Raúl Paiba Cossíos es licenciado en Estadística y originario de la ciudad de Trujillo, norte de Lima, Perú. Pero es refugiado político en Chile desde hace casi dos décadas. Actualmente es Secretario General del Partido de Ollanta Humala, Gana Perú en el país de Salvador Allende, equipo humano que se gestó con peruanos migrantes durante […]
Raúl Paiba Cossíos es licenciado en Estadística y originario de la ciudad de Trujillo, norte de Lima, Perú. Pero es refugiado político en Chile desde hace casi dos décadas. Actualmente es Secretario General del Partido de Ollanta Humala, Gana Perú en el país de Salvador Allende, equipo humano que se gestó con peruanos migrantes durante la candidatura del flamante Presidente Humala. Se puede escribir una excelente conversación con él al costado de la Catedral de Santiago de Chile, suelo multicultural y predominantemente de colores y sabores limeños.
LA HISTORIA DE PAIBA
Hace poco menos de medio siglo, Raúl Paiba, después de ser dirigente estudiantil en Trujillo se trasladó a Cerro de Pasco (4.200 metros de altura), territorio eminentemente significado por la minería cuprífera, donde ejerció la docencia universitaria desde 1975. «Más tarde vinieron los tiempos difíciles de las insurrecciones en Perú», dice Raúl. En 1985 «me retiré de Cerro de Pasco porque el gobierno la declaró zona de ‘subversivos’, y los buscaba dentro de la universidad». En la universidad estatal de Cerro de Pasco, la comunidad desarrolló un plan de estudios ligado a las necesidades de la población minera, sobre todo en las áreas de salud de medicina, enfermería y odontología. «Tengo entendido que apenas ahorita de inauguró en la universidad de Cerro de Pasco la facultad de Ciencias de la Salud».
En los 80′ del siglo anterior, el Presidente de la Federación de Estudiantes de todo Perú era del paisaje andino de Cerro de Pasco. Por ello, también la agrupación universitaria de la zona logró resistir la violenta intervención militar de la época. «Entonces comenzaron a desaparecer varios profesores. Algunos fueron asesinado en plena clase por encapuchados», cuenta Raúl y añade que «cuando debí marcharme, ya iban 37 muertos, entre estudiantes y académicos». En octubre de 1985, Raúl Paiba viajó a Trujillo a exponer una investigación estadística y el Ejército aprovechó su ausencia para hacer estallar su casa por los aires.
«Cuando ocurrió la explosión yo era Secretario Nacional de Defensa de la Federación de Docentes Universitarios del Perú (Fendup). Es decir, cumplía labores de protección gremial de los docentes abusados en sus derechos», relata Raúl, «y además teníamos la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos, de la cual la propia universidad junto a los sindicatos mineros eran su constituyente para intentar detener los atropellos militares».
Luego de ser destruida su casa, Raúl Paiba se trasladó al norte de Perú, a trabajar esta vez en la Universidad Pedro Ruiz Gallo de Chiclayo, casi en la frontera con Ecuador. «Allí logramos con docentes y estudiantes que la universidad adquiriera una mirada desde el desarrollo de la gente del territorio. Y estando en ese proceso, en 1990 gané la Vicepresidencia de la Fedup en la zona de Lambayeque, y la Secretaría de Relaciones Internacionales a nivel nacional. Ya contábamos con Alberto Fujimori dirigiendo el gobierno central y avanzando sobre las universidades para aplicar lo que él llamaba ‘el exitoso modelo chileno educativo’ que nosotros desconocíamos por completo» recuerda Raúl.
-¿Y cómo se realizaba la aplicación del ‘modelo educativo chileno’?
«Evitando que los estudiantes participaran de las votaciones para elegir a las autoridades de la entidad; y privatizando a través de la subcontratación los servicios que realizaban los funcionarios universitarios.»
Ese período coincidió con la aparición en la provincia del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), donde ya existía Sendero Luminoso. Pasó luego que el Estado detuvo al estudiante universitario Gerardo Cava, cuyo hermano había muerto en un enfrentamiento con el Ejército. Y Gerardo fue conminado como condición para salir en libertad, a canjear su prisión, acusando al estadístico Raúl Paiba de líder del MRTA en la zona ante la fiscalía. «Pero Gerardo ni siquiera fue mi alumno, cuestión que la propia universidad certificó. Mientras duró la investigación yo estuve preso cinco meses» informa Paiba, «y después Gerardo dijo la verdad, manifestando que yo no tenía ninguna relación con él. Por tanto, yo quedé en libertad incondicional. Pero de regreso a la universidad intentaron eliminarme físicamente un par de veces. En esas circunstancias, la Iglesia Católica me sugirió abandonar el país mediante la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprode). La institución me conectó entonces (1992) con el Servicio Universitario Mundial en Chile. Atravesé la frontera, pero en Santiago me enteré que el SUM ya no existía. Afortunadamente sí estaba el Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados. De ese modo me convertí hace 19 años en refugiado político. Y recién en 1995 pudimos organizar el Comité de Refugiados en Chile con el objetivo de promover y defender los derechos de los migrantes y refugiados de todos los países. La organización no se limitó a los refugiados políticos, sino que a los migrantes en general. Como en Chile si no tienes cédula de identidad no existes, logramos que se nos atendiera en los servicios sanitarios de emergencia; y obtuvimos para las mujeres embarazadas una ‘visa temporaria’. Ello es un problema, porque el niño simplemente queda sin patria por ser ‘hijo de extranjero transeúnte'».
LA HORA DE OLLANTA
-El pueblo peruano ha pasado por un período muy duro en las últimas décadas. Y no sólo me refiero al fujimorismo, sino también a la última administración súper liberal de Alan García. ¿Qué comporta la victoria del Capitán Ollanta Humala para los peruanos en Chile y por qué ven en él una esperanza?
«Nosotros realizamos una campaña electoral por Ollanta también debido a la presencia del fujimorismo a través de la candidatura de su hija Keiko Fujimori. Y logramos destruir el terror de muchos peruanos que miraban a Ollanta con recelo debido a una campaña del terror a favor de Keiko. Los empleadores chilenos de las trabajadoras peruanas de casa particular les decían que si votaban por Humala habría guerra entre Chile y Perú, y ellas serían las primeras en ser eliminadas. Por otra parte, hemos conseguido que se atienda el problema migratorio, que es un ámbito muy sensible para Perú. Creemos que debe existir un Programa de Retorno. Tiene que haber convenios bilaterales al respecto. En Chile tenemos problemas con los fondos reunidos como trabajadores en las AFPs, donde los ahorros de los peruanos se quedan en Chile. Hasta ahora nos resulta imposible revalidar algunos títulos universitarios, sobre todo los ligados a las Ciencias de la Salud. El libre tránsito de las fronteras no es respetado por Chile. ¡La Ley Migratoria en curso es de 1974!»
-¿Pero qué ocurre con los convenios firmados en Unasur en ese plano?
«Funcionan con Bolivia, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay. Menos con Perú y Colombia. Y eso origina abuso laboral, porque sin contrato se torna absolutamente informal el trabajo.»
-¿De dónde viene la discriminación?
«Yo creo que son todavía resabios de la Guerra del Pacífico (1879-1883). ¡Los europeos llevan dos guerras mundiales y ahora tienen una sola moneda y libre tránsito!»
-Es de suponer que los peruanos migrantes quieren regresar a su país…
«Por cierto, pero carece de los recursos para hacerlo. En Extranjería el peruano tiene que pagar una multa que no baja de los $ 200 mil pesos (US$ 435).»
-¿Cómo vive el migrante peruano en Chile?
«Los que peor viven son los hombres por no poder acceder a ningún tipo de contrato. Son los más explotados por los contratistas. Muchas veces ni siquiera son canceladas las faenas en que laboran. Y no hay fiscalización estatal ante el abuso. Y las mujeres embarazadas carecen de fuero maternal. Hay una cultura del miedo sobre los migrantes.»
-¿Y cómo son tratados los migrantes chilenos en Perú?
«El migrante chileno en Perú es empresario en su enorme mayoría. El Tratado de Libre Comercio entre Chile y Perú de 2006 no es equitativo. Un chileno puede irse a Perú hasta con sus mascotas, mientras que el peruano debe contratar sólo personal y trabajadores chilenos. Eso es lo que llamó Alan García ‘facilidades para el incentivo de la inversión’. Pero se trata de una inversión que no construye, que sólo compra grandes complejos comerciales, supermercados, gran venta al detalle. La uva chilena sale a través de Perú, por ejemplo. Asimismo, existen casos de peruanos que compraron maquinaria en Chile, pero no tiene el modo de llevarla allá.»
-¿Y las condiciones de habitación de los peruanos en Chile?
«Para hacer un contrato de arriendo aquí, hay que tener cédula de identidad. Y ese es el grave problema. No hay justificación para que no se nos dé cédula de identidad. Antes muchos peruanos arrendaban piezas a un chileno. Eso ha cambiado: ahora hay peruanos que arriendan habitaciones a peruanos y si existe atrasos en el pago del agua, por ejemplo, el arrendatario peruano se cobra con bienes. Estamos hablando de hermano contra hermano.»
-¿Y dónde entra a tallar Ollanta Humala en este contexto?
«Ollanta tiene otra mirada del migrante. El Consulado ya no debe ser más una notaría cara para entregar documentos. Ahora habrá una oficina de atención permanente a los migrantes. Humala está revisando una eventual Ley de Retorno, basada en algún incentivo económico para poder regresar a Perú. Hoy muchos compatriotas que viven en Perú nos miran casi como ‘traidores’ por trabajar aquí en Chile. No les importan las remesas que ingresamos a la economía peruana ni entienden por qué tuvimos que venirnos. Esa versión tiene que cambiar.»
-¿Qué aspectos relevas del programa de gobierno de Ollanta?
«Enfrentar con seriedad el problema de la jubilación, debido a la imposición del sistema privado de Administradoras de Fondos de Pensiones, como el que hay en Chile. Humala está planteando pensiones de gracia. También va a evaluar la increíble cantidad de universidades privadas que funcionan en Perú. Y en materia de recursos naturales, se plantea ‘el gas para los peruanos’; detener la privatización del cobre y oro alentada por Alan García; y acabar con la flexibilidad laboral. Para nosotros lo más importante es que los beneficios devenidos de las materias primas vayan al pueblo trabajador. Tiene que haber impuestos frente a la explotación privada de los recursos naturales agotables. Y a nivel internacional, nos interesa sobre todo la unidad latinoamericana en todos los aspectos. Y naturalmente estamos de acuerdo con una salida al mar para Bolivia por parte del Estado chileno. Y deseamos terminar con los feriados bélicos. La paz entre los pueblos es una viga maestra para nosotros.»
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