciones diplomáticas con el Estado de Israel como legítima reacción ante las masacres contra Palestinos. Tampoco escapa la fuerte rivalidad ideológica que existe entre Uribe y Chávez y las delicadas relaciones que, consecuentemente, existen entre ambos gobiernos y entre sectores de las naciones de Colombia y Venezuela. El hecho de discutir en Colombia sobre la supuesta «tensa relación entre la colectividad judía y el gobierno de Venezuela», por ejemplo, tiene un evidente tinte sedicioso.
3) Provocar sentimientos de rechazo hacia las comunidades judías. Sabemos que tanto el oficialismo israelí como los factores sionistas de las instituciones judías suelen nutrirse de tales sentimientos al usarlos como elemento unificador de sus filas y/o como argumento para intentar acallar o descalificar legítimas críticas y manifestaciones de repudio hacia las políticas asesinas del Gobierno israelí contra palestinos o libaneses. Es natural, lamentablemente, que la realización de una maniobra tan torpe y maliciosa como ésta tienda a producir sentimientos de rechazo contra aquellos que la orquestan, quienes, además, se autoproclaman líderes y representantes de las comunidades judías latinoamericanas. Estos representantes, afianzando lazos con una de las oligarquías más sangrientas en Sudamérica, presentarán una imagen falseada, como si todo el grupo humano «judío» de Hispanoamérica adhiriera a doctrinas y practicas de terrorismo de Estado, como las del gobierno de Uribe Vélez.
Por lo tanto, LLAMAMOS a esos dirigentes de las colectividades e instituciones judías de Latinoamérica a renunciar claramente a este nefasto plan, modificando el lugar de la reunión, eligiendo para ello alguna otra parte de nuestro vasto continente.
Sugerimos, además, que en lugar de pretender instalar a través de ella temas vinculados a meros intereses propagandísticos, que se traten otros de urgentísima relevancia para la vida de las comunidades judías, como por ejemplo:
Tema (A): Cómo acabar con la complicidad silenciosa de la mayor parte de las Instituciones de las colectividades judías con el Gobierno del Estado de Israel y sus prácticas invasoras y asesinas contra los pueblos palestino y libanés;
Tema (B): La urgente necesidad de movilizarse para que los criminales de guerra israelíes, quienes suelen declarar que actúan en defensa de los intereses de los judíos, sean juzgados y castigados;
Tema (C): Cómo conseguir que el Estado de Israel, que con la bandera del sionismo dice representar a la «nación judía», derogue sus leyes racistas. Esta medida constituiría una muestra de voluntad progresista y de acercamiento a la esencia humanista del judaísmo. En el mismo sentido, que inicie un proceso de reconocimiento de sus crímenes históricos en Palestina, que abandone las prácticas que llevaron a los mismos, seguido por un plan explícito de compensación a sus víctimas.
Judíos Antisionistas de España
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