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Los modelos socialistas

Fuentes: Rebelión

«Socialista es aquella sociedad donde está asegurado el derecho al trabajo propio y negado el derecho de apropiación de trabajo ajeno» En su trabajo «Sobre el impuesto en especie» Ilích Ulianov afirmaba lo siguiente: «No ha habido, a mi juicio, una sola persona que, al ocuparse de la economía de Rusia, haya negado el carácter […]

«Socialista es aquella sociedad donde está asegurado el derecho al trabajo propio y negado el derecho de apropiación de trabajo ajeno»

En su trabajo «Sobre el impuesto en especie» Ilích Ulianov afirmaba lo siguiente: «No ha habido, a mi juicio, una sola persona que, al ocuparse de la economía de Rusia, haya negado el carácter de transición de esa economía. Ningún comunista ha negado tampoco, a mi parecer, que la expresión «República Socialista Soviética» significa la decisión del Poder de los Soviets de llevar a cabo la transición al socialismo, mas en modo alguno el reconocimiento del nuevo régimen económico como socialista». Y añade estas otras palabras: «¿Qué significa la palabra transición? ¿No significará, aplicada a la economía, que en el régimen actual existen elementos, partículas, pedacitos tanto del capitalismo como del socialismo?». Por último, enumera esos elementos: economía campesina patriarcal, pequeña producción mercantil, capitalismo privado, capitalismo de Estado y socialismo».

Creo que estas palabras de Ilích Ulianov expresan la encrucijada en la que se encuentran todos los modelos socialistas realmente existentes o supuestos. Antes de la reforma promovida por Deng Xiaoping, la economía china era una economía absolutamente socialista, pero sus fuerzas productivas se desarrollaban muy lentamente y esto daba como resultado un socialismo pobre. La reforma económica supuso la eliminación del carácter absoluto del socialismo y su constitución como un elemento más, aunque dominante y mayoritario, juntos a otros elementos: economía mercantil, capital privado y capitalismo de Estado. Por eso, la economía de China es una economía de transición. ¿Está asegurado el triunfo del socialismo sobre la economía capitalista y la economía mercantil? Yo creo que no. Todos sabemos que la corrupción económica en China desde la reforma ha crecido como la espuma, que en la mayoría de los casos de corrupción siempre están implicados altos cargos del Estado y del Partido Comunista, y que el Estado actúa contra los infractores de manera muy dura: con cadena perpetua y con la pena de muerte. Creo que con esto el Estado chino quiere asegurar el carácter socialista de la sociedad. La lucha del socialismo contra el poder corruptor del dinero y contra el capital privado será una batalla muy larga y muy dura. De manera que no podemos asegurar de quién será la victoria definitiva. Esta victoria estaría asegurada sí en Europa occidental se llevara a cabo una revolución socialista.

Cuba se encuentra en la misma encrucijada económica, lo que sucede es que no quiere dar marcha atrás, se niega a hacer concesiones. Como decía Celia Hardt de un modo harto metafísico: «Cuba o es socialista o sencillamente no lo es». Ya se da un paso hacia delante, en el camino da la dialéctica, cuando se afirma que la contradicción fundamental en el mundo de hoy es la existente entre capitalismo y socialismo. Pero hay que dar un paso más en dicho camino dialéctico: debe haber transición entre los contrarios. Cuba se niega a que haya transición entre el capitalismo y el socialismo. Se sigue identificando el dinero con el capital y el mercado con el capitalismo. Se sigue pensando como rasgo esencial del socialismo que la economía sea planificada. Se sigue bajo las influencias idealistas del Che Guevara. Señalaba Fidel del Castro, en uno de sus últimos discurso, que Cuba será una sociedad de conocimiento y no una sociedad de consumo. Enfrenta el conocimiento al consumo, la riqueza espiritual a la riqueza material, el estilo de vida asceta al modelo de vida materialmente pletórico. Pero lo que demanda la sociedad cubana es aumentar sus niveles de consumo y, por lo tanto, su enriquecimiento material. Cuba es una sociedad socialista, pero pobre. Para salir de esa pobreza es necesario que existan libertades mercantiles, dar cabida al capitalismo privado y desarrollar el capitalismo de Estado.

En lo que se refiere al llamado socialismo del siglo XXI, promovido por Chávez en Venezuela, vienen muy al hilo las palabras de Ilích Ulianov: no hay que confundir la decisión del Poder estatal de llevar a cabo la transición al socialismo, con el reconocimiento de la sociedad venezolana como socialista. El socialismo venezolano existe sólo de momento como voluntad, como pensamiento, no como realidad. Creo sinceramente que el socialismo del siglo XXI es el socialismo chino, que representa el socialismo nuevo, el socialismo de mercado, frente al socialismo viejo: el socialismo de economía planificada.

Evo Morales, según cuenta Dieterich en un artículo publicado en Rebelión el 27 de diciembre de 2005, piensa que dentro del modelo socioeconómico del MAS (Movimiento al socialismo) no es posible que conviertan a la Madre Tierra en una mercancía. Debe ser que Evo Morales cree que las diferencias sociales entre los hombres las crea la forma mercantil de la riqueza. Pero esto es un pensamiento erróneo. El problema no está en que la tierra adopte la forma de mercancía, sino en quién es el propietario, si es el que la trabaja o el que no la trabaja, cuánta cantidad de tierra se posee, y si se trabaja por sí misma o es medio de apropiación de plusvalía por el concurso de trabajo ajeno. El problema no está en que la tierra sea una mercancía, sino en que sea un medio para apropiarse de trabajo ajeno. Se trata de luchar contra el capital, no contra las mercancías.

Dieterich, según el citado artículo, le pregunta a Evo Morales: ¿Que entienden tú y el MAS por socialismo? Y respondió lo siguiente: «Vivir en comunidad y en igualdad». Y cuando más adelante Dieterich vuelve a insistir preguntándole, ¿el modelo económico del MAS se asemeja más al de Lula, al de Cuba o al de Hugo Chávez?, Evo Morales respondió lo siguiente: «Yo creo que es algo más profundo, es un modelo económico basado en la solidaridad, la reciprocidad, la comunidad y el consenso». Aunque con estas palabras, «comunidad», «igualdad», «reciprocidad» y «consenso», se quiere dar expresión al socialismo, en verdad son conceptos de la burguesía. Y como dice Marx en El Capital, la esfera de la circulación o del intercambio de mercancías era en realidad un verdadero edén de los derechos innatos del hombre: libertad, igualdad, propiedad y provecho propio. Es decir que aquellos conceptos de Evo Morales, que él los tiene por profundos, tienen sus raíces en la circulación de mercancías, esto es, en el mercado. También los conceptos de solidaridad y consenso son conceptos burgueses.

El rasgo económico que caracteriza al régimen capitalista es el derecho que tienen unos hombres a apropiarse de trabajo ajeno. De manera que una definición esencial del socialismo sería la siguiente: sociedad donde está asegurado el derecho al trabajo propio y negado el derecho de apropiación de trabajo ajeno. Es fundamental también a la hora de definir el socialismo hablar de la propiedad sobre los medios de producción, circunstancia de la que se olvida por completo Evo Morales. En este aspecto la definición de socialismo sería la siguiente: sociedad donde la propiedad pública sobre los medios de producción predomina sobre la propiedad privada. El tercer aspecto a tener en cuenta en la definición de socialismo afecta al mecanismo empleado para desarrollar las fuerzas productivas: el plan o el mercado. No debe caerse en el juego del liberalismo, que sigue hablando del libre mercado cuando hace ahora mismo un siglo que dejó de existir. El mercado es, en parte, un mercado monopolista, y en parte, un mercado intervenido. Pero en general el mercado es un mecanismo económico para desarrollar las fuerzas productivas y no un rasgo esencial que defina al capitalismo. Y el cuarto aspecto a tener en cuenta en la definición del socialismo moderno afecta a las concesiones al capitalismo: el socialismo necesita de momento de la pequeña producción mercantil, del capital privado y del capitalismo de Estado para poder existir.