Recientemente, y con evidente poca cobertura de prensa, se presentó ante el Fiscal Nacional Económico una queja del periodista Manuel Cabieses, respecto de situaciones que afectan a medios de comunicación, aún independientes en Chile. Es necesario precisar que tal independencia no es respecto del Estado, es en relación a las dos grandes cadenas que con […]
Recientemente, y con evidente poca cobertura de prensa, se presentó ante el Fiscal Nacional Económico una queja del periodista Manuel Cabieses, respecto de situaciones que afectan a medios de comunicación, aún independientes en Chile.
Es necesario precisar que tal independencia no es respecto del Estado, es en relación a las dos grandes cadenas que con diferentes nombres de marcas, dominan y copan los servicios de prensa, en la forma democrática chilena.
Según esa presentación, en el año 2005, se invirtieron en publicidad en la prensa escrita y por parte del gobierno central y demás instituciones del Estado, recursos que en un 48% fue para los diarios de la empresa El Mercurio y un 29% para los del grupo Copesa (La Tercera); concentrando en ellos un 77% .
Es posible adicionar aún más datos sobre este tema y el control de las cadenas de El Mercurio y la Tercera, las que controlan más del 85% de la prensa escrita: diarios, revistas, periódicos, de circulación nacional, regional y hasta comunal.
A la ciudadanía se le informa desde una moneda comunicacional que tiene una sola cara, y ciertamente ninguna posibilidad de caer de canto y mostrar, siquiera, un pudoroso sentido de equilibrio.
El sistema de libre mercado que supone muchos compradores y numerosos vendedores, no existe, se fusiona, deja de tener el alma que le da sentido; la competencia.
Más áun, basta revisar la historia reciente para observar el rol de Caballo de Troya que este tipos de medios jugó para desestabilizar las institucionalidades democráticas de América Latina; pero es ciertamente más conmovedor, observar que la gran pequeña mayoría de los «medios independientes» se dejan educar, instruir y conducir en seminarios y talleres, organizados y promovidos por entidades de estas dos cadenas; para que sean como ellos, aunque por cierto asegurando que nunca tendrán su envergadura de caballo Troya, y así, por causa del simplismo y la comodidad, por más esfuerzo que hagan; si lo hacen, siempre pagaran el costo de existir manteniendo un reducido tamaño: serán así, a lo más, atractivos; pero de poco tamaño: serán como «medios de comunicación» sólo caballitos Falabella.