Presentamos a continuación un boletín de análisis histórico y político respecto al proceso de la Unidad Popular y todo el proceso de autogestión de clase que se da, en los hechos, por fuera de la institucionalidad burguesa que el reformismo no cuestionaba. Estas conclusiones colectivas, aunque suscintas, reflejan el grado de maduración de la organización […]
Presentamos a continuación un boletín de análisis histórico y político respecto al proceso de la Unidad Popular y todo el proceso de autogestión de clase que se da, en los hechos, por fuera de la institucionalidad burguesa que el reformismo no cuestionaba.
Estas conclusiones colectivas, aunque suscintas, reflejan el grado de maduración de la organización respecto a los tiempos que nos toca vivir. Es así como consideramos que la línea pivotal de construcción pasa hoy en día por la generación de un Movimiento Clasista y Libertario capaz de referenciarse en los sectores combativos de los trabajadores y el pueblo. Para el FeL, la politización del espacio estudiantil trae consigo la inclusión de un subjetividad libertaria capaz de tendenciar sus dinámicas de lucha y movilización hacia una perspectiva anárquica.
Invitamos a los compañeros a discutir este documento y hacer suyo los puntos de acuerdo que tengan con él.
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Han transcurrido 34 años desde que se iniciara la dictadura de Pinochet propiciada por el imperialismo norteamericano, la burguesía nacional y las fuerzas militares. Este nuevo aniversario nos obliga a pronunciarnos sobre aspectos de trascendencia programática e histórica para contrastarlo a la luz de los últimos acontecimientos en nuestro país. Queremos de esta manera extraer lecciones, razón por la cual nuestra organización llega a las siguientes conclusiones colectivas.
La arremetida contra los trabajadores
Es necesario que una vez más hagamos sentir nuestro repudio de clase en contra del imperialismo norteamericano, que ayer al igual que hoy, fueron quienes, junto a la clase política patronal del país, ejercieron presión no solo para desestabilizar el gobierno de la Unidad Popular sino también y principalmente para echar abajo el proyecto de construcción de Poder Popular que se daba por fuera de la institucionalidad del gobierno, aún cuando en ciertos momentos este proceso era cooptado por el mismo. Y así, el imperialismo hizo suyos métodos conocidos, como el complot internacional, el hostigamiento y la intervención económica, llevados a cabo mediante oscuros mecanismos tales como la denegación de créditos de financiamiento, la creación de un mercado negro, el permanente flujo de dinero para financiar a los partidos y organizaciones de oposición (Democracia Cristiana, Partido Nacional y el grupo paramilitar fascista Patria y Libertad), el financiamiento a las huelgas impulsadas desde la clase patronal como lo fue huelga de los transportistas en el 72′ y el financiamiento a los medios de prensa que servían de tribuna y respaldo ideológico a la burguesía. Como bien sabemos, esta serie de confabulaciones fueron la base objetiva del golpe de estado materializado por las FFAA del país, suceso que permitió el posterior establecimiento de un modelo económico (ajustando el capitalismo a los nuevos tiempos) que no ha dejado de perfeccionarse, aún con el regreso a la «democracia», que no es otra cosa que la continuación de la dictadura económica, ya que la concentración del poder y de las riquezas sigue estando en las mismas minorías que propiciaron el golpe, respaldaron la dictadura y que después apoyaron la transición.
La Unidad Popular
Reconocemos en el proceso político llevado a cabo por la Unidad Popular un alto grado de adhesión y respaldo (al menos inicial[1]) de los trabajadores y los sectores populares que venían desde principios de siglo, generando las condiciones de una transformación social profunda, y que así depositaron sus fuerzas y esperanzas en este gobierno que lo veían como suyo.
Como libertarios creemos sin embargo, que no fue casual ni circunstancial la deriva reformista del gobierno de la Unidad Popular puesto que cualquier cambio propiciado desde la institucionalidad burguesa degenera inevitablemente en la ambigüedad de estar con los trabajadores y con los empresarios al mismo tiempo. Por esto, reconocemos como la muestra fehaciente de un pueblo organizado desde sus bases y germen real de Poder obrero y popular, aquellas experiencias donde los trabajadores y el pueblo llevaron a cabo, con sus propias manos, el control de sus medios de trabajo tal como fueron los Cordones Industriales, donde las industrias productivas funcionaron bajo control obrero, lo que les permitía por un lado abastecerse de sus medios de vida y por otro, encarar y frenar las arremetidas y presiones de la burguesía patronal. Valoramos también experiencias tales como los Comandos Comunales y las Juntas de Abastecimiento y Precio.
De esta manera, reivindicamos estos ejemplos de autogestión de clase que organizados a través de una horizontalidad estructurada mediante sus organizaciones populares de masas, demostraron el desarrollo de un más que incipiente germen de poder popular por fuera de los estrechos márgenes legales y constitucionales del gobierno.
En dictadura los muertos los pone el pueblo
La dictadura fascista impuesta a sangre y fuego en nuestro país fue una de las más duras en Latinoamérica, llegando al nivel de dejar tras de sí miles de muertos y desaparecidos, sumando a la infame lista aquellos compañeros y compañeras que fueron víctimas de tortura y de represión brutal. Todo lo anterior nos lleva a una desconfianza total en los Tribunales de Justicia de la burguesía, toda vez que estos no son entes neutrales sino que claramente están al servicio de un poder de clase determinado. Es así, como ésta justicia dejó impune al asesino Pinochet y a sus lacayos.
En democracia también
Como hemos dicho, la «democracia» es una continuación política de la dictadura, cuestión que se evidencia en cada uno de los luchadores muertos en los últimos años. No podemos sino homenajear a Claudia López, Alex Lemun, Daniel Menco, Rodrigo Cisternas y el reciente asesinato de Hugo, trabajador de Agrosuper, en el marco de las movilizaciones de los trabajadores de esta empresa. Sin embargo, nuestro homenaje no lo hacemos con meros «saludos a la bandera» ni declaraciones pomposas, sino que lo hacemos impulsando nuestra orientación clasista en cada barricada, en cada asamblea popular y en cada lucha contra el Estado y el Capital, ya que son éstas las expresiones de un real homenaje a todos quienes perdieron su vida y dignidad luchando. En este mismo sentido, reiteramos nuestra desconfianza y rechazo a los tribunales de la burguesía, reivindicando la movilización y la lucha como jalones reales de justicia popular ante las arremetidas del poder burgués.
Los trabajadores comienzan a despertar
De esta manera, nos hacemos parte de los miles de trabajadores (mineros y forestales subcontratados, pesqueros y portuarios) que desde el año pasado, han sabido subvertir y traspasar los aspectos de la legalidad burguesa en sus conflictos laborales, forjando por medio de la unidad en la lucha y la acción directa, los verdaderos métodos combativos del proletariado.
Y así como el proletariado se moviliza, sectores populares también lo hacen. Ejemplo de esto son los miles de estudiantes y pobladores que supieron golpear al gobierno, a través de las Tomas (de terrenos, colegios y universidades) y barricadas que, aunque lo hagan de forma incipiente, sirven de aliciente para la unidad de nuestra clase.
Con todo, a estos procesos de movilización no podemos observarlos sin rescatar lecciones. Es así, como en ninguno de ellos se ha logrado una victoria real y completa. Responsable de esto es el papel que ha jugado el reformismo, que desde las direcciones de estos fuertes movimientos, han sabido desviar las verdaderas luchas y demandas de peso en pequeñas conquistas que las hacen ver como grandes triunfos del pueblo. Por eso creemos que el reformismo no es arbitrario en sus actuaciones sino que lo hace respondiendo a sus intereses partidistas y electorales. La muestra clara de esto es el llamado para el pasado 29 de Agosto del Partido Comunista y de la CUT, a una protesta popular, que no tenía más propósito que el establecer un Pacto Político Social con la patronal, sumándole a esto la acción de mendigar cupos en el parlamento hacia la ruptura del sistema binominal. Como se puede ver, el reformismo repite la fórmula de antaño de las alianzas con la burguesía, cuyas consecuencias ya han quedado más que demostradas.
Los tiempos cambian, la lucha continúa…
Desde el FeL nos encontramos actualmente abocados a la tarea de construcción de una tendencia clasista y libertaria dentro del movimiento estudiantil, promoviendo un trabajo desde las bases enfocado a la organización para que ésta haga propios los mecanismos de la democracia directa consecuente y de la acción directa de masas como método de movilización. Para ello, hacemos hincapié en puntos programáticos históricos del movimiento libertario que nos faciliten la politización de nuestros espacios sociales.
Sumamos a esto nuestro interés en desarrollar la solidaridad y la articulación de clases a través de la unidad en la lucha (obrero-estudiantil) que se enmarque en un proyecto de mayor envergadura que apunte hacia la creación de un movimiento popular clasista, libertario y antiimperialista que nos entregue elementos tácticos y estratégicos para el desarrollo del Poder Popular en la lucha contra el Estado y el Capital.
Por los caídos de ayer, hoy y siempre
Arriba los que Luchan
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[1] Con el tiempo hubieron sectores considerados base social del gobierno que comenzaron a exigir mayor profundización de las conquistas sociales, lo que se evidencia en la carta entregada el 5 de Septiembre de 1973 (pocos días antes del golpe) por la Coordinadora Provincial de Santiago de Cordones Industriales, el Comando Provincial de Abastecimiento Directo y el Frente Único de Trabajadores en Conflicto), en el que le expresaban a Allende su preocupación ante las alianzas con las FF.AA y la Democracia Cristiana, lo que según ellos degeneraría en un intervencionismo directo del imperialismo y que la única solución a aquello era profundizar la transformación socialista pero desde las propias organizaciones de base. Lamentablemente, la predicción de estos sectores combativos no podía ser más cierta.