María Olivia Monckeberg es harto más aguerrida de lo que aparenta. Con su collar de perlas al cuello y sus ojos claros, nadie pensaría que esta señora de voz suave ha sido capaz de echarse encima a todos los pesos pesados del poder económico, político y mediático de Chile. Pero lo ha hecho y, de […]
María Olivia Monckeberg es harto más aguerrida de lo que aparenta. Con su collar de perlas al cuello y sus ojos claros, nadie pensaría que esta señora de voz suave ha sido capaz de echarse encima a todos los pesos pesados del poder económico, político y mediático de Chile. Pero lo ha hecho y, de paso, al hacerlo el año pasado ganó el Premio Nacional de Periodismo. Además publicó «Los magnates de la prensa en Chile» (de Editorial Random House Mondadori, bajo su sello Debate). Autora de varias otras profundas y polémicas investigaciones periodísticas: «Crimen bajo estado de sitio» (1986); «El saqueo de los grupos económicos al Estado chileno» (2001); «El imperio del Opus Dei en Chile» (2003); «La privatización de las universidades. Una historia de dinero, poder e influencia» (2005). Como es obvio, María Olivia no ha tenido mucha prensa.
En sus 522 páginas «Los magnates de la prensa en Chile» repasa las historias y los entramados comerciales que sostienen a El Mercurio y a La Tercera, el llamado duopolio informativo nacional, con los perfiles de sus hombres fuertes: Por Ximena Torres Cautivo y Álvaro Saieh, al que dedica un capítulo con el título «Acaparador sin límites». Y agrega al fallecido Ricardo Claro, dueño de Mega, El Diario Financiero, revistas Capital y ED; y el empresario-candidato hoy empresario-presidente Sebastián Piñera, propietario de Chilevisión y quien al momento de escribir estas letras aún no despeja la incompatibilidad entre su rol de primer mandatario y el de poseedor de un canal de televisión. Frente a este escenario es que el libro-reportaje de María Olivia Monckberger cobra máxima importancia, y entrevistarla sobre cómo cambia la situación de la prensa en Chile la asunción al poder de Sebastián Piñera también.
De entrada, afirma: «La situación de los medios de comunicación en Chile antes de que hubiera sido elegido Sebastián Piñera Presidente de la República me parecía gravísima, porque están casi exclusivamente en manos de grupos ideológicos y financieros que representan a la derecha, hoy en el Gobierno. Es palpable esa realidad en la prensa escrita, al estar bajo el control del duopolio que forman el histórico grupo Edwards, propietario de las empresas El Mercurio, y Copesa, de Álvaro Saieh, el empresario de nuevo cuño, que a la vez, es poseedor de un grupo económico que controla Corpbanca, una compañía de seguros del mismo nombre, la cadena de supermercados Unimarc, entre otras pertenencias. Los datos indican que tanto en cantidad de compradores, de lectores y de publicidad ambas grupos suman más del 85 por ciento de la prensa escrita en Chile».
De manera exhaustiva, la periodista insiste en su tema, la idea del duopolio: «Desde siempre, los diarios de la cadena El Mercurio y desde la dictadura los de Saieh -a los que se suman las revistas Qué Pasa y Paula- han sido favorables a la derecha. Por lo tanto, su línea editorial debiera ser básicamente de apoyo al nuevo Gobierno. Sólo excepcionalmente se pueden esperar miradas críticas y difícilmente un rol fiscalizador como debiera tener la prensa en un país democrático. Además, estos grupos cuentan con las radios Digital, El Mercurio, y Dial, Copesa que han ido ganando terreno en los últimos años».
Respecto de la televisión, para nuestra entrevistada la situación tampoco es auspiciosa. Sostiene: «Megavisión pertenece al grupo del fallecido Ricardo Claro y Chilevisión al propio presidente Piñera. Y en los otros dos canales importantes, lo más probable es que la influencia del nuevo mandatario aumente por razones bastante evidentes. En el caso del Canal Nacional, si bien tiene un estatuto de TV pública, hay que recordar que el presidente de Televisión Nacional de Chile será designado por el Ejecutivo y eso ya dice algo. Pero si antes, con los gobiernos de la Concertación, la influencia de los otros consejeros afines a la derecha era alta, es esperable que lo sea más. Eso puede repercutir en que más temprano que tarde, se advierta al peso de la nueva administración en su departamento de prensa. Ojalá eso no ocurra, pero la autocensura es una rémora que todavía arrastran editores y periodistas en Chile desde los aciagos tiempos de Pinochet. Se puede observar también que muchos de los nuevos ministros, subsecretarios y jefes de servicio, en su abrumadora mayoría son ex alumnos de la Universidad Católica, lo que marca una natural afinidad con el Canal 13».
-Dado su diagnóstico, la asunción al mando de Sebastián Piñera resulta casi un símbolo de la situación que denuncias en «Los Magnates de la Prensa» y que acabas de resumir.
-Efectivamente tiene algo de simbólico este triunfo de Sebastián Piñera en las condiciones de concentración mediática existente en Chile. Sin duda, los medios tuvieron mucho que ver con su triunfo. Porque más allá del desgaste de la Concertación, del carisma que pudiera tener o no el senador Eduardo Frei, creo que hubo lo que podríamos llamar «intervención electoral mediática» que influyó en los resultados. Si se analizan las publicaciones de los meses anteriores a la elección, se puede advertir que el tratamiento del proceso y de los candidatos tendió a perjudicar al candidato DC y favorecer a Piñera. Y me parece que las entrevistas y espacios otorgados a Marco Enríquez, cuando creían que no constituía un factor de peligro sino que podía implicar una resta de votos a la Concertación, formaron parte de esa estrategia. Desde otro ángulo, resalta al revisar quienes son «los hombres de Piñera» la relación estrechísima de sus «gerentes» y directivos con esos grupos económicos de los que yo hablé en «El saqueo de los grupos económicos al Estado chileno» y mis los libros sobre universidades privadas.
-¿A qué colaboradores concretamente se refiere?
-Un caso paradigmático es el del grupo Penta, uno de cuyos socios es Carlos Alberto Délano, brazo derecho y amigo de máxima confianza del Presidente. Resulta que Délano, una persona de grandes contactos con los medios, fue el organizador principal de la Teletón solidaria que se organizó para las víctimas del cataclismo del 27 de febrero, y días después supimos que asumiría la presidencia de la Fundación Teletón. Paradójicamente, Penta es una de las inmobiliarias que tiene un edificio dañado por el terremoto en Santiago. Uno se puede preguntar: ¿Se informará adecuadamente sobre las situaciones que afectan a la Inmobiliara Penta o asumir la presidencia de la Teletón en estos momentos no podría constituir un blindaje para «el Choclo» Délano? Nadie ha hablado tampoco después del terremoto, por ejemplo, de la vinculación de los grupos de poder hoy en el Gobierno con la actividad inmobiliaria. Sin ir más lejos, el propio Presidente Piñera fue uno de los socios fundadores de la Inmobiliaria Aconcagua, y es accionista de Salfacorp, la mayor empresa constructora del país. También él y sus históricos socios Andrés Navarro y José Cox tienen inversiones importantes en el Fondo de Inversiones de Infraestructura CMB. Su primo hermano Herman Chadwick es el presidente de la Asociación de Empresas Concesionarias de Obras Públicas. Tampoco se habla de las vinculaciones de otros personajes con la actividad inmobiliaria que ha sido en los últimos años una de las más rentables: Entre otros Álvaro Saieh, el alcalde de Vitacura; Iván Torrealba; el intendente de Santiago, Fernando Echeverría, que fue presidente de la Cámara Chilena de la Construcción; el de la región del Maule Rodrigo Galilea, además del grupo Penta y tantos otros que hoy son Gobierno. ¿Habrá disposición de estos personajes por tener una normativa más estricta en materia de calidad de la vivienda o de obras civiles, por ejemplo?
Podemos agregar también que Penta es uno de los «partidos» de este Gobierno. A tal punto que el canciller Alfredo Moreno era el vicepresidente del Banco del mismo grupo hasta hace unas semanas. Y que Penta también ha sido por años socio del ministro Cristián Larroulet y del ministro de Educación Joaquín Lavín en la propiedad de la Inmobiliaria dueña de la Universidad del Desarrollo y de la Corporación Universidad del Desarrollo. Uno de los hijos de Ernesto Silva Bafalluy, rector de la Univesidad del Desarrollo -quien también es socio de la inmobiliaria y de la corporación y presidente de Penta Seguros- es el jefe de gabinete de Joaquín Lavín en Educación, mientras que el otro fue recién electo diputado de la UDI.
-¿Cuál sería para ti el mejor escenario en relación a Piñera y su canal Chilevisión?
-Es impresentable lo que ocurre, ya que no parece haber tiempo ni voluntad de cuestionar que Chilevisión siga siendo de propiedad el Presidente. O que las acciones de LAN sigan subiendo de precio sin que el Presidente venda su parte. Sebastián Piñera ha dicho que no se desprenderá de Chilevisión, de la Fundación Futuro ni de las acciones del Colo-Colo, y anunció que transformará el canal de TV en una Fundación. El asunto es que una fundación no es un ente anónimo ni necesariamente filantrópico como la gente suele creer. El «fundador», que en este caso sería el propio Piñera, es prácticamente el dueño, y hace y deshace, ya que es quien decide quiénes serán los miembros del directorio y la línea de trabajo de la entidad. Por lo tanto, sería una figura legal que no cambiaría demasiado las cosas, ya que el consejo responde al fundador que desde La Moneda, en este caso, observará su marcha.
-¿Cuál sería la fórmula ideal?
-Para mí, como periodista y como profesora de la Universidad de Chile, el mejor escenario sería que «el patrono» de la principal Universidad del país, que es el Presidente de la República, hiciera un gesto realmente significativo y le devolviera el Canal a la Universidad. Esta la cedió al grupo Cisneros en los años ’90 debido a las deudas contraídas en dictadura, que la hicieron insostenible. Pero hoy más que nunca se advierte la imperiosa necesidad que la Universidad de Chile cuente con su canal de televisión, como lo manifestó el rector Víctor Pérez en la ceremonia de conmemoración de 167 años en noviembre pasado. Recuperar el canal es una causa muy sentida entre académicos, estudiantes y administrativos de la Universidad de Chile y dado el aporte que ésta hace al país, sería la ocasión para que el nuevo Presidente muestre en hechos que quiere reconstruir un país democrático y pluralista.
www.elciudadano.cl/2010/04/08/maria-olivia-monckeberg-pinera-debe-devolver-chilevision-a-la-´u´/